Un equipo gris y temeroso

No pasó problemas, aunque en ocasiones se vio desbordado por su banda. Un centro ofensivo y nada más.

Más activo en los balones aéreos que en anteriores partidos, pero cometió dos graves errores: uno en área propia, que no acabó inexplicablemente en gol de Castro, y otro en área del rival. Con todo a su favor para marcar, remató con el hombro. Era la última acción del partido.

No pasa apuros, resuelve con soltura determinadas acciones, pero se gana tarjetas innecesarias y, en ocasiones, cae presa de su corazón. Debe aprender a defender con las manos pegadas al cuerpo y más en balones laterales. Si no sufrirá mucho.

Volvía al lateral izquierdo, aunque acabó por la derecha. Si en la primera parte pasó desapercibido, en la segunda el Cartagena buscó el ataque por su espacio y lo encontró en varias ocasiones.

No cogió el sitio en ningún momento. Corrió mucho, vio una amarilla que acarrea sanción, y pudo ver alguna más.

Desaparecido durante muchos minutos. Volvió a ser el jugador gris de la mala época de la UD Logroñés. Si no está en contacto con el esférico, su rendimiento y el del equipo bajan notablemente.

Lo mejor, los últimos diez minutos del partido. Pudo marcar y puso un buen balón al corazón del área. Hasta esa recta final, ausente por completo. No desbordó en ningún momento.

Muy gris y, además, fue expulsado cuando ya estaba en el banquillo/grada.

No destacó ni una individualidad suya sacó del atolladero a su equipo, pero al menos lo intentó hasta el último suspiro y fue capaz de poner un balón de gol en el tiempo añadido.

Apenas entró en contacto con el esférico. Sigue trabajando defensiva y ofensivamente, pero en esta última parcela es un Quijote del fútbol, solo contra todos. Resulta llamativo que sus dos remates fueran de cabeza.

Entró con el marcador en contra y ante el riesgo de que la UD Logroñés se quedase con un jugador menos porque Sierra estaba sancionado con una amarilla. No logró cambiar el rumbo del partido, aunque dio otro aire a la medular, favorecido también por el repliegue visitante.

Con su inclusión, Iñaki retrasó su posición en la banda izquierda. Buscó terrenos centrales y el apoyo, pero no logró abrir brecha en la zaga visitante.

Hacía un tiempo que no jugaba, pero no ha cambiado. Sus pocos minutos se resumen en una amarilla innecesaria y en ninguna acción futbolista para el recuerdo.

Poco más de dos minutos sobre el césped en los que no entró en contacto con el balón.

El mismo tiempo que Roni en el campo y un disparo que se fue a la grada.