Carmen Llorente
Los especialistas riojanos demandan mayor presencia en nuestra sanidad y en la educación: «Las necesidades existen y la población lo merece»
En el Día Mundial de la Terapia Ocupacional, los profesionales riojanos que se dedican a esta disciplina sanitaria, generalmente anónima, quieren una vez más dar ... a conocer su importancia en el sistema, de qué manera pueden ayudar de manera integral a muchísimas personas que por problemas de salud cuentan con dificultades para desenvolverse en su día a día. Más presencia en espacios como la sanidad o la educación y la defensa frente al intrusismo permitido por empresas y administraciones son algunas de las reclamaciones de Carmen Llorente, nueva presidenta del Colegio de Terapeutas Ocupacionales de La Rioja, que ha pasado en menos de una década a triplicar su número de miembros para superar ya el centenar de colegiados.
– La terapia ocupacional parece una profesión poco conocida, ¿en qué consiste su labor?
– Es quizás más desconocida aquí, no así tanto en otras comunidades en las que se está potenciando más nuestra figura. Nuestro objetivo fundamental consiste en potenciar al máximo las habilidades de la persona y favorecer su autonomía para el desempeño de las actividades de la vida diaria, incluyendo no sólo las básicas sino también instrumentales y avanzadas que implican la interacción con el entorno, como pueden ser la gestión del dinero, la preparación de la comida o la actividad laboral, entre otras.
– ¿A qué cree que responde ese desconocimiento?
– La propia palabra ocupación quizá haya llevado a confusión, podría llamarse terapia de las actividades diarias. Cabe añadir que en los inicios de la profesión de La Rioja donde tuvo mayor auge fue en el campo de la geriatría y desde un modelo empresarial que siempre ha vendido más el parecer que el hacer. Nosotros no queremos parecer que la gente esté ocupada, la terapia ocupacional debe hacer que la gente pueda estar por sí sola, respetando sus potenciales intereses, su historial de vida e involucrándose en sus actividades. Además, existe poca difusión desde entidades públicas de rehabilitación y empresas y directivos desconocen las funciones que tiene un terapeuta ocupacional como personal sanitario y rehabilitador.
– ¿Consideran adecuada la presencia con la que cuentan en nuestra sanidad?
– En 1999 se creó la primera plaza de terapia ocupacional en Salud Mental, concretamente en la unidad de rehabilitación, y hasta 2018 la media de terapeutas ocupacionales ha sido de 2 o 3. En este año se han realizado las primeras contrataciones en rehabilitación física con la apertura de la unidad de rehabilitación intensiva de daño cerebral y nos hemos sentido valorados, sobre todo por el sector médico. No obstante, seguimos siendo un número ínfimo de profesionales, no trabajamos en traumatología, quemaduras, amputados, oncología... Por ejemplo, en la vecina provincia de Álava cuentan con tres terapeutas ocupacionales atendiendo en traumatología. Esperamos seguir creciendo porque las necesidades existen y la población lo merece.
– ¿Y cuál es su situación en la educación riojana?
– Recientemente en algunos servicios públicos vinculados a los colegios –como las unidades de desarrollo infantil o de rehabilitación infantil del Hospital San Pedro– ya trabaja un terapeuta ocupacional. Estos profesionales ayudan a los niños con dificultades en el desarrollo, la motricidad o la autonomía.
«Promovemos que cada alumno pueda adaptarse mejor al entorno escolar y aprovechar al máximo las oportunidades educativas»
«Estar en Atención Primaria mejoraría la calidad asistencial y reduciría las listas de espera»
– Pero también reivindican mayor presencia en los centros.
– Si en los propios colegios existiera la figura del terapeuta ocupacional se podrían detectar antes y derivar mejor los casos de los niños que necesitan apoyo. Nuestra labor en los centros educativos contribuye a promocionar la autonomía entre los estudiantes que necesitan apoyo en su día a día o facilitar herramientas de aprendizaje y ayuda a reforzar las pautas que se dan desde los servicios de atención temprana. Es importante trabajar en entornos reales y la escuela es uno de esos lugares, allí donde más dificultades podemos observar en las ocupaciones de los niños. Mediante su intervención, el terapeuta ocupacional promueve que cada alumno o alumna pueda adaptarse mejor al entorno escolar y aprovechar al máximo las oportunidades educativas, de relación con sus iguales y participación, sensibilizando desde edades tempranas sobre la diversidad funcional.
– El actual envejecimiento de la población parece hacer más relevante la figura del terapeuta ocupacional.
– A medida que aumenta la esperanza de vida también crece la prevalencia de enfermedades crónicas, el deterioro cognitivo y las limitaciones en las actividades básicas de la vida diaria. En este contexto, el terapeuta ocupacional actúa como un profesional esencial para promover la autonomía personal, una rehabilitación funcional, fomentar el envejecimiento activo, prevenir la dependencia, adaptar los entornos y ofrecer estrategias que faciliten la participación en la sociedad. Por tanto, el envejecimiento de la población no solo aumenta la demanda de recursos asistenciales, sino también la necesidad de profesionales cualificados capaces de intervenir desde una perspectiva psicosocial.
– ¿Qué reivindicaciones hacen en su día?
– Una de las principales, desde hace años, es la necesidad de dar visibilidad y destacar el valor de nuestra disciplina como profesión universitaria sanitaria regulada, ya que ese desconocimiento, especialmente por parte de las instituciones, ha favorecido, en cierta manera, que en ámbitos como la geriatría el terapeuta ocupacional pueda ser sustituido por otros profesionales que no son ni titulados universitarios ni sanitarios, favoreciendo, no sólo el intrusismo sino generando una brecha cualitativa en la atención recibida por los usuarios. También llevamos tiempo luchando, no solo por la integración de la terapia ocupacional en los centros educativos, como hemos hablado, sino la necesidad de incluirnos dentro del sistema de Atención Primaria, lo que no sólo acercaría la figura del terapeuta a la población general, sino que mejoraría la calidad asistencial y reduciría las listas de espera de los pacientes para recibir tratamiento por nuestra parte.
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