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Comienzo de curso en la Universidad de La Rioja en el curso académico 2014-2015. :: Justo Rodriguez
Los alumnos de la UR procedentes de la FP van en aumento y representan ya el 14% del total

Los alumnos de la UR procedentes de la FP van en aumento y representan ya el 14% del total

En Educación Infantil, cuatro de cada diez estudiantes han ingresado desde la FP; hace seis años era Ingeniería Eléctrica la que más alumnos recibía por esta vía

Carmen Nevot

Logroño

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Sábado, 24 de febrero 2018, 22:04

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Hace unos años, ante el dilema entre completar la vida académica estudiando una carrera en la universidad o Formación Profesional la respuesta era evidente: la primera opción era la más deseable y relegaba a un segundo plano la otra propuesta, que era normalmente el camino que seguían aquellos que no tenían nota suficiente.

La crisis favoreció un cambio de tendencia y las salidas laborales de la FP hicieron que estos estudios fueran más apetecibles y llegaran a desbancar incluso al número de universitarios. Y con el tiempo, además de enseñar un oficio estos estudios se han convertido en un puente, en un itinerario alternativo para acceder finalmente a un grado.

Así lo reflejan los datos de la Universidad de La Rioja. De los 3.637 alumnos matriculados este curso 2017-2018 en alguno de los 19 grados que imparte, 514 proceden de Formación Profesional, es decir, han completado antes un ciclo superior de estos estudios. En porcentaje representan el 14,13% de todos los estudiantes matriculados, mientras que en el curso 2010-2011 suponían el 9,3% del total (513 de 5.481).

En la actualidad, los estudiantes que están en posesión de los títulos de técnico superior de FP pueden acceder a las enseñanzas universitarias oficiales de grado sin necesidad de superar una prueba de acceso. El criterio de valoración es la nota media obtenida en el ciclo formativo, de ahí que la puntuación máxima a la que aspiran es un 10, aunque para evitar las diferencias con los que vienen de la EBAU que pueden obtener hasta un 14, los titulados en FP tienen la posibilidad de presentarse a la fase voluntaria de la prueba de acceso, que es la que da opción de alcanzar los 14 puntos.

El trasvase de alumnos desde las aulas de Formación Profesional hacia el campus público de La Rioja no es nuevo pero sí ha experimentado un vuelco en los últimos años. Hace unos seis años el grueso de los alumnos matriculados en la UR procedentes de los ciclos formativos se encontraban en las aulas de Ingeniería Eléctrica, en concreto, en el curso 2010-2011 representaban el 62,5% del total, según los datos facilitados por la propia Universidad de La Rioja.

Era el grado en el que porcentualmente había más técnicos superiores, seguido por Enología, Relaciones Laborales, Ingeniería Informática, Enfermería y, en el décimo puesto, Educación Infantil. Sin embargo, son estos últimos estudios los que más alumnos procedentes de FP (133 de los 315 matriculados en total) acogen en el presente curso y representan el 42,2%.

Convalidación de créditos

Este giro, en palabras del vicerrector de Estudiantes de la UR, Rubén Fernández, se explica porque en algunas universidades, como la de Zaragoza, las tablas automáticas de FP y LOE convalidaban un buen número de créditos. En La Rioja no son tantos, se convalidan unos 30,5 créditos, mientras que en otras titulaciones como en Enología automáticamente se reconocen 48 créditos que pueden suponer entre siete y ocho asignaturas.

En La Rioja el fenómeno se produce, por tanto, con independencia del número de asignaturas que se convalidan y ha tenido tanta fuerza que los alumnos que vienen de FP no sólo representan el 42,2% de los que se matriculan en Educación Infantil, sino que suponen el 25% de todos los estudiantes de Formación Profesional en la UR.

En general, estos alumnos «vienen mejor orientados», apunta Rubén Fernández, porque al final «tienen que cursar una, dos o tres asignaturas que son las que le pueden dar más nota para tener la máxima puntuación en la EBAU y poder acceder a los grados que desean y que normalmente se copan enseguida».

Lógicamente, la crisis también ha influido «porque se ha incrementado el nivel competitivo», apunta el vicerrector. «Lo que antes se podía hacer con una licenciatura y unos años de máster, ahora hay que hacerlo con un máster y unos años de doctorado o quizá un máster y unos años de especialización» señala.

En definitiva, «hemos subido el listón simplemente porque la oferta laboral ha disminuido». En la actualidad, un alumno de máster es el que puede acceder a un puesto de trabajo al que hace una década optaba un licenciado. Se trata de demostrar más conocimientos para entrar al mercado laboral, «no sé si ha incrementando artificialmente o no el nivel real, pero lo cierto es que se exige más porque hay un importante cuello de botella, especialmente en determinados sectores».

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