Carlos Carbonell y María Villota, estudiantes de Matemáticas en la Universidad de La Rioja, posan en un aula del Complejo Científico Tecnológico (CCT), donde asisten a clase. Juan Marín

El inesperado éxito de los matemáticos

El grado de Matemáticas vive un auge imparable y en 5 años las solicitudes se han multiplicado por 4 | La Universidad de La Rioja prevé ampliar el número de plazas de los estudios de Matemáticas, aunque falta por cerrar la 'espinosa' cuestión presupuestaria

Carmen Nevot

Logroño

Martes, 12 de febrero 2019

Big Data, Inteligencia Artificial, supercomputación son términos que en los últimos años han adquirido otra dimensión. Han despertado un interés inédito hasta ahora por una disciplina, las matemáticas, reservada para mentes privilegiadas. Pitágoras, Descartes, Arquímedes, Pascal y el más contemporáneo John Nash, el matemático que inspiró la película sobre su vida, abrieron un camino a muchos jóvenes que hoy hacen cola a las puertas de las facultades de España. La Universidad de La Rioja (UR) no ha vivido ajena a este repentino e imparable auge. Las cifras dan fe de ello, y en sólo cinco años el número de alumnos matriculados en el grado de Matemáticas se ha duplicado al pasar de los 63 alumnos del curso 2013-2014 a los 115 del actual.

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Pero el repunte del interés, medido en número de solicitudes, es aún mayor, porque hace un lustro 38 alumnos presentaron la preinscripción y para este lo han hecho 159. Es decir, el 'atractivo' se ha multiplicado por cuatro o dicho porcentualmente el incremento ha sido superior al 310%.

Los descendientes del matemático griego Pitágoras viven una época dorada y Ángel Luis Rubio, decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología y profesor del Departamento de Matemáticas y Computación, es testigo de ello. Conoce el terreno que pisa. «El efecto se ha producido a nivel nacional e incluso internacional y afecta a todos los sitios», apunta. Las causas de este fenómeno están ligadas, en su opinión, «a algo que siempre hemos dicho y es que la formación de un estudiante de Matemáticas es muy transversal y muy valiosa». Una idea que enarboló incluso en los momentos en los que esta titulación no estaba de moda. «Insistíamos en que la formación que recibían era muy interesante para cualquier empresa» y ahora con la explosión del uso de datos es cuando se han dado cuenta de que el perfil del matemático -que en la UR puede ir acompañado del doble grado con Ingeniería Informática- es el adecuado para este tipo de tareas, por un lado, porque «a los alumnos les gustan los problemas, por decirlo de una manera simpática -sostiene- y ante una dificultad creciente, incluso en un ámbito desconocido, se enfrenta a ella».

Otro factor que, a su juicio, juega a favor de obra, es su capacidad de abstracción. Como ejemplo para ilustrar esta afirmación comenta que si una persona camina por un valle, por el cauce de un río, irá sorteando las dificultades como pueda, pero un matemático subirá a lo alto de la colina y desde ahí observará el panorama, analizará por dónde ir de forma que al final resolverá esas dificultades de manera más sencilla.

«Hoy, la información es poder y saber manejarla es muy importante», apunta Mínguez

El número de plazas que oferta la UR se ha mostrado insuficiente, incapaz de absorber la demanda, pero no es una cuestión nueva. De hecho, se detectó hace dos o tres años y desde entonces una comisión tripartita, integrada por Universidad, Gobierno de La Rioja y empresas TIC -las grandes demandantes de estos alumnos- ha elaborado un estudio técnico para incrementar la oferta, aunque faltaría por cerrar el tema presupuestario, que es el talón de Aquiles del campus público de la región. «Porque ampliar el número de plazas significa más medios y más recursos, sobre todo humanos -explica- ahora hay que ver si se pone en marcha en breve o a más largo plazo».

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Judit Mínguez Ceniceros, profesora del departamento de Matemáticas y Computación, abunda en la tesis de Rubio. «Cada vez hay más trabajos relacionados con el Big Data y se han dado cuenta de que los matemáticos son muy valiosos para ese tipo de puestos». Y es que «hoy en día la información es poder y saber manejarla bien es muy importante».

Demanda, futuro laboral y docencia

Hasta ahora la idea era que el futuro laboral de quien estudiaba Matemáticas estaba ligado a la docencia, pero la situación ha dado la vuelta y son los bancos y las empresas los que más demandan este perfil. «Hay que manejar mucha información y ello pasa por manejar bien las Matemáticas y la Informática, de ahí que el doble grado da a los estudiantes un perfil ideal para todo este mundo de información».

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La inserción laboral de los chavales que terminan Matemáticas en la UR es del 100%, incluso para trabajar en La Rioja, sin tener que salir de la comunidad. Les llaman antes de terminar los estudios, pero no todos se rinden a la tentación y prefieren completar su formación con algún máster porque, al final, «con 22 o 23 años son jóvenes y antes de entrar al mundo laboral pueden hacer algo más». A su juicio, la docencia es otra salida nada desdeñable porque hacen falta más profesores de Matemáticas en Secundaria. Pero la demanda de las empresas parece no tener límite porque «en el mundo en el que vivimos, el de las nuevas tecnologías, van a ir surgiendo nuevos problemas y los matemáticos van a ser fundamentales», sostiene.

Bolsonit, empresa riojana experta en tecnología, análisis de datos e innovación, es un ejemplo de compañía que busca matemáticos en la universidad. De hecho, según explica el CEO, Miguel Fernández Morales, tienen un programa que ofrece prácticas remuneradas y les abonan íntegramente el Máster Universitario en Visual Analytics y Big Data que ofrece la UNIR.

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Las 18 personas que accedieron a este programa el año pasado están trabajando en proyectos que tiene en marcha la firma riojana, que también tiene unidades de negocio en Zaragoza, Madrid y Bilbao.

Carlos Carbonell y María Villota

Dos jóvenes 'metidos en problemas'

Juan Marín

De pequeño era de los que le daba mil vueltas a cualquier problema. Mostraba un interés inusual por las matemáticas, una disciplina reservada para unos pocos con mentes muy ordenadas. Para los mal llamados 'pitagorines', el nombre del protagonista de una serie que narraba las tribulaciones cotidianas de un niño superdotado, un nombre que era una variante en diminutivo del matemático griego Pitágoras de Samos.

En el caso de Carlos Carbonell, los genes tienen un gran peso en su decisión de dedicar su futuro a los números. Su padre es matemático, de los de antes, y su hermano, tres años mayor que él, también se decidió por este grado, pero como en un doble salto mortal, le añadió un plus de dificultad y se matriculó en el doble grado de Matemáticas e Ingeniería Informática, que lo mismo trata la teoría de Galois que profundiza en la ingeniería de software.

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Los pasos de quienes les precedieron han sido suficientemente irresistibles como para ser reincidente. Actualmente cursa tercero del doble grado de Matemáticas e Informática. No ignora que ahora pertenecen a ese colectivo de estudiantes 'más deseados' por empresas y grandes corporaciones, pero de momento su sueño es llegar a ser profesor y a ser posible de la Universidad de La Rioja porque «me gusta el ambiente y la gente». Todavía no ha hecho prácticas, hasta quinto, el último curso, no son obligatorias, pero sí ha hecho los primeros pinitos en el mundo laboral dando clases particulares de matemáticas.

Un camino similar ha emprendido María Villota, una joven de 20 años que estudia tercero de Matemáticas, «sólo Matemáticas», recalca, sin ligarlas a la Informática, contenido más que suficiente. Su interés por esta disciplina también se remonta a la infancia, aunque se hizo irresistible al estudiar Computación en Bachillerato, en el IES Hermanos D'Elhuyar.

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Entró a la facultad de puntillas, con la idea de que podría resultar demasiado complicado, difícil, enrevesado y dejó la puerta abierta a echar marcha atrás. Se dio un año de prueba y erró en su presagio pesimista. Ahora está en tercero y ha demostrado que, aunque con mucho esfuerzo, puede con ello.

El año que viene, que puede elegir optativas, escogerá Inteligencia Artificial, una asignatura que siempre le ha atraído, y hacia la que le gustaría encaminar sus pasos una vez que termine sus estudios en la Universidad de La Rioja.

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Como Carlos, hasta ahora ha trabajado impartiendo clases particulares, y en un futuro, aunque no cierra las puertas a la docencia, esta no está entre las primeras opciones de su lista. María es todavía muy joven y al terminar quiere viajar fuera de España incluso instalarse en otro país durante un tiempo. París le tira demasiado, siempre le ha gustado, aunque quiere que su estancia fuera de este país tenga fecha de caducidad y un día regresar a su tierra, Logroño, por la puerta grande.

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