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Instituto Nacional de Previsión

MARTÍN TORRES GAVÍRIA

Lunes, 26 de noviembre 2018, 14:02

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Últimamente se ha generado una pequeña polémica sobre si las pensiones se instauraron en España por el franquismo o por la república. La verdad que no es un tema que tenga demasiada importancia, pero tiene su morbo. Como desconocía cuál había sido el origen del sistema de pensiones en nuestro país, y me picaba la curiosidad, decidí indagar en el tema y os voy hacer partícipes del resultado que no deja de ser curioso a la vez que interesante. El primer sistema de pensiones que se instauró en el mundo fue en Alemania en 1889 de la mano del canciller Otto von Bismarck, líder del Partido Conservador. En España se empiezan a mover las cosas y en 1883 se crea una Comisión de Reformas Sociales, en 1900 sale la Ley de accidentes de trabajo, en 1903 se crea la Caja Nacional de Seguro Popular y en 1904 la Conferencia sobre Pensión Popular. Todo esto son intentos de crear algo, pero sin definir nada.

El verdadero punto de partida, el primer embrión, de las pensiones en España parte de la Ley del 27/02/1908 cuyo artículo 1º dice: «Se organizará por el Estado un Instituto Nacional de Previsión para difundir e inculcar la previsión popular, especialmente la realizada en forma de pensiones de retiro». Es decir, justo este año, hace 110 años que se creó el Instituto Nacional de Previsión con un capital fundacional de 500.000 pesetas y además en esa ley se estableció el reglamento del primer Seguro Voluntario de Retiro Obrero. Era un sistema de libertad subsidiada, una pensión voluntaria para los asalariados en forma de capitalización en figura de renta vitalicia (capital cedido). Además de las aportaciones de los obreros el Estado les aplicaba bonificaciones.

Esta ley fue firmada por Antonio Maura (Partido Liberal) durante el reinado de Alfonso XIII. Pero como esto no era suficiente se amplió la ley de 1908 con el Real Decreto de 11/03/1919 y se reglamentó el primer Retiro Obrero Obligatorio, para todos los asalariados entre 16 y 65 años, excepto para funcionarios, maestros y obreros que cobraran más de 4.500 pesetas al año. El patrono aportaba por empleado 10 céntimos al día, 3 pesetas al mes, 36 pesetas al año. Y el Estado, 1 peseta al mes, 12 pesetas al año. Las aportaciones por empleado eran lineales, es decir, la misma para todas las edades y sexos, jóvenes o mayores. Así se evitaba la discriminación de contratar solo a jóvenes porque el seguro fuera más barato. Y estas aportaciones le daban derecho al asalariado, hombre o mujer, una pensión a partir de los 65 años de 1 peseta al día, 365 pesetas al año.

Este Real Decreto fue firmado por Alvaro Figueroa del Partido Liberal. Con idea de mejorar el sistema se hace una segunda fase y se saca un nuevo Reglamento del Régimen Obligatorio del Retiro Obrero con fecha 21/01/1921 en el que además de las aportaciones obligatorias de patronos y Estado se le da la oportunidad al asalariado para que aporte voluntariamente y el destino de esos importes vayan a una de las tres opciones a elegir: 1) Acrecentar su pensión inicial. 2) Constituir una pensión anticipada (55/60 años). 3) Un seguro de fallecimiento antes de los 65 años. Gobernaba en España Eduardo Dato del Partido Conservador. Cada asalariado tenía su 'Libreta de capitalización para la ancianidad' que era intransferible e inalienable y que en la edad de jubilación se convertía en una renta vitalicia. A partir de aquí ha habido, como es lógico, muchas modificaciones de los reglamentos y nuevas leyes. Era un sistema de capitalización hasta que en 1963 la Ley de Bases de la Seguridad Social se pasa de Seguros Sociales a Seguridad Social y entramos en el sistema de reparto que es ahora nuestro principal problema.

Como hemos visto ni el franquismo ni la república, las pensiones en España empezaron con liberales y conservadores en el reinado de Alfonso XIII. Esto no es opinable, es historia.

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