El acusado, en una de las sesiones de juicio que se sigue contra él en la Audiencia Provincial. Juan Marín
Juicio por el crimen de Mercedes

Capuletos y Montescos en Los Lirios

La vista por el asesinato de Mercedes encara una semana crucial y se encomienda a las periciales tras cinco jornadas con más dudas que certezas y el testimonio de dos familias claramente enfrentadas

Carmen Nevot

Logroño

Sábado, 25 de octubre 2025, 20:49

El juicio por el asesinato de Mercedes, de 56 años, en su casa en el parque de Los Lirios encara esta semana la recta final. ... Las pruebas periciales serán decisivas en un caso lleno de nudos difíciles de deshacer y en el que claramente están enfrentadas dos familias. Algo así como los Capuleto y los Montesco que a cada nueva jornada alimentan el odio entre dos casas otrora emparentadas.

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Las declaraciones aportadas en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de La Rioja en las cinco jornadas de juicio celebradas hasta el momento apenas han arrojado luz sobre el crimen. Las versiones de la Fiscalía y de la acusación particular coinciden en que el acusado, A. E. M., de 61 años, supuestamente asesinó a su mujer en la madrugada del 13 de octubre de 2020 porque ella quería poner fin al matrimonio. Para ello tuvo que viajar a Logroño desde Gumiel de Mercado (Burgos), adonde se había trasladado dos días antes para ayudar a su hijo con la vendimia, matar a Mercedes y regresar al pueblo. Para la defensa, los hechos no fueron ni mucho menos así y, por tanto, el verdadero culpable no sería quien se sienta estos días en el banquillo.

Los ocho hermanos de la víctima, todos ellos nacidos en la citada localidad burgalesa, describieron un matrimonio roto. Ella, Mercedes, que confiaba en que el 14 de octubre un tribunal médico le diera el alta tras meses convaleciente por una lesión que le obligó a llevar un inhabilitante corsé, había tomado la firme decisión de separarse. Llevaba años quejándose de que él no hacía vida de matrimonio, «no aguantaba más». Todos los hermanos eran una «piña», dijo uno de ellos.

La defensa difiere de las acusaciones y, por tanto, el verdadero asesino no estaría estos días sentado en el banquillo

La familia de Mercedes asegura que la pareja estaba rota; la del acusado, que se desvivían el uno por el otro

Esta versión no coincidía para nada con la de la familia del acusado, procedente de un municipio riojalteño, y con la de los amigos de la pareja. Todos ellos descartaron las desavenencias en el matrimonio, al contrario, «nunca les vimos discutir. «Él siempre estaba pendiente de ella y ella de él». De la relación de 'Merche' con sus hermanos, aseguraron que era prácticamente inexistente. La mujer se lamentaba a sus amigas de que no la visitaran, de que no hubieran preguntado por ella cuando estuvo convaleciente y de que ni siquiera conocieran su piso de Logroño. Una versión que coincidía con la del hijo, quien defendió de forma contundente y entre lágrimas la inocencia de su padre.

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Entre medias, en la sala trataron de desnudar la situación económica por la que atravesaba la pareja, se pusieron sobre la mesa los supuestos excesivos gastos de él y se desveló la existencia de un seguro de vida de Mercedes del que A. E. M. no habría tenido constancia hasta después de su muerte. Transcurridos unos días del crimen, llamó a la aseguradora para preguntar por si existía alguna póliza a nombre de su mujer y le dijeron que siete años atrás había contratada una de vida. No volvió a preguntar por el seguro.

El lugar del delito

La escena del crimen es clave en este caso porque de la tesis inicial del suicidio, que es lo que en un primer momento dijo el acusado, la policía pasó a considerar que el domicilio de la víctima se había manipulado para simular un robo. La existencia de una única cajonera abierta en el dormitorio principal, los objetos de un bolso dispersos por el suelo en el vestíbulo, manchas de sangre en el colchón y en el hall, donde se halló el cuerpo de Mercedes, marcas de arrastre, un cuchillo «estratégicamente» colocado junto a la mano izquierda de la víctima –así lo dijo la jefa de grupo operativo de la Policía Científica–, una vivienda «escrupulosamente limpia y ordenada», un arma blanca con manchas de sangre, pero sin huellas ni ADN...

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De momento sigue habiendo más incógnitas que certezas y cinco jornadas más de juicio por delante en las que el papel de los peritos será decisivo para que el 2 de noviembre, después de que el magistrado les entregue el objeto del veredicto, los miembros del jurado popular se encierren a deliberar sobre la culpabilidad o no de A. E. M.La Fiscalía pide para él 22 años de cárcel por asesinato con alevosía.

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