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Martes, 13 de febrero 2018, 08:38
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Una nevada breve e intensa. A medio camino entre nieve y granizo. Nieve granulada, apuntaban desde Meteosojuela: pequeños granos opacos que no llegan a considerarse granizo pero que tiñeron de blanco una extensa zona de La Rioja. Especialmente entre Entrena y Navarrete. Las carreteras -como pasó hace dos semanas en la AP-68- se convirtieron en pistas de hielo. La A-12 se transformó en una ratonera para quienes viajaban hacia Logroño; la LR-254, en Entrena, una trampa mortal para una vecina de esta localidad, J.L.B., de 32 años de edad. Así regresó la tragedia a las carreteras riojanas.
Lo hizo a apenas dos kilómetros del casco urbano de Entrena. J.L.B. perdió la vida en una brutal colisión entre el vehículo que conducía -un Seat León blanco- y el camión de una empresa de reformas de Daroca de Rioja. Junto a ella viajaba otro joven que resultó herido grave y fue trasladado al Hospital San Pedro. A última hora de ayer estaba siendo intervenido quirúrgicamente para intentar salvar su vida. El conductor del vehículo industrial fue atendido por heridas leves.
El escenario del accidente es un tramo recto, con línea continua, buena visibilidad y con la velocidad limitada a 90 kilómetros por hora. Un tramo a priori amable para circular. Pero pasadas las 15 horas la nieve granulada lo convirtió en una trampa mortal. «Era una pista de hielo», explicaba ayer uno de los conductores que viajaba inmediatamente detrás del turismo accidentado. Según su relato, el Seat León perdió el control al llegar al punto kilométrico 2 e impactó casi frontalmente contra el camión. Tras el brutal choque, el turismo salió despedido hasta quedar en la cuneta del carril en sentido a Entrena. Los equipos de emergencia desplazados hasta el lugar del accidente tuvieron que rescatar del interior del turismo el cuerpo de la fallecida y a su acompañante. No pudieron hacer nada por salvar la vida de la vecina de Entrena.
De esa manera La Rioja estrenó ayer la lista negra de fallecimientos en carretera de este 2018. Es la primera víctima mortal después de casi cuatro meses y medio sin tragedias. La última se registró el 3 de octubre del 2017 en Calahorra y fallecieron un hombre de 29 años y sus dos hijos de 4 y 9 años en una colisión contra un camión en la negra N-232.
Casi al mismo tiempo, la A-12, a la altura de Navarrete, vivía episodios de pánico. El negro cielo no presagiaba nada bueno... y los peores augurios se cumplieron. El asfalto se tiñó de blanco con esa peculiar nieve y 25 vehículos que circulaban por la autovía en sentido Logroño perdieron el control. Fue una reacción en cadena, un perverso efecto dominó que se saldó con grandes daños materiales y, cifró la Delegación del Gobierno, con «entre 15 y 20 heridos leves». Cinco de ellos, informó SOS Rioja, fueron trasladados al servicio de Urgencias del San Pedro. El Gobierno regional descartó informar sobre el estado de los heridos.
Sobre el blanco asfalto el escenario era dantesco: focos de vehículos esparcidos por todos los lados, parachoques desperdigados, lunas rotas, airbags desinflados, rostros desencajados... «De repente la carretera se volvió blanca», explicaba uno de los afectados. «Logré detener el vehículo sin daños y vi como los coches de atrás empezaban a chocar entre sí», explicaba antes de que otra conductora le diera las gracias. «Me ha salvado la vida. Ha salido disparado como un loco por el asfalto para que los coches frenaran. Se ha jugado la vida. Uno de los vehículos ha estado a punto de llevárselo por delante».
Cuando regresó a su vehículo, estaba destrozado. Como tantos otros.
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