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Las listas de espera, en cuestión

Las listas de espera, en cuestión

Las cifras oficiales -4.576 pacientes en las listas y una demora media de 48 días- difieren con la sensación que reciben los usuarios de la sanidad riojana | Uno de cada 10 pacientes en lista de espera -450 de 4.576- lleva más de 100 días de demora; con ellos, la Consejería incumple su propio límite máximo fijado por decreto

Carmen Nevot

Logroño

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Lunes, 15 de enero 2018

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Laura aguarda desde hace más de ocho meses una llamada del Hospital San Pedro para someterse a una operación que se hace de rogar. En mayo firmó el consentimiento informado para ser intervenida de cadera. Necesita reemplazar la cabeza del fémur, desgastada por una artritis galopante, y ruega cada día para que su teléfono no tarde mucho más en sonar. En ocasiones el dolor se hace insoportable y lo sobrelleva atiborrándose a analgésicos que, dice, le están destrozando el estómago. A sus 68 años camina poco, como puede, y apoyando todo su peso sobre la otra pierna. «Este es el pequeño calvario que me ha tocado vivir y no me lamento, que otros, con mi edad, están bastante peor», comenta. Sólo una queja: «Creo que me merecía un trato algo mejor después de tantos años pagando religiosamente la Seguridad Social ahora que es cuando realmente la necesito...», cuenta, mientras insiste en que no se desvele su verdadera identidad.

La situación por la que atraviesa Laura no es una excepción. Es una realidad paralela porque, aunque de acuerdo con las cifras que facilita el Ejecutivo riojano, la Comunidad tiene una de las listas de espera menos abultadas del país y con menos días de demora -48 frente a los 104 de media nacional- , lo cierto es que, según los datos del portal de información sanitaria del Gobierno regional, en noviembre, había una bolsa de 450 pacientes que llevaban más de 100 días de espera estructural. Es decir, la que se atribuye al propio sistema sin incluir a las personas que rechazaron ser intervenidas en un centro alternativo, como el Hospital Viamed los Manzanos, (659 hasta noviembre) y a los 1.882 que solicitaron un aplazamiento de la operación por motivos personales o laborales.

El Gobierno justifica la demora en los problemas para suplir a los facultativos que recuperaron los días suspendidos durante la crisis

Estos 100 días son un periodo de tiempo que, además de una barrera psicológica, constituyen el plazo máximo legal que La Rioja fijó por Decreto 56/2008, de 10 de octubre para procedimientos quirúrgicos. Transcurrido ese plazo sin que le hayan intervenido, el paciente podrá requerir asistencia en otro centro, propio o concertado, dentro de la comunidad autónoma de La Rioja, con cargo al Servicio Riojano de Salud. Es decir, si los centros ubicados en este territorio no efectúan su intervención quirúrgica, el paciente podrá requerir asistencia en centros situados en el resto del territorio nacional. Lo mismo si se sobrepasan los 45 días para el acceso a primeras consultas de asistencia especializada y 30 para la realización de pruebas diagnósticas especializadas.

Traumatología es la especialidad más afectada por los retrasos. Y aunque el tiempo medio de espera, según la misma fuente, que se le atribuye a este tipo de procesos es de 87 días -se ha agravado 30 días con respecto a noviembre del 2016-, lo cierto es que de los 450 pacientes con más de cien días, que suponen el 10% de todos los que se encuentran en lista de espera estructural, 329 (casi el 75%) estaban pendientes de una intervención relacionada con este campo y buena parte de ellos por una prótesis de cadera.

A traumatología le sigue urología, con 67 pacientes que han superado los más de tres meses de demora. Menos abultadas son las listas de personas que se encuentran fuera del tiempo de espera legal en las especialidades de cirugía general y digestivo, otorrinolaringología y urología.

«Creo que me merecía un trato mejor después de tantos años pagando la Seguridad Social»

laura | Más de 100 días de espera

«No tienen apenas anestesistas y a losque tienen los derivan a otras especialidades»

lidia | En espera para la unidad del dolor

Sea como fuere, estos 450 pacientes que aguardan una intervención en el Hospital San Pedro -salvo uno que forma parte de la lista de la Fundación Hospital de Calahorra- son la otra cara de una realidad que casi a diario se refleja en el Teléfono del Lector de este periódico, una sección que sirve de termómetro para medir el malestar ciudadano sobre esta cuestión. El momento en el que una persona entra en la lista de espera es otro de los temas de debate más recurrentes. Mientras para la Marea Blanca Rioja, «los partes de inicio del proceso no son contabilizados por el sistema informático cuando se realiza la solicitud; incluso pueden pasar días sin que esta tarea se lleve a efecto por parte del servicio de admisión», desde la Consejería nos remiten al Real Decreto 605/2003, de 23 de mayo, según el cual un ciudadano entra en el registro de pacientes pendientes de intervención quirúrgica programada cuando así lo ha establecido un médico especialista quirúrgico, una vez concluidos sus estudios diagnósticos, y además la intervención ha sido aceptada por el enfermo.

Más allá del debate acerca de la contabilización del día 'uno' de demora, el elevado número de pacientes con más de cien días de espera a sus espaldas, el 33% más que en noviembre del pasado año, sería, según el director del Área de Salud, José Miguel Acitores, una cuestión coyuntural que se ha generado ante la dificultad para encontrar determinados profesionales que cubran los canosos, moscosos y días de descanso recuperados por los médicos por la vía judicial.

En este sentido, una sentencia obligó al Gobierno de La Rioja a restituir los canosos -días adicionales de vacaciones por antigüedad que se reconocen a partir de los 15 años trabajando- o días adicionales de libre disposición por trienios de antigüedad (una vez alcanzados los 18 años de servicio) que se suprimieron en el 2012 a través de un real decreto nacional con el que se pretendía contrarrestar la delicada situación económica por la que atravesaba el país. El juez, en un fallo que afectó exclusivamente a La Rioja, consideró que se trataba de un derecho consolidado y por tanto ordenó la devolución de los días suprimidos a estos profesionales entre el 2012 y el 2015.

El cálculo que efectúan desde la Consejería de Salud es que estos derechos recuperados se traducen en unos 2.000 días que ahora tienen que disfrutar los facultativos: «El problema no son esos días -apunta Acitores- sino que muchas veces no encuentras a profesionales para suplir esa actividad». «Aunque nos gustaría que nadie pasara de los 100 días», admite Acitores, «lo cierto es que la dificultad para encontrar 'sustitutos' ha trastocado las listas de espera sanitaria porque el fallo judicial ha afectado sobre todo a especialidades como traumatología, donde se conjugan varios factores que abundan en los retrasos para entrar a quirófano como la elevada edad media de los profesionales y el alto volumen de trabajo».

A esto, se suma que la ausencia de algunos colectivos como el de anestesistas afecta a todas las intervenciones porque, aunque «tengas especialista, si no tienes anestesista no operas», explica.

Una vez detectadas las necesidades y ante la dificultad de encontrar anestesistas, la Consejería de Salud se ha puesto en contacto con algunos hospitales «para subsanar este problema». Además, tiene previsto formar a residentes en esta especialidad para evitar que se repitan situaciones como la actual. En cualquier caso, «si no hubiéramos tenido los más de 2.000 días o si los hubiéramos podido cubrir hoy estaríamos en mejor situación», admite.

A la vista de esta situación, Salud ha activado un plan de choche para aligerar la bolsa de espera que en noviembre integraban 7.117 personas en La Rioja, 4.576 de ellas estaban en espera estructural, mientras que el resto habían pedido un aplazamiento por motivos personales o habían rechazado ser intervenidas en un centro alternativo.

La medida se activó el pasado octubre. A partir del día 16 de ese mes se habilitaron quirófanos por la tarde en el Hospital San Pedro para determinadas especialidades. «Es verdad que es difícil encontrar profesionales para determinados ámbitos, pero intentamos solucionarlo día a día y por eso abrimos los quirófanos de tarde para urología, cirugía general y, sobre todo, traumatología». «De alguna manera lo que hacemos es descongestionar lo máximo posible esa lista de espera».

Una espera con dolor

La falta de anestesistas ha afectado con especial incidencia a la unidad del dolor. Lidia lo sabe muy bien. En enero del 2016 entró a quirófano para corregir un prolapso rectal. Una intervención compleja que le ha dejado una serie de dolorosas e incómodas secuelas. Desde que se sometió a ese procedimiento quirúrgico le quedaron unas adherencias que le provocan mucho dolor y le impiden llevar una vida normal. Es peluquera y, desde que le diagnosticaron estos efectos secundarios de la operación, tuvo que dejar el negocio en manos de su socia.

Su cirujano le ofreció una solución: acudir a la unidad del dolor donde cada seis meses le hacen un 'bloqueo nervioso'. El último no tuvo el efecto deseado así que le prescribieron que se sometiera de nuevo al proceso por la vía preferente. Han pasado cuatro meses de aquello y continúa esperando. Previsiblemente, y si nada de última hora lo impide, en un par de semanas terminará el calvario. Al menos temporalmente.

Conoce las circunstancias por las que atraviesa la sanidad riojana porque cuenta que el problema es que «no tienen apenas anestesistas con esto de los recortes y, a los que tienen en la unidad del dolor, los derivan a otras especialidades y así se van acumulando las listas de espera y los que estamos en la unidad del dolor lo estamos pasando fatal».

En su caso, asegura que sufre «un dolor terrible», que describe como «si te caes y te das en la curcusilla; no puedes ni andar ni tumbarte boca arriba ni boca abajo ni sentada. Es horrible, no puedes ni ir al baño».

Lidia, que tampoco quiere desvelar su nombre real porque «con las cosas de la salud no se juega», dice, apenas puede conciliar el sueño. A sus 42 años siente una rabia e impotencia tremenda porque no soporta un dolor que le ha cambiado hasta el carácter y, mientras llega el siguiente bloqueo, se encomienda a diario a los analgésicos, esperando que algún día, tal como vino, se vaya.

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