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Restos del barrio Los Molinos, a la vista por la bajada del agua en el González Lacasa. Diego Marín A.

La sumergida memoria camerana

Camero Nuevo. Álvaro González, autor de 'El Camino del Iregua', emprende el nuevo proyecto 'La voz de los desterrados' en homenaje a las familias de Pajares, San Andrés y Los Molinos

Diego Marín A.

Logroño

Domingo, 5 de diciembre 2021, 01:00

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Los Molinos (Ortigosa), Pajares y San Andrés (Lumbreras) son tres aldeas del Camero Nuevo ya desaparecidas, no por la despoblación, sino por la construcción de embalses. Un plan hidrológico nacional sumergió muchos pueblos de España durante el pasado siglo XX, como Vegamián (León), donde nació Julio Llamazares, quien lo convirtió en motivo literario. En La Rioja el caso más popular es el de Mansilla de la Sierra, del que también habló Ana María Matute. Y el caso más reciente es el de Las Ruedas de Enciso, desalojado hace poco más de un lustro para construir otro embalse.

Barrio Los Molinos de Ortigosa de Cameros en 1932. L. R.

Álvaro González, autor del libro divulgativo 'El Camino del Iregua', ha emprendido un nuevo proyecto en el que desea conservar la memoria de estos ahogados pueblos riojanos: 'La voz de los desterrados'. «Más allá de un tremendo quebranto económico para la sierra de Cameros, acelerando su despoblación, también supuso un gran impacto emocional que muchas familias fueran expulsadas a la fuerza de sus hogares y de sus vidas. Aún hoy muchas de ellas sienten muy vivo el dolor causado por el desarraigo de este destierro forzoso», explica Álvaro González, convencido de realizar este homenaje.

Iglesia de la desaparecida aldea de Pajares en 1980. HERCE
La aldea de San Andrés de Lumbreras en 1990. ENRIQUE DEL RÍO

Su deseo es «contactar con todas las personas que hayan vivido en estas aldeas de Los Molinos, Pajares y San Andrés y que pueden contarnos sus recuerdos de aquellos años. Hacemos este llamamiento para que cualquiera que tenga relación familiar con estos lugares se ponga en contacto con nosotros», a fin de reunir los testimonios, la memoria de los pueblos perdidos, en un libro que se publicará en 2022.

«Ortigosa ha sido muy próspero pero después de la construcción del pantano esto fue la hecatombe», declara Pilar Cariñanos

El contacto del autor de 'La voz de los desterrados' es el correo electrónico lavozdelosdesterrados@gmail.com. «Las familias que fueron desterradas por los pantanos merecen que su sacrificio sea reconocido y agradecido. Muchas perdieron todo a cambio, en el mejor de los casos, de una compensación económica insuficiente», señala González.

«Para el beneficio que dio el embalse de Pajares, no nos compensaron lo suficiente», opina María Jesús Palomar

Pilar Cariñanos, presidenta de la Unión Tertulia Ortigosana, declara que «Ortigosa ha sido un pueblo muy próspero pero después de la construcción del pantano esto fue la hecatombe, aquí no se quedó nadie». Y es que Los Molinos era el barrio industrial de Ortigosa, llegó a tener siete fábricas de mantas y paños, molinos de harina y serrerías. Incluso llegó a tener cárcel, y los propios presos construyeron el embalse, cuyo territorio comparte con El Rasillo de Cameros.

Álvaro González posa junto a las hermanas Victoria y Beatriz Armas, nacidas en Los Molinos de Ortigosa. A. G.

María Jesús Palomar Carnicero es concejala del Ayuntamiento de Lumbreras y nació en Pajares en 1951. «Desde cría siempre oía que iban a hacer un pantano, hacían sondeos, y lo curioso es que no teníamos ni fuente ni lavadero, teníamos que ir al río de la sierra a coger agua. Estábamos abandonados», recuerda María Jesús. Lo que ocurrió en Pajares sucedió en la mayoría de las construcciones de embalses que provocaron la desaparición de pueblos, que la agonía se alargó en exceso. El proyecto se inició en 1929, la primera piedra no se colocó hasta 1985 y fue inaugurado en 1995.

Algunos pueblos quedaron bajo el agua, como Los Molinos y Mansilla, y otros, como Pajares, fueron derruidos. «Lo dejamos con mucha pena, pero había que dejarlo. Aunque no se portaron nada bien las administraciones: para el beneficio que dio el pantano, no nos compensaron lo suficiente», opina. Pajares fue 'reconstruido' a modo de barrio o urbanización en Lumbreras, de modo que María Jesús reconoce que «yo digo que voy a Pajares, aunque Lumbreras está muy bien».

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