Contra el fuego bacteriano
«Ha sido un año complicado, pero hemos podido contar con mucha colaboración de los técnicos», destacan en la Consejería de Agricultura
La Dirección General de Agricultura y Ganadería del Gobierno de La Rioja iniciará próximamente una campaña de prospección para, en el caso de detectar el denominado fuego bacteriano, obligar a cortar y destruir las ramas afectadas de los árboles frutales. La afección de la bacteria 'erwinia amylovora' se da, sobre todo, en árboles de fruta con pepita, es decir, en perales y manzanos, y en La Rioja ha presentado especial incidencia históricamente en el bajo Iregua y La Rioja Baja.
La primera vez que se detectó fuego bacteriano en La Rioja fue en el año 2000 y periódicamente ha vuelto a aparecer esta enfermedad, como el año pasado, cuando reapareció en Entrena. «Hay dos épocas del año, que son otoño y primavera, proclives a la aparición del fuego bacteriano. El último otoño apareció en Entrena y, después, en primavera, en Calahorra y Aldeanueva de Ebro», recuerda María Jesús Miñana, directora general de Agricultura y Ganadería del Gobierno de La Rioja, por lo que considera que este último «ha sido un año complicado, pero hemos podido contar con mucha colaboración de los técnicos de las cooperativas y de la DOP Peras de Rincón de Soto».
LOS DATOS
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2.500 hectáreas de peral amparadas por la DOP Peras de Rincón de Soto hay cultivadas en La Rioja.
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25 millores de kilos o más de peras se esperan recoger este año en toda La Rioja.
No tiene tratamiento ni otra solución que la prevención, podar tempranamente los árboles afectados y quemar esas ramas. Para tratar de luchar contra el fuego bacteriano desde la Consejería de Agricultura Ganadería y Medio Ambiente ya se han enviado 500 cartas informativas con las medidas a realizar si se detecta la bacteria. Y es que las temperaturas suaves y la lluvia propician su aparición.
La cosecha de peras de este año, con 2.500 hectáreas dedicadas a esta fruta en toda La Rioja, promete ser de récord, con más de 25 millones de kilos amparados por la DOP, así que hay que ser cuidadosos. «Los agricultores han hecho un gran trabajo, cuesta mucho revisar árbol por árbol, pero es la única manera de vigilar el fuego bacteriano, solo así la próxima campaña puede ser una de las mejores», advierte M.ª Jesús Miñana.