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La subida del precio del diésel afectará a más de 100.000 vehículos de la región

A la subida de 4,8 céntimos prevista en los Presupuestos se sumará otra, de hasta 10 céntimos, que equiparará la fiscalidad de ambos combustibles

Luis J. Ruiz

Logroño

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Martes, 9 de octubre 2018

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Desde el próximo 1 de enero, llenar el depósito de diésel en La Rioja será 4,8 céntimos por litro más caro. Por lo menos. Porque junto a esa subida ya recogida en los Presupuestos del Estado para el 2018 (los redactados por el Gobierno del PP y asumidos por el PSOE) el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha anunciado su intención de equiparar la carga impositiva de gasóleo y gasolina. En la actualidad, y pese a que su extracción y refinado es más costoso, el precio final del diésel es sensiblemente inferior en el surtidor al soportar, aproximadamente, el 25% menos de impuestos.

Esa equiparación tributaria -que el Gobierno ha anunciado que de acometerse será progresiva y amoldada a la evolución del precio del crudo Brent- elevará casi 10 céntimos el precio del litro de gasóleo. El primer paso se materializará con una subida de 38 euros por cada mil litros, es decir, 3,8 céntimos de euro por litro.

En ese escenario de futuro, La Rioja será una de las regiones más afectadas. En la estructura actual de los impuestos al diésel, junto a dos tramos estatales, uno general y otro especial, existe un tramo autonómico de 4,8 céntimos -la reformulación del céntimo sanitario que en su momento fue declarado contrario al derecho comunitario por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea- que los diferentes Ejecutivos regionales decidieron aplicar o no. La Rioja (como Navarra, País Vasco, Cantabria y Castilla y León) fue una de las pocas comunidades que renunció a un tributo que desde el 1 de enero se facturará de manera íntegra por el Estado en todo el país.

A expensas de ver cómo articula finalmente el Ejecutivo central la equiparación de las cargas fiscales de ambos combustibles, la relación de bolsillos que se verán afectados es más que considerable. Sobre todo porque casi 6 de cada 10 vehículos que están matriculados en La Rioja se propulsan con gasóleo. Según la estadística de la Dirección General de Tráfico son 126.562 automóviles frente a los 86.418 que consumen gasolina. El parque riojano se completa con 250 vehículos eléctricos, 125 GLP, dos biodiésel, dos de butano, dos de etanol y uno de gas natural comprimido.

De esos 126.562 vehículos, 87.718 son turismos particulares que, en todo caso, tendrán que asumir ambos incrementos del precio del gasóleo cuando pasen por el surtidor. La nómina de perjudicados, a priori, también incluirá los 16.976 camiones de menos de 3.500 de peso máximo y las 14.299 furgonetas diesel que circulan en La Rioja, además de ciclomotores y motocicletas (257), lo que haría un total de 119.250 automóviles.

Se 'salvarían'

Así, en principio, solo se 'salvarían' los vehículos agrícolas y los camiones de mayor tonelaje que tienen derecho a la devolución parcial del Impuesto sobre Hidrocarburos por el gasóleo de uso profesional. No obstante, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha asegurado que de la subida quedarán excluidos profesionales del transporte, autónomos y pymes, pero sin explicar cómo se articularán esas exenciones.

Precisamente la falta de concreción por parte del Ejecutivo es lo que más inquieta a los profesionales. Santiago Gutiérrez, presidente de la Asociación de Transportistas de La Rioja (Atradis), sostiene que «en principio, la subida del 1 de enero se devolverá a los profesionales a través del gasóleo profesional», si bien la redacción de la norma que lo regula es «tan ambigua» que despierta sus recelos.

Lo mismo sucede con la anunciada equiparación tributaria de ambos combustibles. «Han dicho que nos lo devolverán, pero no hay nada escrito. Esa subida (10 céntimos el litro) es una auténtica aberración porque cerraría el sector del transporte. El mercado no puede asumir una subida tan brutal», sostiene Gutiérrez que cree que se viste «como ambiental una medida meramente recaudatoria».

Ana Benés, presidenta de la Asociación de Estaciones de Servicio de La Rioja, considera que al sector que representa también la afectará «porque le afecta al consumidor final». «Junto al tramo autonómico está la subida que prevé el Gobierno y hay que sumarle la del petróleo», añade Benés, que lamenta ese escenario de futuro después de que el sector recuperara cierto tono muscular tras los descensos de la crisis. «La gente volverá echar 10 o 20 euros en lugar de llenar el depósito y se moverá menos en coche», predice.

También especialmente compleja es la realidad que traza Ricardo Operé, presidente de la Asociación Riojana de Automoción (Ariauto). «Estamos en una situación francamente mala» que, considera, se está gestionando mal: «Se pone el foco en la contaminación, pero no se toman medidas para reducirla». La clave, señala, es la antigüedad de los vehículos: «Un diesel actual contamina 30 veces menos que uno con 10 años».

Operé, que habla abiertamente de una persecución del diésel, pone cifras sobre la mesa: «Antes suponían el 72% de las ventas y ahora poco más del 30%». Una caída que vincula tanto a las declaraciones de julio de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, -«El diésel tiene los días contados», dijo- como a los anuncios del aumento del precio. «Solo afectará al consumidor final», lamenta, al tiempo que recuerda que las medidas que se adopten afectarán a los 330.000 empleos que genera el automóvil en España.

Ayer, en una rueda de prensa, el vicepresidente del Senado, Pedro Sanz, apuntó que el nuevo impuesto «será una carga» tanto para profesionales como para el resto de ciudadanos.

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