Borrar
Graduación de alumnos de la UNIR en la plaza de toros de La Ribera. FERNANDO DÍAZ
Un mundo más inclusivo de la mano de la universidad

Un mundo más inclusivo de la mano de la universidad

Los cambios en educación conducen hacia un mundo que no excluye a nadie, digitalizado y con el alumno en el centro. La institución que no camine al mismo paso que la sociedad se quedará irremediablemente atrás

Carmen Nevot

Logroño

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 26 de abril 2020, 09:56

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Adía de hoy nadie cuestiona que las universidades han evolucionado de tal manera que se han convertido en las auténticas impulsoras de la economía global, de la innovación e investigación, pero sobre todo juegan un papel vertebrador en el progreso social de cualquier país.

Un largo camino ya recorrido pero en el que todavía estas instituciones académicas deben afrontar algunos cambios desde distintos frentes. Las pequeñas metamorfosis en el ámbito social, tecnológico e incluso en los propios estudiantes se hacen necesarias para hacer de este un mundo cada vez más inclusivo.

La educación no es una excepción y como ha ocurrido en otros campos. La irrupción de la digitalización plantea un reto complejo para el sector educativo. Sin duda, no habrá un único futuro, pero en un mundo como el actual quedarán relegadas aquellas universidades que no se adapten a las necesidades actuales y a los escenarios que se plantean a corto y medio plazo para la educación superior. Basta un dato: a día de hoy, solo el 2% de su estructura está digitalizada.

La UNIR ha llegado a comunidades indígenas colombianas que viven en aldeas remotas y viajan para tener acceso a Internet y entrar a clases virtuales

En ese escenario, la educación superior 'on line' lidera y liderará esta transformación de la que no estarán exentos los campus presenciales. «Las universidades tienen que aceptar el futuro digital si pretenden continuar cumpliendo con su papel social como vehículos de inclusión e igualdad». Quién así lo asegura es Miguel Arrufat, consejero delegado de la UNIR.

En esa singladura hacia la digitalización las universidades en línea son las que marcan el rumbo porque reducen la brecha de la desigualdad y facilitan la inclusión. «Rompen barreras sociales, físicas, culturales y permiten, gracias a su modelo de flexibilidad, que las personas puedan seguir formándose en un aprendizaje continuado y de por vida, acorde a las necesidades de esta era. Por ello, representan una inmensa oportunidad de progreso social», apunta Arrufat.

En este sentido, una de las claves en el crecimiento de la UNIR es que «su metodología 100% on line ha cambiado la vida de miles de personas que antes no tenían la posibilidad de acceder a una educación universitaria tradicional, debido a limitaciones prácticas o económicas. Hemos derribado las barreras de la educación superior. El aprendizaje en línea es el motor de progreso social», señala.

Así, por ejemplo, la UNIR ha llegado a comunidades indígenas colombianas que viven en aldeas remotas, y viajan cada semana a otras ciudades solo para tener acceso a Internet, entrar en las clases virtuales y descargarse los deberes. «Nuestros estudiantes están desesperados por aprender. Solo una universidad digital puede llegar a toda esa gente», precisa este directivo.

Para José María Vázquez, rector de la UNIR, «la revolución digital en la educación superior proporcionará enormes beneficios a las economías emergentes en Latinoamérica» porque, en su opinión, el acceso a la educación es la base no solo para el crecimiento personal individual sino también para el desarrollo socioeconómico de un país.

En el horizonte más próximo la calidad de la enseñanza universitaria se sustentará en dos ejes claves. Por un lado, en la inversión en formación docente y por otro, en desarrollo. Es por ello que UNIR forma a todos sus docentes en las técnicas especiales de la educación on line y «recoge, analiza y reacciona con gran rigor ante las impresiones de los alumnos». En paralelo, analiza el rendimiento de un docente en sus clases, lo que ayuda a mejorar la calidad de manera constante.

Otro de los pilares en los que se apoya este campus on line con ADN riojano es el Big Data. Una herramienta que emplea para hacer un seguimiento del rendimiento de sus alumnos y de las cambiantes necesidades del mercado laboral. «Nuestro objetivo en la UNIR es lograr la excelencia académica en todo momento mediante el uso de la mejor tecnología y de los mejores profesores», explica Elena Martínez Carro, decana de la Facultad de Educación.

El impacto de la tecnología

Con el tiempo, el impacto de la tecnología en la educación adquirirá mayores dimensiones. En este sentido, se hace necesario impulsar la conectividad porque la universidad debe estar permanentemente conectada a los estudiantes que son nativos digitales y no conciben un servicio sin Internet.

Pero también habrá que tener en cuenta la Inteligencia Artificial, que ayudará a personalizar contenidos a los estudiantes y contribuirá a prevenir los fracasos académicos, entre otras virtudes; y la realidad virtual, como el empleo de los simuladores, para mejorar la experiencia de aprendizaje.

Y es que el estudiante de hoy ha cambiado profundamente respecto al de hace una década. Son muy críticos, exigentes, volátiles, muy sensibles al precio y a cualquier mala experiencia, piden atención personalizada y el smartphone es su herramienta fundamental. Usan Internet a diario, tanto para cuestiones de trabajo como para el ocio. Por tanto, también exigirán tener acceso por el móvil a un servicio básico como la educación.

En la práctica, todos estos cambios apuntan hacia un mundo digitalizado, más inclusivo y que tendrá al estudiante en el centro. Por tanto, la institución educativa que no aprenda en esta década a caminar a la misma velocidad que la sociedad se quedará atrás.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios