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La Fiscalía insiste: las pulseras antimaltrato no funcionan

La Fiscalía insiste: las pulseras antimaltrato no funcionan

El Ministerio público se queja de que en ciudades pequeñas, como Logroño, los dispositivos saltan «cuando ni siquiera se ven la víctima y el agresor»

Carmen Nevot

Logroño

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Sábado, 30 de septiembre 2017, 10:31

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Con los votos afirmativos de 278 diputados, el Congreso de los Diputados vivió este jueves una escena inédita en la historia de España. Se aprobaba el primer gran Pacto de Estado contra la Violencia de Género. Un pacto con mayúsculas por su trascendencia en la lucha contra una lacra convertida en la epidemia del siglo XXI que tendrá su reflejo en los presupuestos y que incluye la consideración de víctimas a las madres cuyos hijos hayan sido asesinados por sus parejas o exparejas para hacerles daño.

La Rioja no está exenta de los malos tratos y desde hace años y desde muchos frentes se intenta poner cerco a la también llamada violencia machista. De hecho, en el 2009, se firmó un protocolo interministerial en el que participó el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre las bautizadas como pulseras antimaltrato. Un sistema que en esta región no termina de cuajar y sobre el que la Fiscalía de La Rioja ha vuelto a alertar en su última memoria del 2017 que recoge los datos del 2016. En concreto, insiste en el «fracaso» de estos sistemas en Logroño. «Sólo en los casos de destierro es cuando el dispositivo despliega su máxima eficacia», apunta el texto del Ministerio público. Las ocasiones en las que se ha acordado utilizar este instrumento telemático en la capital riojana «han sido un fracaso -reitera- ya que, dado el tamaño de la ciudad, salta el dispositivo cuando ni siquiera se ven víctima y agresor y están en calles distintas». Esta circunstancia provoca constantes intervenciones policiales, que van acompañadas de detenciones y derivación al juzgado cuando, en realidad, «no ha existido quebrantamiento, provocando miedo e inseguridad a la víctima».

Más allá de los dispositivos telemáticos, las cifras sobre violencia de género en La Rioja hablan por sí solas de un fenómeno que parece no tener fin. De acuerdo con el mismo documento de la Fiscalía, en el 2016 la Oficina de Atención a la Víctima del Delito Violento, que interviene en la recuperación de las víctimas desde la denuncia hasta el final, atendió 437 casos de violencia de género, frente a los 235 del 2015, y se retrocede a las cifras con las que se cerró el 2014. La mayoría de los casos (282) fueron atendidos en la Oficina de Logroño, 105 en Calahorra y 50 en Haro.

Un perfil poco definido

En cuanto al perfil, de los datos que recoge la memoria se desprende que la violencia de género no está acotada a un solo colectivo. De todas las mujeres protagonistas de asuntos que finalmente requirieron intervención (236), 139 eran españolas y 97 extranjeras. Y aunque la mayoría se encontraba en la franja de edad de entre 25 y 54 años, en dos casos, las jóvenes no llegaban a los 17 años y en cinco superaban los 65.

En 76 supuestos la relación que les unía con su agresor era la de matrimonio, en 20 eran pareja de hecho, 59 eran novios, 57 eran expareja y 24 excónyuges. No es mayoritario pero también hay casos en los que existen adicciones. Este problema lo presentaron 57 agresores el año pasado y de ellos, el 57,9% estaba enganchado a las drogas y el 42,1% sufría alcoholismo.

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