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JUAN QUINTANA - LA TRILLA
Martes, 22 de mayo 2018, 23:30
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La dieta mediterránea forma parte de nuestro acervo cultural. Tal como lo define la Unesco, comprende un conjunto de conocimientos, competencias prácticas, rituales, tradiciones y símbolos relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales. También la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos. En particular, y quizás eso es menos conocido, pone en valor el acto de comer juntos, como base de la identidad cultural en la cuenca del Mediterráneo, favoreciendo los vínculos sociales. Menos mal, porque si se tratara solo de lo que comemos, no parece que nos mantengamos muy fieles a nuestros productos. De acuerdo con el último Informe del estado de la situación sobre frutas y hortalizas: nutrición y salud en la España del siglo XXI, desde 1964 hasta 2015 se ha reducido su consumo más del 40%, hasta una media per cápita de 260 gramos en hortalizas y 287 en frutas. Entre ambas, poco más de un kilo cada dos días, lo que a decir verdad, no parece escaso. Pero lo más preocupante es la tendencia que continúa en caída. En concreto, desde el 2013 ha bajado el 4% el consumo per cápita de hortalizas y el 2% el de frutas. Pero nos es solo un caída del consumo per cápita, sino también, aunque en menor proporción, del consumo total en España.
Las guías alimentarias recomiendan un consumo superior a 2-3 raciones en verduras y frutas. La media nacional es de 1,3 raciones en el primer caso y 1,5 en el segundo, lo que muestra el déficit. En La Rioja se sitúa en 1,7 raciones en hortalizas, incluyendo patata, y 1,4 sin ella.
Por otro lado, las importaciones de países terceros siguen en aumento, con un incremento del 5% en el último año, si bien es cierto que se trata de consumo per cápita. Una reducción del consumo y un aumento de las importaciones puede reflejar un mercado desequilibrado o unas bajas producciones interiores. La realidad es que el apoyo de la PAC a este sector se mantiene. El borrador de Reglamento mantiene el régimen de apoyo a la producción y comercialización de frutas y hortalizas, con el mismo nivel de ayudas para los programas operativos.
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