De la tesis del suicidio, el acusado pasó a estar «convencidísimo» del asesinato, relata un amigo
Un testigo que conocía al matrimonio desde hace 30 años ha negado que hubiera mala relación entre la pareja: «No los he visto discutir nunca»
Tercera sesión del juicio por el crimen de los Lirios que se sigue en la Audiencia Provincial de La Rioja desde este pasado lunes y ... un amigo del acusado ha relatado lo ocurrido el 13 de octubre de 2020. Ese día, por la mañana, hablaron por teléfono. El procesado estaba con su hijo en la localidad burgalesa de Gumiel del Mercado y regresaba por la tarde a Logroño porque el 14 iba a acompañar a su mujer, Mercedes, de 56 años, a una cita médica. Sobre las 18.00 horas, el acusado le llamó y «lo único que me dijo es Merche se ha suicidado, cogí el coche y fui. Cuando llegué estaba desquiciado, como puede estar cualquiera cuando encuentra así a su mujer». «Cuando llegué, estaba en el rellano y él repetía que Merche se había suicidado. Al llegar el 112 él estaba fuera de sí».
La del suicidio fue la primera impresión, ha explicado este testigo, pero con los días «estaba convencidísimo de que la habían asesinado». Preguntado por la relación entre la pareja, ha detallado que nunca los vio discutir, salvo una temporada hace muchos años por una cuestión relacionada con el hijo. El procesado «siempre ha estado pendiente de su mujer» y si dormían en camas separadas es porque él roncaba y ella tenía una lesión en la espalda que le obligó a llevar corsé y no era recomendable que durmieran juntos. Sobre la relación de Mercedes con su familia, ha asegurado que era prácticamente inexistente.
Una testigo que era «compañera, vecina y amiga» de Mercedes la ha descrito como una mujer «extremadamente limpia y ordenada». Durante su relación, que comenzó en 2010, nunca le dijo directamente que quisiera divorciarse. «Su preocupación más grande era el bienestar de su hijo».
Días antes del crimen estuvieron tomando café. Mercedes le comentó que el día 14 tenía que ir al tribunal médico para que le dieran el alta y después ambas irían a su lugar de trabajo para coordinar las vacaciones. A las 19.00 horas del día 13. A. E. M. le llamó por teléfono y «me dijo: Baja que Merche se ha suicidado, fueron las palabras textuales». Salió de su inmueble y vio coches dentro del parque, anduvo la distancia entre un portal y otro« y entonces el procesado le repitió que se la había encontrado muerta. La testigo entró en shock y tuvo que ser atendida por la psicóloga de Cruz Roja.
Antes de concluir ha asegurado que todavía no ha superado la muerte de su amiga y ha lamentado que «a día de hoy no sé si está enterrada, no he podido ni siquiera ir a poner unas flores».
El testimonio de esta testigo contrasta con el otra compañera de trabajo. La víctima, ha dicho, le confesó durante un paseo tres o cuatro años atrás por la Grajera que se quería separar. «Su marido se marchaba a mediodía a por pan y no venía hasta el día siguiente, eso era lo que ella me contaba y a veces se gastaba en esas noches 2.000 o 3.000 euros». En ese momento no le había propuesto romper el relación, lo haría «cuando dejaran al hijo un poco encarrilado».
Una semana antes del crimen Mercedes le llamó para que le acompañara a la cita con el médico para que le dieran el alta, «tenía ilusión por trabajar». Esta compañera le preguntó si no iba su marido y le contestó que estaba en el pueblo. Quedaron en que Mercedes le volvería a llamar el 12 para confirmar la cita, pero no lo hizo. El 14 de octubre, el día que supuestamente habían quedado, recibió un wasap en el grupo de trabajo: «Merche ha muerto». Pensó que era un bulo y marcó su teléfono pero no obtuvo respuesta.
Una de las sobrinas de la víctima ha coincidido con la compañera de trabajo en que la relación entre Mercedes y el acusado no era tan buena, al menos así se lo transmitió en junio de 2019. Ese verano la testigo inició los trámites de separación y su tía le llamó para darle ánimos y «para decirme que su matrimonio estaba roto hace mucho tiempo, que había intentado separarse muchas veces, pero por una causa u otra nunca lo había hecho, llevaba años sintiéndose muy cobarde». Esta fue la única conversación que mantuvieron sobre este tema pero fue «extensa y muy clara».
La relación de Mercedes con sus ocho hermanos era «muy buena». Todos ellos se habían hecho una prueba de compatibilidad para determinar si podían donar células a la víctima, que necesitaba un trasplante de médula ósea. «Merche era un sol -ha afirmado- tenía muy buena relación con sus hermanos y con sus sobrinos». Ella era la única tía que estaba en el grupo de whatsapp de primos.
En la misma sesión ha comparecido como testigo una vecina del mismo inmueble de la víctima. Entre ambas la relación era exclusivamente de vecindad. Durante su declaración ha relatado que el día de los hechos, sobre las 12.30 horas, oyó un grito que no ha sabido precisar si procedía del rellano, de la piscina o de otro piso, pero le recordó al de un «crío que conozco y que tenía problemas, pero no le di mas importancia».
Este miércoles también han declarado tres agentes de la Policía Nacional. A preguntas de la defensa, uno de ellos ha explicado que no lograron «nada incriminatorio en los posicionamientos del acusado. No se ha podido probar que realizase dicho trayecto», en referencia al supuesto viaje de ida y vuelta a Logroño desde Gumiel del Mercado la madrugada en la que, de acuerdo con la versión del fiscal, ocurrieron los hechos.
La abogada del acusado también ha preguntado a uno de los agentes por qué no constan las grabaciones de las cámaras adyacentes a la finca de la víctima desde las 23.00 horas del 12 de octubre a las 05.30 horas del 13, espacio de tiempo en el que la policía situaría la muerte de Mercedes, y sin embargo sí existen de las horas anteriores y las posteriores a ese intervalo. El agente ha indicado que «si son cámaras que graban movimiento pudo no haber movimiento».
Según la Fiscalía y la acusación particular, que ejercen los hermanos de la víctima, los hechos que están siendo juzgados se remontan al 11 de octubre de 2020. Ese día, el acusado, A. E. M., viajó a la localidad burgalesa de Gumiel de Mercado para ayudar en las labores de vendimia a su hijo y en la madrugada del 13 de octubre regresó al domicilio, en el Parque de Los Lirios en Logroño, que compartía con su esposa Mercedes.
Una vez en casa, siempre según la versión de la Fiscalía, mantuvo una discusión con Mercedes al conocer su decisión firme de poner fin a su matrimonio. Fue entonces cuando, según el fiscal, movido «por el sentimiento de posesión sobre la misma y con la intención de acabar con su vida, la atacó de forma sorpresiva con un arma blanca de tipo cortopunzante» en tórax y abdomen causándole la muerte. Después, según la Fiscalía, volvió a Gumiel de Mercado donde llegó a primera hora de la mañana del 13 de octubre.
La defensa niega los hechos y sostiene que no sucedieron tal y como los relatan las acusaciones, por tanto, considera que no hay delito. En cualquier caso, en el «improbable» supuesto de que sea condenado pide que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas.
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