España acogió a Gali en Logroño por afinidad política y la ausencia de 'topos' marroquíes

Detrás de ese nombre de origen argelino se ocultaba el de Brahim Gali, líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y su llegada a Logroño era el punto y final a cinco intensos días de una negociación a tres bandas en la que, junto a los hombres fuertes del Polisario, participaron la presidencia argelina y el Gobierno español, según ha desvelado ECSaharaui, altavoz digital del Frente Polisario.

Noticia Relacionada

El juez Pedraz rechaza acordar el ingreso en prisión de Brahim Gali

Según la documentación policial a la que ha tenido acceso este periódico, Gali ingresó en el hospital Central de la Armada de Argel el 13 de abril, después de que los síntomas de COVID que empezó a manifestar diez días antes se agravaran y entrara en serio riesgo vital. En ese momento comenzó a barajarse la posibilidad de trasladar a Gali a Europa para su tratamiento. Según el relato que ofrece el medio ECSaharaui citando fuentes próximas a la dirección del Frente Polisario, nunca se barajó otra opción que no fuera España y en ningún caso se estudió que fuera tratado en Alemania, como informó un medio francés «cercano al régimen marroquí». De hecho, recuerda que en España ya fueron tratados tanto el representante del Frente Polisario en la ONU, Ahmed Boukhari, como Mohamed Jadad, hombre de confianza de Gali y antiguo jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores.

En esas negociaciones, la única exigencia impuesta por el Ejecutivo español –según informa ECSaharaui– habría sido que la estancia de Gali en el centro hospitalario elegido se realizara con absoluta discreción, entre otros motivos para evitar tensiones con Marruecos. Más aún cuando el Frente Polisario dio por finiquitado en noviembre de 2020 el acuerdo de alto el fuego firmado con Rabat en 1991 y decretara el estado de guerra con el reino alauí.

Esa exigencia excluía de la ecuación los traslados más obvios –País Vasco, Madrid o Cataluña–, donde sería más complicado mantener en secreto la llegada de Gali independientemente de la identidad que se empleara en el ingreso hospitalario. En ese escenario, alguien sugirió la posibilidad de Logroño. Por dos razones, describe el medio que hace las veces de portavoz del Polisario: «La tranquila capital de La Rioja, una pequeña pero rica región vinícola, no tiene salida al mar y está aislada en el norte de España». No solo eso, también la afinidad política con Madrid: «Esta comunidad autónoma está gobernada desde 2019 por la socialista Concha Andreu, del mismo partido del presidente Pedro Sánchez», describen.

La información que ha desvelado la gestación del traslado de Gali a La Rioja también hace hincapié en la simpatía que despierta la causa saharaui en la región recordando que Andreu recibió en enero de 2020 en el Palacio de Gobierno al delgado del pueblo saharaui en La Rioja, Abdalahe Hamad, durante el que le trasladó el apoyo del Ejecutivo a través de las diferentes consejerías y la colaboración en los diferentes proyectos que desarrollen.

A la decisión última también colaboró el hecho que de Logroño no está en el radar de la «vasta red de espías y 'topos' de la Dirección General de Estudios y Documentación –el servicio marroquí de contraespionaje– en España», que ya habrían conseguido infiltrarse en otros encuentros entre responsables de movimientos opositores al régimen alauí y autoridades españolas.

Cerrado el acuerdo, en la tarde del pasado 18 de abril un avión presidencial militar argelino, según informa la SER, partía de Argel con destino a la base militar de Zaragoza, en donde tomó tierra a última hora de la tarde. Dentro viajaban un médico argelino y una tercera persona identificada por la Policía Nacional como «familiar» de Gali.

En la pista de aterrizaje le esperaba una ambulancia medicalizada –del Servicio de Salud de Aragón según el informe de la Policía Nacional aunque el jueves el presidente aragonés, Javier Lambán, aseguró que era del SERIS– que trasladó al 'paciente Benbatouche' hasta el hospital San Pedro. Cuatro días después, todos los intentos por mantener la discreción saltaban por los aires cuando la revista Jeune Afrique informaba del ingreso de Gali en el centro sanitario logroñés.