La sangre que mancha un 2023 muy negro

Tal vez sean tres los hechos más recordados de este 2023 al que solo se puede calificar de sangriento. El primero, el salvaje asesinato de Guillermo Castillo, el conocido hostelero de Cuzcurrita de Río Tirón que fue hallado el 2 de mayo encerrado en la despensa de su casa sobre un charco de sangre. Dos hombres, con numerosos antecedentes penales, esperan en la cárcel un juicio en el que se darán a conocer todos los detalles de un violento crimen motivado por un raquítico botín de 600 euros.

En principio, los imputados buscaban hacerse con la recaudación de un fin de semana especial para la localidad, con un puente de gran actividad y abultada caja tras el puente del Primero de Mayo. Después de meses de hermetismo total, las detenciones tardaron en materializarse pese a que ambos estaban en el radar de la Guardia Civil y de prisiones (el crimen se cometió cuando uno se encontraba de permiso, por ejemplo).

También el asesinato de Salwa Zidan a manos de su marido conmocionó a La Rioja. Era el 8 de julio cuando un hombre fue hallado en las inmediaciones del río Ebro junto a sus tres hijos menores de edad con la presunta intención de ahogarlos.

Uno de ellos pudo dar la voz de alarma y cuando llegaron los agentes que le detuvieron escucharon una brutal confesión: el hombre acababa de matar a su esposa, una psicóloga siria que, en 2016, llegó junto a él a La Rioja huyendo de la guerra y en calidad de refugiados. El crimen que tuvo lugar en un domicilio ubicado la plaza Martínez Flamarique volvía a sacar de las tinieblas el drama de la violencia de género, cuyos casos continúan creciendo año a año, aunque desde 2020 no se había registrado ninguna víctima mortal en La Rioja.

El otro gran crimen de un verano negrísimo fue el atropello mortal del técnico sanitario Manuel Montoya en Haro. Un paciente con problemas psiquiátricos arrolló en el centro de salud de Haro a las personas que en ese momento se encontraban en la zona, segando la vida del joven sanitario de Santurde e hiriendo a otras cinco personas.

Al día siguiente, el destrozado coche del autor del atropello, que en ese momento iba con dos familiares a bordo, era la viva imagen del horror que dejó muy tocado a un colectivo sanitario que, desde entonces y también a causa de otras agresiones, reclama un aumento en sus medidas de protección.

Pero la crónica negra de La Rioja, además de por estos tres tristísimos sucesos, ha estado marcada por otros como el fallecimiento de un hombre de 70 años durante una discusión de tráfico en Logroño. Un golpe, un empujón y una caída motivada por un asunto tan banal como la incorporación de un coche a la calle Las Tejeras sumió en el dolor a una familia el pasado 29 de junio.

Y el año también estará marcado por la 'manada' de avenida de Navarra, ese grupo de adolescentes que violó a dos chicas de 14 años en un portal de la céntrica calle de la capital, un suceso impensable hace apenas un lustro pero que el 9 de abril se materializó en la sucia y pintarrejeada entrada a un inmueble habitado. Un horror que aún se investiga y que también llegará al Palacio de Justicia.

Las agresiones sexuales también se dejaron sentir en Nájera, donde un hombre de 48 años fue detenido por agredir sexualmente a una peregrina alemana de 24 años a la que había ofrecido alojamiento al encontrarse lleno los albergues.

También de inédito se puede calificar el descubrimiento de un hombre agonizante a las puertas del centro de salud de Santo Domingo de La Calzada el pasado 24 de abril. En su estómago, 93 bolas de cocaína con un peso de 1,2 kilos que habían volado desde Colombia hasta Madrid y tenían como destino Vitoria. Pero, a la altura de Santurde, el joven de 21 años, utilizado como 'mula' de la droga, comenzó a sentirse mal y sus compañeros decidieron abandonarle a las puertas del centro sanitario, donde falleció minutos después.

Más allá de casos en los que la muerte ha sido la gran protagonista, la región también se ha visto manchada por otras agresiones, algunas muy violentas y con las armas blancas como protagonistas. Porque las fuerzas de seguridad reconocen que el brillo de sus filos ha vuelto a iluminar las noches riojanas.

En Logroño o en Calahorra, por poner algunos ejemplos, se han producido agresiones, asociadas al ocio nocturno, que han puesto en peligro varias vidas. La más grave, la ocurrida el 30 de julio a las puertas de una discoteca de Duquesa de la Victoria, cuando un joven de 19 años apuñaló a otro de 29 años que estuvo a punto de perder la vida: una cirugía cardíaca, otra torácica y varios litros de sangre consiguieron el milagro de no convertirle en otra víctima mortal de un 2023 para olvidar.