Una de las sesiones de juicio celebrada en la Audiencia Provincial de La Rioja. Sonia Tercero
Juicio por el crimen de Los Lirios

«Los únicos perjudicados somos mi hijo y yo. No he hecho absolutamente nada», alega el acusado

El fiscal mantiene la acusación de asesinato para A. E. M. y reclama 22 años de cárcel, los mismos que la acusación particular, mientras que la defensa insiste en la inocencia del procesado

Carmen Nevot

Logroño

Viernes, 31 de octubre 2025, 10:01

«Los únicos perjudicados somos mi hijo y yo. No he hecho absolutamente nada». Visiblemente derrumbado y entre lágrimas, A. E. M. ha vuelto este viernes a defender su inocencia. En esta ocasión lo ha hecho en su último turno de palabra en la novena y última sesión de juicio que se sigue contra él por supuestamente asesinar a su esposa, Mercedes, en la madrugada del 13 de octubre de 2020.

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Antes, en una sesión dedicada íntegramente a la exposición de las conclusiones definitivas de cada una de las partes, la Fiscalía anunció que mantiene la petición de 22 años de cárcel por un delito de asesinato y eleva de 50.000 a 100.000 euros la indemnización que solicita para el hijo del procesado. La acusación particular siguió los pasos del fiscal y también mantiene su petición de 22 años de cárcel por asesinato. Mientras, la defensa insistió en la inocencia de A. E. M. y en que los hechos no ocurrieron tal y como los describen las dos acusaciones.

Llegado el momento de la exposición de motivos, el fiscal, dirigiéndose a los miembros del jurado, indicó que este caso se basa en indicios que apuntan directamente al acusado. El primero de ellos, relató, es el propio escenario del crimen. La víctima, Mercedes, «era una mujer muy miedosa, se tomaba en serio la seguridad, cerraba la puerta con llaves y las dejaba puestas». La noche del 12 de octubre de 2020 «estaba en la intimidad de su casa» y «Merche sólo quitaba las llaves cuando sabía que iban a ir su marido o su hijo». El día en el que fue hallado su cuerpo, estaban en la caja de la cocina donde solía depositarlas habitualmente.

El segundo indicio, añadió, es que el propio acusado difundiera a personas muy concretas que su mujer se había suicidado y que comentara que junto a su cuerpo había un cuchillo que estaba limpio. «Son conocimientos precisos más propios de quien conocía lo que había ocurrido allí».

Como tercer indicio apuntó a las declaraciones contradictorias del hijo del procesado cuando aseguró que el día 12 su padre y él se fueron a dormir, mientras que A. E. M., durante su declaración este pasado miércoles, sostuvo que su hijo se había ido primero y él había salido a buscar a un amigo. Otro de los indicios que, a su juicio, señalarían directamente al acusado es su teléfono. Estuvo «apagado» desde las 21.20 hasta las 08.47 horas la noche en la que supuestamente cometió el crimen. Además, «mintió a la policía en el momento de ser detenido» en septiembre de 2021. Cuando entregó el teléfono dijo que era el que tenía desde el 11 de septiembre de 2020, cuando en realidad un mes y veinte días después cambió de nuevo de terminal.

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El fiscal también se refirió al ADN del procesado encontrado en el dorso y las uñas de la mano derecha de la víctima que estaba oculta bajo su cuerpo; y al distinto estilo de vida de Mercedes y el acusado, de quien ella, según testificaron sus hermanos, tenía la intención firme de separarse. Precisamente, el divorcio habría sido, según su versión, el detonante del crimen.

Para la acusación particular, que representa a los hermanos de la víctima, la conclusión de este caso «es la culpabilidad del acusado». «Ha alterado la escena, ha ocultado información, ha eliminado pruebas y ese comportamiento es algo que el tribunal considera un indicio inequívoco de culpabilidad». Al igual que el fiscal, detalló los indicios que, a su juicio, señalan directamente al procesado. Mencionó la compra de dos móviles en poco más de un mes, y el último, días después de que presuntamente asesinara a su mujer; al teléfono apagado durante la noche en la que se cometió el crimen; el ADN hallado en las manos de la víctima; el suicidio simulado; el robo improvisado y las «mentiras» a la policía».

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«Jugando a la confusión»

El último en exponer sus conclusiones fue la defensa para quien el caso contra A. E. M. se basa en «conjeturas y elucubraciones». Desde un principio, dijo, la policía, la Fiscalía y la acusación particular sustentaron la causa en el trayecto que supuestamente hizo el procesado la noche del 12 al 13 de Gumiel (Burgos) a Logroño «para asesinar a su esposa», y «como se les ha caído la prueba estrella que les podría servir –en referencia a las imágenes de las cámaras de la DGT en las que no aparece el vehículo del acusado– le han restado importancia».

A su juicio, las acusaciones se han dedicado a sembrar dudas, «ocultando lo que no les encaja» y se «han agarrado al ADN para meter a este pobre infeliz –en referencia a A. E. M. a quien tildó de víctima del sistema– 22 años en la cárcel». El letrado también trató de poner en evidencia el atestado policial donde, dijo, «no han dudado, pese a su desconocimiento científico, en reflejar que el lavado de manos con agua y jabón hace desaparecer el ADN», cuando «expertas del Instituto Nacional de Toxicología dijeron que no es así». Por tanto, presentan como indicio «algo que es incierto».

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El abogado continuó acusando a la investigación de «ocultar» que en las grabaciones de las cámaras adyacentes a la vivienda de la víctima en el parque de Los Lirios no se ve al procesado, «lo que ocurre es que este dato no interesa».

En cuanto al móvil, que acusan al procesado de haberlo apagado para que no siguieran su rastro la noche del crimen, el letrado recordó que no tenía cobertura en su casa con su compañía telefónica, «lo mismo que no tengo yo en esta sala –dijo levantando su móvil–, y teléfono sin cobertura es como un teléfono apagado».

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En este caso se está «jugando a la confusión» al afirmar que el acusado simuló primero un suicidio y luego manipuló la escena para que pareciera un robo. «Sería el criminal mas idiota de la historia. Tienes pensado decir que es un suicidio y luego simulas un robo».

Por último, culpó a las acusaciones de «enredar» con testimonios para presentar al procesado como un «bebedor, juerguista, putero y golfo», de quien la víctima quería divorciarse, aunque sus supuestas intenciones sólo las conocerían sus hermanos, una amiga y el panadero y, sin embargo, no dijo nada a su hijo y a su entorno.

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El juicio entra en la fase final con la entrega del objeto del veredicto

Después de nueve intensas jornadas que comenzaron el pasado día 20, el juicio por el crimen de Los Lirios, por el que han pasado decenas de testigos, entrará el próximo lunes en su fase final. Ese día el magistrado entregará a los miembros del jurado –nueve titulares y dos suplentes– el objeto del veredicto y a partir de ese momento permanecerán aislados para deliberar sobre la culpabilidad o no del procesado.

En el objeto del veredicto el magistrado va enumerando en párrafos separados los hechos alegados por las partes, diferenciando los que son desfavorables para el acusado y los que le son favorables. También debe determinar el hecho delictivo por el que debe ser el acusado declarado culpable o no culpable y si hay eximentes o atenuantes.

Para que un hecho sea declarado probado deberá contar como mínimo con siete votos favorables, mientras para que lo estimen no probado basta con cinco. La misma proporción de votos se necesita para declarar la culpabilidad o no del acusado.

Si el veredicto es de culpabilidad, el magistrado escucha a las partes sobre la pena que consideren pertinente imponer al procesado.

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