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pensiones (IV): cuentas nocionales

Las Cuentas Nocionales buscan equilibrar las cotizaciones con los derechos adquiridos

Martín Torres Gavíria

Jueves, 21 de diciembre 2017, 20:34

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La regla más justa para un trabajador que pasa a ser pensionista debería ser: «Tanto cotizas, tanto cobras». Parece esto más justo que hacer un cálculo limitado a solo unos años de vida laboral. Cómputo que ha pasado por varios estadios, desde los dos últimos años laborales hasta en la actualidad que son veinte, veintiuno en el 2018 y veinticinco a partir del 2022. Desde de la aplicación de las leyes del 2011 y la del 2013, se ha ampliado el número de años para el cálculo de la base reguladora que nos da la pensión a percibir, se ha ampliado progresivamente la edad de jubilación (67 años a partir del 2027), se ha modificado el sistema de revalorización de la pensión (ya no se relaciona con el IPC) y va a entrar en funcionamiento en el 2019 el Factor de Sostenibilidad: adecuar la pensión a la esperanza de vida del pensionista. Pues bien, antes un pensionista recibía 1,44€ por cada euro que él había aportado en sus cotizaciones durante su vida laboral. A partir de estas leyes ya solo percibe 1,28€ por cada euro cotizado. Y la tendencia es llegar al 1€/1€.

El Pacto de Toledo lo componen los representantes de los partidos parlamentarios y tratan de solventar el problema de las pensiones que tiene España que no es otro que su sostenibilidad. Ya lo expuse en la primera entrega de estos artículos refiriéndome concretamente al propio sistema en sí que tenemos, que no es otro que el de reparto. No es viable ni sostenible un sistema piramidal en donde los pensionistas cobran lo que aportan los trabajadores. En capítulos posteriores hablaré de ‘soluciones’, pero hoy voy a explicar lo que se está estudiando para poner en marcha por los señores del Pacto de Toledo: las Cuentas Nocionales.

Las Cuentas Nocionales buscan equilibrar las cotizaciones con los derechos adquiridos. A cada trabajador se le abre una cuenta virtual (ficticia) donde se van acumulando las cotizaciones de su vida laboral. Cuando llega el momento de su jubilación el Estado le capitaliza lo aportado (el importe cotizado más los intereses) y le indica la cuantía de pensión a la que tiene derecho. La mensualidad se ajusta a la esperanza de vida que tiene en ese momento, con el propósito de que al final todo lo que cobre como pensionista sea el mismo importe que él aportó como trabajador (1€/1€). A más esperanza de vida, menos cobrará al mes. El modelo trata de generar solidaridad intergeneracional y busca la equidad entre lo cotizado y lo que se cobra. Pero las pensiones las siguen pagando los trabajadores en activo y no deja de ser un sistema de reparto con la problemática que ya hemos expuesto reiteradamente. Tiene la teoría de un sistema de capitalización, pero sin capital. De mentirijillas. Este modelo, para mí, no soluciona el verdadero problema del sistema de reparto que es su sostenibilidad económica, pero hay que reconocerle ventajas con respecto al actual. En primer lugar, hace bueno el dicho con el que he empezado este artículo: Tanto cotizas, tanto cobras. Premia a los que más contribuyen. Y lo fundamental, es transparente. El trabajador sabe en todo momento cuánto ha aportado y qué pensión le queda. Así, toma libremente sus decisiones sobre su vida laboral y cuándo jubilarse. En Suecia se aplicó este sistema en los años 90 (se mezcla con capitalización) y los trabajadores reciben anualmente un sobre naranja con toda esta información y así ellos deciden sobre su futuro.

Un periodista visitó a Bernard Madoff a la cárcel y le preguntó de dónde sacó la idea para poder estafar 52.000 MM/$. Y él le respondió: del sistema piramidal de la Seguridad Social.

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