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Dos legionarios italianos en Logroño (1938). :: Col. Particular
Entre Mussolini y La Glorieta

Entre Mussolini y La Glorieta

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Domingo, 11 de febrero 2018, 09:43

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Apenas dos meses después de que estallara la Guerra Civil, desembarcaba en España la 'Aviazione Legionaria', formada por un nutrido conjunto de unidades aéreas de la Regia Aeronáutica italiana. Se trataba de un notable equipamiento militar enviado por Benito Mussolini en apoyo del bando rebelde y que comenzó a ser distribuido por todo el territorio bajo el control de las tropas que lideraba el general Franco.

Una de las bases elegidas para desplegar tan potente arsenal fue el aeródromo de Agoncillo, donde fueron destinadas tropas italianas y, poco después, destacamentos aéreos alemanes, que tomaron parte activa con sus aviones en la denominada campaña del Norte.

Los jefes y oficiales de la División Littorio, que así se llamaba el contingente militar desplegado en La Rioja, estaban hospedados en varios hoteles y pensiones de Logroño, si bien los más relevantes residían en el Grand Hotel de El Espolón. La tropa, por su parte, estaba repartida en casas particulares, pisos vacíos o locales prestados por las autoridades y ciudadanos afines a la causa. El cuartel general de la aviación italiana había sido instalado en el paraje conocido como Huerta de la Roja, lo que ahora mismo es el barrio de Lobete, donde funcionaba una potente emisora de comunicaciones, conectada con otro centro radiofónico, muy próximo a los Laboratorios Orive que fabricaban la pasta dentífrica 'Licor del Polo' en la carretera de Soria.

Durante la Guerra Civil, Logroño fue un destacado centro de operaciones del Ejército italiano

No obstante, el centro de mando del ejército fascista se hallaba en el chalet de El Carmen, situado dentro del actual parque de El Carmen, por aquel entonces rodeado por un vergel de plantas y de árboles frutales .

Los arsenales de las tropas de Mussolini en la capital riojana estaban repartidos entre la Glorieta del Doctor Zubía y la calle Duquesa de la Victoria hasta la vía del ferrocarril -hoy calle Jorge Vigón-. En ambas aceras de la Duquesa de la Victoria era habitual que los logroñeses vieran desplegados decenas de paracaídas, junto a los almacenes de abastecimiento que las autoridades locales habían cedido al mando italiano.

La relación entre los legionarios transalpinos y la población autóctona era bastante habitual. Como puede contemplarse en las dos fotografías que hoy llegan a esta 'Retina de la Memoria', los militares de la Regia Aeronáutica paseaban a diario por calles y plazas de la ciudad cuando estaban de permiso. En este caso, se trata del entonces Instituto de Segunda Enseñanza, enclavado en La Glorieta del doctor Zubía.

No obstante, el verdadero nudo de operaciones de las fuerzas que secundaban al bando insurrecto, tanto italianas como alemanas, era el aeródromo de Agoncillo, donde los aviones más sofisticados de la época tenían su base.

La encriptadora 'Enigma'

Era tal la importancia estratégica que el Ejército italiano daba a la provincia, que sus mandos eligieron Logroño para instalar una de las encriptadoras 'Enigma', máquina con un mecanismo de cifrado rotatorio que permitía cifrar y descifrar mensajes de gran trascendencia, a salvo de los servicios de espionaje enemigos. Aparte de Roma, las máquinas italianas 'Enigma' -que años después jugaron un papel clave durante la II Guerra Mundial-, fueron destinadas a Palma de Mallorca, Cádiz, Burgos, Barcelona y Logroño.

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