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Calahorra
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Jueves, 21 de noviembre 2019, 19:28
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Es imposible no emocionarse al escucharlas. Los ojos se enturbian cuando hablan de aquel día. «Lo recuerdo como si fuese ahora mismo», dice Mabel, tomando un poco de aliento para no venirse abajo y poder compartir con las demás cómo la palabra cáncer llegó a su vida.
Mabel es una de las 13 mujeres calagurritanas que han posado delante de las cámaras para dar un mensaje de aliento a todas las personas que, como ellas, han superado o se están enfrentando a un cáncer.
Como en la mayoría de los casos la enfermedad llegó sin avisar: tras una revisión rutinaria, tras un pequeño bulto... Aceptarla y asimilarla no fue fácil, pero después vendría la parte más «dura», coinciden todas ellas. El día de la operación, las sesiones de quimioterapia, los temblores, la caída del pelo, el miedo a que el tratamiento no haya dado los resultados esperados... Un camino de dificultades que han ido superando día a día, con valor, con firmeza y sobre todo, con el apoyo de la AECC, a donde irán destinados los fondos que se recauden con la venta del calendario para el que han posado.
Toñi de Castro
Y es que hasta se sienten en deuda con la asociación. «Aquí me siento querida y entendida», agradece Mabel, para quien acudir a los programas de la AECC fue clave en su recuperación. «Principalmente, porque aquí nos entendemos perfectamente. No es lo mismo, contarle lo que me pasa a mi amiga que a alguien que lo está pasando o lo ha pasado», apunta Mónica.
El grupo sirve también para apaciguar el miedo ante los efectos de la 'quimio'. «Cuando tienes dudas o algún un dolor lo escribes en el grupo que tenemos de Whatsapp y enseguida las que lo han pasado te aconsejan», valora Mabel. Su agradecimiento a la AECC llega a través de este calendario, en el que «se puede ver la fuerza que tienen» y cómo «por todos damos la cara», destaca la presidenta de la asociación en Calahorra, Toñi de Castro.
Mabel Villar ha recibido este jueves buenas noticias por parte de los médicos. El estudio genético al que se sometió por el cáncer de mama no ha determinado que su enfermedad sea causada por un gen hereditario. «Es un gran alivio», confiesa al pensar en su hermana y en sus dos hijos. Hace dos años que le diagnosticaron la enfermedad: «Tuve un accidente y en una revisión me vieron un tumor en el pecho, que supuestamente era benigno», relata. Finalmente, no fue así y empezó un largo proceso que hoy ya ha superado.
«Lo primero que le pregunté al médico es si de esto me iba a morir. Él me contesto que de esto no me moría», dice para, a continuación, apuntar que «lo que siempre pensaba era en poder ver a mi hijo, que es soldado, jurar bandera». El 1 de febrero su deseo será realidad.
La quimioterapia acabó el jueves pasado para Mónica Eguizábal. «Ha sido muy duro, esto te machaca mucho...», describe esta calagurritana para quien la enfermedad, a pesar de su dureza, le ha dejado otras muchas cosas buenas. Entre ellas, «a vosotras, a mis chicas de la asociación», valoraba este jueves en la nueva sede de la AECC en Calahorra (Valvanera, 54), rodeada de sus compañeras. El grupo es una muestra más de que el cáncer no entiende de edad ni de sexo, aunque hay que seguir insistiendo en que los hombres también den el paso de acudir a la asociación y visibilizarlo.
A Mónica le extirparon un mioma de «un kilo y 800 gramos», dice con una entereza envidiable.
La familia ha sido también fundamental en este largo proceso, gracias al cual «sé a quién realmente tengo cerca».
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