«Tengo una deuda pendiente en Arnedo con un niño que se llama Hugo»

«Hola. Soy Hugo y en estos momentos quiero decirte que estoy contigo, dándote fuerza para ayudarte a vencer a este bicho maldito. Dicen que el buen humor ayuda a mantener fuerte nuestro sistema inmunológico, así que espero que esta carta te alegre un poquito y te ayude a recuperarte lo antes posible. Piensa en todas las cosas bonitas que tienes en la vida, porque eso te dará toda la fuerza necesaria para que el bicho salga de ahí. Mi familia y yo luchamos de la única manera que podemos, quedándonos en casa para que así os puedan cuidar mejor en los hospitales. Un beso muy fuerte desde Arnedo».

La calceatense María Jesús Moreno, Chus, no pudo, siquiera, terminar la carta. «Me la tuvo que leer la compañera de habitación», de la emoción que la embargó, recuerda. Sabía que aquellas palabras no iban expresamente dirigidas a ella; que era una de las muchas cartas que los niños mandan para animar a los pacientes; no conocía a su autor... Pero le tocó tan adentro que ha hecho de ella un icono de su lucha. «Cada día la leo varias veces. Me anima mucho, sobre todo cuando estoy de bajón», dice.

El COVID-19 que creía haber superado repuntó con una neumonía que determinó su ingreso en el hospital San Pedro, donde se recupera un poco cada día. Fue el jueves cuando contactó con un amigo arnedano, José Luis, al que pidió un favor: «Que, como no sabía quién había sido, diera las gracias por Facebook, de mi parte, a todos los niños que se llamasen Hugo, en Arnedo».

Apenas pasaron unas horas y el amigo le telefoneó: había localizado al niño: Hugo Cordón Martínez, de 10 años. «Fue muy emocionante», recuerda Chus. Primero habló con su madre, Diana, y al día siguiente, que ya se encontraba algo mejor, con el chaval. «Fue una conversación súperbonita, muy emocionante y llena de cariño por ambos. Yo hacia él de agradecimiento y él hacia mí también, porque me dijo que le hacía mucha ilusión que alguien hubiese recibido su carta y que si me había podido ayudar un poquito, eso le ponía muy contento». La charla se interrumpía a veces: «Estamos todos aquí llorando, mis papás y yo...», le dijo él en una ocasión.

Hablaron y quedaron en verse para recibir la carta original, para Chus un tesoro. «Tengo una deuda pendiente en Arnedo con un niño que se llama Hugo, al que agradezco todo lo que está haciendo por mí con esta carta. Este pequeño detalle para mí ha llegado a ser muy grande», confiesa la calceatense.