La ausencia de mano de obra, otro problema pero con lecturas diferentes

El secretario general de la patronal, Juan Ramón Liébana, reconoce que «tenemos que ser atractivos y captar a gente joven, a mujeres, a extranjeros...». Calcula que en La Rioja el sector de la construcción «necesita alrededor de 4.000 trabajadores», casi tantos como los que hay en la actualidad, «algo más de 5.000», apunta Juan Carlos Alfaro, secretario general en UGT de la federación que engloba este sector.

Sin embargo, Javier García, responsable del área de construcción en el sindicato CC OO, discrepa de esa cifra, «que ni de lejos es tan elevada. Sí falta mano de obra, eso lo tenemos todos claro, sobre todo en determinados puestos. Pero no en esas cifras de 4.000».

Y a la hora de buscar las causas de esa escasez de personal «habría que preguntarse por qué. Y hay que decir alto y claro que sigue habiendo empresas que tienen jornadas laborales de diez horas pero pagan ocho a sus empleados. Salarios y jornadas no van alineados. También hay constructoras que siguen pagando el trabajo a destajo y por metros, sobre todo de quien coloca pladur o ladrillo caravista», asegura García.

En cambio, Liébana asevera que el convenio de la construcción «es de los mejores que tenemos en La Rioja, comparativamente hablando, tanto en el plano económico como en el social». El plan de pensiones propio que han firmado en España la Confederación Nacional de la Construcción y los sindicatos UGT y CC OO «es inédito» y las empresas aportan una cantidad anual a sus trabajadores que se destina a un fondo del que se beneficiarán a la hora de jubilarse –es compatible con la pensión al final de la vida laboral–. «Eso también debiera servir de atractivo. Nuestro sector ha cambiado mucho, ahora tiene mejores condiciones, ya no se suben al hombro sacos que pesan kilos y kilos», explica el secretario general de la patronal de la construcción.

La búsqueda de relevo generacional también preocupa a los agentes implicados y el problema actual se puede agravar con las jubilaciones de quienes aún trabajan en el sector «porque muchos profesionales válidos lo dejaron en la crisis del ladrillo y no han vuelto». Por ello la formación cobra especial relevancia «en áreas como interiorismo o colocación de pladur», sostiene Alfaro.

García, por su parte, advierte del «peligro que puede suponer buscar profesionales solo en el mercado de la inmigración. Los trabajadores tiene que estar en una situación regularizada en España para que puedan ejercer sus derechos».