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El acusado, en una de las sesiones de juicio celebradas en la Audiencia Provincial de La Rioja. Juan Marín
Juicio por el crimen de Los Lirios

La víctima tenía un corte en el cuello y otro en el corazón que descartan el suicidio, afirman los forenses

Cualquiera de las dos heridas que presentaba cuando fue hallada en su domicilio invalidaría a Mercedes a hacerse el resto de incisiones

Carmen Nevot

Logroño

Martes, 28 de octubre 2025, 11:37

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Los médicos forenses que efectuaron la autopsia al cuerpo de Mercedes, de 56 años, asesinada en su domicilio en la madrugada del 13 de octubre de 2020, descartaron «de manera completa» el suicidio al hacerle la autopsia. Aunque en la primera llamada que recibieron les comunicaron que había una mujer que se había quitado la vida, al llegar y observar la escena del crimen, es decir, la posición y la ubicación del cuerpo en el vestíbulo, la cantidad de sangre, la pluralidad de las heridas y el desorden localizado de la vivienda, ésta no concordaba con la teoría del suicidio.

En la séptima sesión de juicio por el crimen de Los Lirios que se celebra en la Audiencia Provincial contra A. E. M., de 61 años, por presuntamente asesinar a su esposa, los médicos forenses Eva Guillorme, Julio Irigoyen y Beatriz Moreno (que ha asistido de apoyo) han explicado este martes que descartaron «completamente el suicidio» cuando efectuaron la autopsia a Mercedes. La víctima tenía una herida profunda que le seccionó la vena yugular y varios cortes de tentativa superficiales por encima y por debajo de ésta compatibles con suicidio y con homicidio, pero además, tenía otros cinco cortes, uno de ellos en la región mamaria que le atravesó el corazón.

Ambas lesiones, la del cuello y la del corazón, a su juicio, descartan de plano la teoría del suicidio porque si una persona se quita la vida degollándose se produce una rápida hemorragia y, como consecuencia de ésta, un estado de hipotensión que inhabilitaría a la persona a hacer nada más y «en este caso quedan otras cinco heridas que han necesitado mucha fuerza para producirse». «Es difícil pensar que una persona que se acaba de cortar la vena yugular sea capaz de infligirse otras cinco heridas con esa intensidad, y si pensamos que la primera fue la del corazón, la sección invalidaría a la persona a hacer cualquier otro movimiento», han insistido.

Los forenses desconocen el orden de unos cortes que fueron próximos en el tiempo, «son penetrantes y se efectuaron con un arma monofilar» compatible con el cuchillo que se encontraba en el suelo junto a la mano izquierda de la fallecida. No obstante, a preguntas de los miembros del jurado, los peritos han explicado que les parece más adecuado pensar que la herida del cuello fue la primera. La víctima, además, no tenía marcas de defensa o de lucha. En cuanto a la data de la muerte, han señalado que es lo más difícil de precisar porque la muerte es un proceso y no un momento concreto, aunque, por la rigidez y el humor vítreo, lo más probable es que se produjera entre la 01.00 y las 06.00 horas del 13 de octubre de 2020.

Sin embargo, para una médico forense que efectuó un contrainforme a petición de la defensa, el fallecimiento se situaría entre las 10.30 y las 14.00 horas del 13 de octubre porque un cadáver se queda rígido a partir de las 12 horas y el de la víctima, según reflejaron los forenses que acudieron al lugar del crimen y así lo plasmaron en su informe, «no estaba rígido total». Por tanto, la muerte, según esta perito, que ha reconocido que ella no examinó el cadáver, no se pudo producir entre las 01.00 y las 06.00 horas como aseguran los forenses citados por la Fiscalía.

Mercedes fue atacada «de manera sorpresiva»

En la misma sesión ha declarado un inspector jefe de la policía Nacional de la brigada provincial de Policía Judicial, que fue la máxima autoridad policial que investigó el crimen. Durante su intervención, ha relatado que todo se descubrió cuando el acusado llamó al 112 diciendo que se había encontrado a su mujer en un charco de sangre. A partir de ese momento se activaron todos los protocolos. Los funcionarios acudieron pensando que se iban a encontrar un suicidio porque el procesado verbalizó en varias ocasiones que su mujer se había quitado la vida, pero cuando llegaron allí vieron que la escena era incompatible con un suicidio. «Las primeras impresiones no cuadraban». Además, en la entrada había un bolso tirado en el suelo y en el dormitorio principal una cajonera revuelta, «se había hecho una burda manipulación de la escena, se había intentado simular un robo para que nos confundiéramos y no supiéramos muy bien qué había ocurrido», ha narrado.

Las declaraciones tomadas a partir del día siguiente a familiares, amigos y vecinos desvelaron, según el inspector, que la víctima y el acusado tenían vidas muy diferentes. Mientras él no entraba en casa, «llevaba una vida alegre» y «muchos días llegaba bebido», ella era una mujer que estaba sola y «llevaba una vida muy recogida, muy de ama de casa». Los testigos también les dijeron que Mercedes tenía tomada la decisión de separarse de A. E. M. si a su hijo le iba bien la vendimia de 2020 y «ese año le fue bien». «Estábamos -ha dicho- ante una persona víctima de malos tratos».

Preguntado por qué todo apuntaba al acusado, ha explicado que «nadie tenía ningún interés en acabar con la vida de Merche. La única persona que pudiera tenerlo era su marido. No había nadie más, no tenía problemas económicos, ni laborales».

Este mismo agente ha relatado que la noche del 12 al 13 de octubre el teléfono del acusado estuvo apagado. Pasadas las 21.00 horas llamó a su mujer y a las 21.20 recibió una llamada de su hermana, fue la última antes de apagar el terminal. La antena de telefonía le situaba en un pueblo que no era Gumiel. No volvió a encender el dispositivo hasta las 08.47 del 13 de octubre, por tanto, no pudieron seguir su rastro durante la madrugada en la que supuestamente asesinó a Mercedes.

El procesado, ha añadido, en septiembre de 2020 se compró un teléfono marca Huawei en el centro comercial Berceo porque se le había averiado el anterior. Cuando le detuvieron, el modelo que tenía entonces era otro que había adquirido el 30 de octubre en un establecimiento de Haro, un día después de que un inspector le acompañara al domicilio familiar a recoger ropa tal como él lo había solicitado. Cuando le preguntaron si era el mismo dispositivo que había adquirido en el Berceo, él dijo que sí. «Nos quiso ocultar que se había deshecho de él». De este modo, «nos impedía acceder a los datos que hubiera en el terminal que el acusado tenía en el momento de la muerte de su mujer».

De acuerdo con su versión, el crimen se gestó en la mañana del 11 de octubre. A su juicio, ambos habrían discutido porque él se iba a Gumiel de Mercado y no acompañaría a su mujer el día 14 a la cita con el tribunal médico en la que previsiblemente le iban a dar el alta después de meses de baja por una lesión en la espalda. En la conversación del día 12, pasadas las 21.00 horas, ella le habría recriminado que no le acompañara al médico y «él le diría ya voy». Las llaves de la vivienda de Mercedes aparecieron en la mesa de la cocina cuando, según declaró un sobrino de la víctima, ella era una mujer miedosa y siempre dejaba las llaves puestas en la puerta «sólo las quitaba si iban a ir a casa su marido o su hijo, por tanto, es más que probable que A. E. M. hizo uso de sus llaves y entró. A partir de ahí, seguramente despertó a Merche, entendemos que se desató alguna discusión que se le fue de las manos y provocó lo que provocó».

«Interpretaciones y sospechas»

Ante estas declaraciones, la defensa sostiene que todo se basa en interpretaciones y no hay pruebas. También ha cuestionado que la data de la muerte a la que este martes se han referido los médicos forenses no se puso en el informe forense y le ha preguntado al inspector por las pruebas de cargo y sobre cómo puede saber que se produjo una discusión entre el matrimonio. El agente ha dicho que son «sospechas».

Acerca de cuándo concluyeron que A. E. M. era el autor, el inspector ha indicado que tras la tercera declaración de su hijo el 23 de junio de 2021 que ha calificado de «contradictoria». El joven «ni siquiera estaba seguro de si había desayunado con su padre» la mañana del 13 de octubre.

Preguntado por el resultado incriminatorio de las diligencias de investigación, ha señalado que no hubo tal en la intervención telefónica, tampoco en el oficio a la empresa de seguros con la que Mercedes tenía contratada una póliza, ni de las imágenes de las cámaras adyacentes al portal de la víctima en los Lirios en las que no aparece el procesado «porque no pasó», ni del trayecto de Gumiel a Logroño «porque no se pudo determinar», ni de las testificales. «De las declaraciones contradictorias del hijo de A. E. M. extraemos muchas sospechas, pero no hay resultado incriminatorio», ha explicado el agente.

La defensa de A. E. M. ha insistido, como ya hizo en la primera jornada de juicio, en que no aparecen las imágenes de las cámaras adyacentes entre la 01.00 y las 05.00 del 13 de octubre.

Peticiones

La Fiscalía y la acusación particular sostienen que el acusado, que se enfrenta a 22 años de cárcel por un presunto delito de asesinato con alevosía, en la madrugada del 13 de octubre de 2020 viajó a Logroño desde la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado, adonde se había trasladado días antes para ayudar a su hijo en las labores de vendimia, acudió al domicilio familiar y allí, tras conocer que ella quería separarse, presuntamente la asesinó. Para la defensa de A. E. M. los hechos no ocurrieron como los relatan las acusaciones y, por tanto, el procesado sería inocente.

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