Ana encabezaba la comitiva durante el trayecto, con las cabras guía. A. G.

Vuelta a casa entre montañas con 500 ovejas

El rebaño de la ganadería Eda inicia hoy la trashumancia para pasar el invierno en casa, desde Matute hasta Santo Domingo

María Caro

Martes, 28 de octubre 2025, 07:13

La ganadería Eda de Santo Domingo de la Calzada ha comenzado la trashumancia. Partió este lunes desde Matute y se prolongará buena parte de ... esta semana hasta llegar a Santo Domingo, donde pasarán el invierno. Ya son varios años desde que, en 2015, David Ceballos decidió dedicarse a la ganadería tradicional y cumplir con una tradición que conlleva un movimiento del ganado con la llegada de los meses fríos y que se mantiene en muy pocos sitios de España. Una singularidad que ha hecho que entre sus principales clientes se encuentren dos de los mejores establecimientos gastronómicos del norte del país: el restaurante Echaurren de Ezcaray y el asador Terete de Haro.

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La ruta será de cinco días, más o menos, y recorrerán unos 60 kilómetros en línea recta, gran parte del camino por el GR-190, –desde Tobía hasta Santo Domingo atravesando la Sierra de la Demanda–, en los que surcarán pasos estrechos en los que los animales tienen que ir de uno en uno. En total, viajan con más de 500 ovejas, quince cabras, «las guías», acompañadas por seis mastines y cuatro perros border collies que las protegen y guían. «Tendremos que ir con cuidado, subiremos un poco, a unos 1.800 metros, cerca de la estación de Valdezcaray, y desde allí todo ya es bajada», explica Ceballos.

«No vamos con prisa porque muchas ovejas vienen 'cargadas' (preñadas) –en la última parición, en primavera, nacieron 400 corderos en Santo Domingo– y el ritmo será el que marquen», advierte el ganadero que, junto con su mujer Ana González y su pequeña hija Eda, acompañan a las ovejas en esta y en todas las travesías. También llevan dos coches de apoyo, de amigos que les ayudan en el recorrido.

«No vamos con prisa, muchas ovejas vienen 'cargadas' y serán ellas quienes marquen el ritmo»

Sus principales miedos son el lobo, que ya les atacó el año pasado, y las nuevas enfermedades: lengua azul, gripe aviar y dermatosis. Pero el depredador es el principal enemigo en este recorrido. «Por eso me quedaré a dormir con ellas la mayoría de los días. Es una zona donde se están produciendo ataques, y yo no me quedaría tranquilo en casa, ya he tenido que salir corriendo más de una vez –cuenta Ceballos–. Yo veo que se ponen nerviosas por la localización del GPS, noto que se empiezan a mover mucho, y eso es síntoma de que algo pasa». Entonces se acerca y comprueba que todo esté bien. «Les hablo, con la voz se tranquilizan», explica. También los perros lo notan. «Los mastines lo huelen enseguida cuando está rondando y se ponen a la defensiva». Por eso prefiere, aunque Ana, Eda y los acompañantes vuelvan a casa a dormir, quedarse con el rebaño, durmiendo en el coche o en el remolque, junto al rebaño, que estará cercado por un pastor eléctrico.

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Sus principales miedos son el lobo y las enfermedades como la lengua azul, la gripe aviar o la dermatosis

Los puntos críticos serán la parte trasera de Valdezcaray y la zona de la aldea de Pazuengos. «Esos días me quedaré seguro porque en esas zonas está asentado el lobo», explica.

Conviven con los animales, por lo que algunos de ellos ya tienen nombres. «Al toro –desvela– le llamamos Arturo, por un amigo que tenemos que ha estado en la Casa del Santo muchos años y es una bellísima persona. Hay vacas con nombre y ovejas con nombre, pero yo le digo a mi mujer que no ponga muchos nombres, porque si te encariñas con él, ¿sabes lo que le suele pasar a ese animal? Que igual se muere, y el disgusto es doble».

Además, en casa tienen dos gatos y dos podencos andaluces, uno de ellos con una traqueotomía por un cabezazo de una oveja. «Eran de un paisano de Santo Domingo que murió y nos quedamos con ellos», rememora.

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An lleva a su hija Eda con su ganado ayer. D
David y dos de los border collie iban a la zaga.
Ana encabezaba la comitiva durante el trayecto, con las cabras guía.

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Reparto de labores

La pareja se reparte el trabajo en la ganadería. Ana lleva el tema administrativo, que no es poco. «Como tenemos titularidad compartida, hay que hacer casi todo el papeleo de forma digital y ella se apaña mejor que yo», reconoce. Además, cuando viene un parto complicado o el cordero viene de culo o una pata se queda atrás, «ella, al ser mujer, tiene la mano más pequeña y puede trabajar mejor para ayudarles», relata.

Además, le proporciona la irreemplazable compañía. «Hay días que sube conmigo, pero en esta época el tiempo es muy cambiante y prefiero subir solo. Pero generalmente ellas dos vienen conmigo. Hemos hecho saneamiento de vacas y la niña con nosotros; el otro día estuvimos poniendo GPS nuevos a las ovejas y estuvo con nosotros, en verano está más. Ahora cuando pastoree por Santo Domingo, ella me acompañará por las tardes. Son sus ovejas y sus vacas, y ahora también le gustan los caballos... tendré que echarme algún caballo también», ríe.

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La hija podría optar en un futuro por coger las riendas del ganado, pero sus padres se muestran abiertos: «Si lo quiere, aquí lo va a tener, pero que ella decida lo que quiere hacer. Esto es muy sacrificado, y más nosotros que estamos todo el día con el ganado. Vacaciones no tenemos».

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