Paloma Castro | Delegada de la Aemet en La Rioja

«Que el verano se adelanta es una sensación real, está pasando»

– La Rioja viene de una primavera históricamente cálida y se dirige hacia un verano caluroso. ¿Es algo puntual o debemos preocuparnos?

– No solo en La Rioja, se trata de una situación insólita en España, donde la temperatura media durante esos meses ha sido de 14,2 grados, 1,8º más que la media. En las series históricas, desde los años 60 hasta los 80 se dan anomalías negativas (primaveras más frías), desde los 80 hasta el año 2000 son variadas, pero desde ese momento los registros siempre han sido positivos.

– Calor sumado a escasas precipitaciones provocan una situación extrema.

– Las precipitaciones primaverales no se han aproximado a los registros medios a excepción de mayo, pero ese agua ha caído en forma de chubasco, por lo que la mitad se pierde por escorrentía. Ha sido una primavera muy seca y muy cálida en toda La Rioja.

– Da la sensación de que primavera y otoño se van diluyendo en favor del verano. ¿Es verdad?

– Más bien el verano se adelanta. Aunque 'oficialmente' se tiene como referencia el 21 de junio, ya el día 15 se llega a 35 o 40 º. Es una sensación real, está pasando.

– Las evidencias marcan un claro calentamiento global.

– Es evidente que las actividades humanas están calentando la atmósfera por los gases de efecto invernadero. Los modelos globales de proyección en La Rioja, con una RIP [una proyección teórica de una trayectoria de concentración de gases de efecto invernadero] de 8.5, la más alta, habla de que en La Rioja, en 2060, la temperatura subirá cuatro grados. La constatación clara es que el clima no es el que era. Como se verifica año, tras año, tras año... mucho puede ser debido al cambio climático, donde lo que más influye es el consumo energético y el de combustibles fósiles. La gente se mueve y eso es consumo energético que mete más COA en la atmósfera.

– ¿Qué piensa un científico cuando escucha a un político negar el cambio climático?

– Pensamos que no son científicos, que puede ser gente ignorante que no ha tenido series de datos analizadas. No nos tiramos a la piscina sin evidencias. Somos técnicos, un meteorólogo no hace política, pero la observación analítica y científica nos dice eso.

– En La Rioja, una de las preocupaciones asociadas al clima está en la agricultura, especialmente en el viñedo.

– Un estudio de la UR para la zona de la DOC, con series del año 50 al 82 y del 83 al 2014 constató que, si en precipitaciones no se podía hablar de conclusiones, en Rioja Baja y Media sí que se registraba un alza de temperaturas cercano o superior a un grado. Hay que elaborar estudios estadísticos (grado, crecimiento de la vid, ciclo de crecimiento...) y hacer ajustes.

– También se ha hablado mucho de la aridez, de la desertificación del valle del Ebro.

– Los meteorólogos miramos al cielo, aunque es cierto que todo interacciona. Hay una tendencia a la aridez, los procesos avanzan, pero no hay que ser alarmistas en La Rioja. En el sur y en el centro de la Península la situación es más grave.

– La sociedad vive cada vez más pendiente de las predicciones del tiempo. ¿Cuenta La Rioja con suficientes estaciones?

– Acabo de llegar al cargo y lo que tengo, lo valoro mucho. Contamos con una decena con las que realizamos nuestro trabajo de la mejor manera posible. Pero es evidente que con cuantas más contemos, mejor. Ahora desde Aemet hay una mejora de radares y habrá más dinero, con más estaciones para el valle del Ebro (Aragón, Navarra y La Rioja), pero hay que recordar que nuestras estaciones no son las de un aficionado, que requieren una inversión de más de 50.000 euros, además de mantenimiento.

– En los últimos tiempos se repiten los avisos amarillos y luego no sucede nada. ¿Pueden confundir a la población?

– Un aviso amarillo solo sirve para decirle a la población que puede pasar algo, para prevenir. La inquietud debe llegar con los avisos naranjas y rojos, cuando se movilizan los recursos de Protección Civil. Nosotros somos un servicio público, callado y riguroso que trabaja las 24 horas del día, siete días a la semana. Y nuestro deber es estar alerta y prevenir los peligros reales para que se movilicen recursos y se tomen decisiones.