Borrar
'Aníbal vencedor', lienzo de Francisco de Goya propiedad de la Fundación Selgas-Fagalde.
Preferirían no hacerlo

Preferirían no hacerlo

«Lo esencial es quien llegue al poder pruebe que merecía ejercerlo»

MARGUERITE YOURCENAR ('MEMORIAS DE ADRIANO')JORGE ALACID

Viernes, 6 de julio 2018, 23:35

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando el PP celebró el año pasado su convulso congreso para dilucidar el relevo de Pedro Sanz, los organizadores auparon a los medios de comunicación hasta una estancia situada en el último piso de Riojafórum. Resultó ser una ubicación muy pertinente. Idónea para observar, desde un punto de vista cenital, cómo deambulaban por ese espacio los delegados que tenían que elegir entre José Ignacio Ceniceros y Cuca Gamarra. Cómo se organizaban por corrillos, cómo evitaban la compañía no deseada y, sobre todo, cómo llegaban algunos de ellos hasta la sede del cónclave. Se trataba en numerosos casos de afiliados ya veteranos, que exigían incluso auxilio para acceder al recinto, hasta el punto de que hubo quienes les pusieron un autobús para despejar todo fastidioso engorro. Un favor que ya habría tiempo de devolver.

Este tipo de afiliado llegaba despacito hasta la puerta de Riojafórum, donde le aguardaba alguna persona de su confianza. Que le guiaba luego por la escalera hacia el piso inferior, donde se hallaban las urnas. Era curioso asistir a ese itinerario, porque en realidad cesaba en cuanto depositaba su papeleta. Esa misma mano amiga le conducía luego de vuelta al exterior, donde alguien se aseguraba de que tomara el vehículo correspondiente. Vuelta a casa. Lo cual significa que ni asistió a los discursos de apertura del congreso que protagonizaron ambos candidatos ni se quedó a conocer los resultados. Tal vez no le importaba ese protocolo. Ya había cumplido su cometido, con cierta incomodidad. Porque visto de cerca, este tipo de afiliado prototipo parecía de verdad enojado. Nada en su lenguaje no verbal indicaba que estaba asistiendo a la fiesta de la democracia que le habían vendido. En cada confidencia se percibía lo contrario: que la militancia del PP riojano, como el célebre escribiente Mr. Bartleby, hubiera preferido no hacerlo. Hubiera preferido no tener que escoger a su líder. Que le hubieran dado ese trabajo hecho sus dirigentes.

Apenas un año después, esa misma afiliación ha sido convocada a un proceso similar. Recibido con una frialdad muy acusada en casi toda España, donde menudea el absentismo de las bases ante un proceso que, como acepta un mandatario del PP riojano, «va en contra de la cultura de nuestro partido». Una cultura dominada por viejos tics. El presidencialismo, teñido a menudo de providencialismo. O la pura sumisión al líder, con ese tipo de anuencia norcoreana donde cualquiera que se atreva a la menor objeción puede ser motejado como disidente. La jerarquía siempre vertical, 'manu militari'. Y la condescendencia, trufada de sarcasmos, hacia los partidos rivales que practicaron antes ese mismo modelo de primarias. «Aunque la verdad», opina este mismo dirigente, «es que si no damos señales a nuestra gente de que estamos a favor de que voten, acabamos liquidados». «Nadie entendería que eligiéramos presidente como lo hacíamos hasta ahora», admite.

Porque es tan cierto que el PP necesita someter su esquema interno de gobierno a una cirugía profunda como que su paso por el quirófano amenaza con desmantelar el principio máximo de unidad interna. Se puede detectar a escala riojana: el oleaje que asciende desde Génova depara su propia resaca en Duquesa de la Victoria. En el Palacete y alrededores se percibe en que sus inquilinos quedaron noqueados con la noticia de que Núñez Feijoo, su indisimulado favorito, se apartaba de la carrera sucesoria. Anida desde entonces en sus seguidores riojanos un sentimiento de orfandad, en busca de algún aspirante que sirva como mal menor. El sentimiento contrario al instalado por el Ayuntamiento de Logroño: allí no saben dónde elegir. Porque su titular presume de buenas relaciones tanto con las dos candidatas en liza como con el renovador Casado, así que esa margarita tardará en deshojarse. Unos y otros dilatarán un pronunciamiento público: no vaya a ser que la apuesta sea finalmente una apuesta perdedora. Que alguna lección se aprendió en Riojafórum: toca ponerse de perfil. Al menos, unos días.

Triunfa en consecuencia la postura que esgrimen los más veteranos del partido. Esperar hasta el jueves, cuando ya sólo haya que elegir entre papá o mamá. De acuerdo con su dictamen, sería no obstante conveniente que las papeletas ayudasen a renovar el partido, virando por lo tanto el poder hacia Casado o Soraya. «Es lo que teníamos que haber hecho en La Rioja», añade. De modo que algunas lecciones sí deparó Riojafórum. Por ejemplo, que no se puede pasar en un parpadeo de gestionar el partido con las bases al margen a exigir su participación entusiasta. O que, como concluía un dirigente de La Rioja interior mientras atendía a Casado el miércoles en Logroño, «si quieren que votemos, que sea de verdad. Nada de voto delegado. Una persona, un voto».

De donde se deduce que el afiliado prefiere votar. Prefiere una democracia genuina. No un sucedáneo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios