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«En el vivero de empleo aprendí a saber qué puedo ofrecer a una empresa»

Luis J. Ruiz

Logroño

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Domingo, 19 de abril 2020, 08:54

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Después de casi once años trabajando en una firma dedicada a la fabricación de maquinaria agrícola, Marta Gómez decidió buscar otra alternativa en el mercado laboral y cambiar de trabajo. De eso hace ahora dos años y alguien le habló de los viveros de empleo que organiza la UNIR (hasta el próximo 3 de mayo está abierta la convocatoria, gratuita, para el que se organiza con el Ayuntamiento de Logroño) y allí empezó su proceso de reincorporación laboral.

«Me sirvió, sobre todo, para conocerme, para saber qué puedo ofrecer a una empresa, para afrontar una entrevista o para conseguir el trabajo de mis sueños. Y también sirve para darte cuenta de que, aunque realmente ya lo sabes, no eres el único que está en esa situación», recuerda, ya empleada de nuevo en una gran empresa del sector agroalimentario.

Las dinámicas del vivero, explica, son uno de sus puntos fuertes: «Hacíamos prácticas, había motivación y sobre todo aprendimos a identificar nuestras debilidades, nuestras fortalezas, el valor de la experiencia laboral previa que acumulamos, cómo mejorar y qué es lo que podemos aportar a las empresas».

Más allá de ese proceso de formación y de autoconocimiento, el vivero de empleo puso a su alcance un itinerario en el que también profundizó en la situación del mercado laboral, en la inteligencia emocional, en la adquisición de habilidades blandas (las asociadas con la personalidad y naturaleza de cada uno), las digitales o la construcción de una marca personal fuerte en redes sociales y la búsqueda de empleo en las nuevas plataformas. «Tanto en Twitter como, sobre todo, en Linkedin, donde se pueden encontrar ofertas más específicas al ser una plataforma profesional que hay que conocer para poder sacar rendimiento».

«El vivero se articulaba a través de una plataforma en la que interactuábamos con el resto de personas que formaban parte del mismo, gente que está en tu misma situación y entre los que compartíamos nuestras experiencias y nuestros deseos bien de encontrar un puesto de trabajo bien de impulsar un cambio de rumbo en su trayectoria», recuerda Marta Gómez.

Durante los meses que duró su paso por el vivero, explica, la responsable del programa era la que les iba guiando ofreciéndoles las claves: «Era como un juego en el que había diferentes pantallas y en cada una de ellas obteníamos formación, ayuda, cuestiones vinculadas a la psicología del trabajo para progresar y conocer nuestro potencial».

Ese proceso de reinvención, más allá de ayudarle a encontrar un puesto de trabajo, le sirvió, reconoce, para cambiar su forma de pensar. «No hay que tener miedo a los cambios sino que tenemos que confiar en nuestras posibilidades y en nuestras fortalezas. No somos esenciales, todos somos sustituibles y no debemos tener miedo a cambiar de empresas. Esto se basa en ser feliz y si llega un día en el que vea que otro empleo me puede dar más, cambiaré. No hay que dejar de luchar por tus sueños, independientemente de la edad que uno tenga», completa.

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