Borrar
Un operario del Ayuntamineto de Logroño traslada las cenizas de un fallecido por el coronavirus. Justo Rodriguez
Coronavirus en La Rioja: las funerarias riojanas, sin colapso y sin derivar incineraciones, aunque con retrasos de hasta tres días

Las funerarias riojanas, sin colapso y sin derivar incineraciones, aunque con retrasos de hasta tres días

«El crematorio sí que es cierto que está al 110% de lo que debería y eso genera cierto retraso», admite Jerónimo Miguel

Carmen Nevot

Logroño

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 13 de abril 2020

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La realidad ha vuelto a dejar a la ficción en su sitio, en un cuento de niños, en un mal guión de película postapocalíptica, y las escenas que ofrece son dramáticas incluso para aquellos que tienen la piel más curtida en otras batallas. Nunca antes ninguna fue como esta.

Madrid es el espejo en el que nadie desea mirarse estos días. La imagen del Palacio de Hielo habilitado como una gigantesca morgue improvisada donde yacen los cuerpos que las funerarias no dan abasto a incinerar es la cara más amarga de una pandemia que penaliza a los fallecidos pero también a los familiares que sufren el doble castigo de perder a su ser querido y no poder despedirse de él.

Las funerarias riojanas miran de lejos el colapso que sufren en otras comunidades. Una situación a la que «al menos de momento», puntualizan desde la prudencia, no han llegado. Y aunque todavía es pronto para vaticinar la evolución del SARS-CoV-2 en los dos últimos días «parece que la situación va remitiendo», explica Jerónimo Miguel, gerente de Mémora-Pastrana. Así lo avalaría el volumen de trabajo que han tenido estos días de Semana Santa. «La normalidad es relativa», describe, porque «tenemos una incidencia altísima». Tanto, que han llegado a multiplicar los servicios que prestan hasta por cuatro con entre 12 y 15 ceremonias al día. Aún así, reconoce que no han estado colapsados en ningún momento «saturados sí», dice, y no han tenido que derivar incineraciones a funerarias de regiones vecinas, como sí han tenido que hacer en otras comunidades. Tampoco ha ocurrido al contrario, no les han pedido servicios del otro lado de la muga.

«Con las incineraciones tienen que esperar a la hora que haya disponibilidad»

Maite Orío | Gerente del Tanatorio San José

Reconoce que han llegado a esta pandemia con el entrenamiento hecho y con unos cuantos simulacros a la espalda para hacer frente a situaciones críticas, como el 11M, o a diferentes catástrofes. «Tenemos establecidos protocolos para organizar cada proceso en un momento de muchos fallecidos», explica.

Una situación inédita a la que llegan bordeando el colapso, pero con un crematorio trabajando al 110% y «eso genera cierto retraso». Todo, pese a que con el fin de agilizar los entierros o incineraciones durante la vigencia del estado de alarma por el coronavirus, el Gobierno permite que se puedan efectuar entierros sin esperar a que transcurran 24 horas desde el fallecimiento, sea cual sea la causa de la muerte.

Así las cosas, algunos de los servicios sí se han hecho antes de que pasen las 24 horas, pero los menos, el resto se han venido haciendo con esa «relativa normalidad» a la que nos está acostumbrando el coronavirus. En los casos más extremos se han producido retrasos de hasta tres días.

La tendencia creciente hacia la cremaciones ha tenido mucho que ver en las demoras. Antes del coronavirus la incineración era la opción elegida por el 70% de los finados y en plena pandemia este último destino, como así lo llaman en la jerga funeraria, es el que eligen ocho de cada diez fallecidos.

Entre la plantilla de Mémora Pastrana «no ha habido ninguna baja, estamos todos bien aunque sí que es cierto que intensificando los turnos de trabajo», señala para reconocer a renglón seguido que «si aquí no hemos colapsado es por la respuesta del personal. Me ha estado llamando la gente de fiesta para ver si necesitaba que vinieran a trabajar y nadie me ha pedido ni una hora».

Similar al de Mémora Pastrana es el ritmo de trabajo que el virus ha imprimido en el tanatorio San José. Tampoco desde aquí ha habido necesidad de trasladar fallecidos a otras comunidades para incinerarlos y no se han recibido peticiones de otras regiones ni en el crematorio municipal de Logroño, ni en el de Calahorra, «que son donde incineramos nosotros», explica la gerente, Maite Orío.

En el de Calahorra se da servicio a la zona de La Rioja Baja y tanto en este como en el de Logroño «se está trabajando 24 horas para poder dar servicio pero a los fallecidos de nuestra comunidad», precisa.

Sin llegar a estar desbordados, tienen que afrontar el inmenso trabajo que está dejando la letalidad del coronavirus pero «gracias a Dios hasta el momento no nos hemos colapsado y espero que todo vaya un poco mejor», indica Orío.

Los tanatorios son también un buen termómetro para medir la evolución del COVID-19 y, según la Funeraria San José, el número de fallecidos sigue siendo muy elevado pero ya se habría estabilizado.

A diferencia de lo que ocurre en otras regiones en las que al dolor de la muerte se suma la incertidumbre de muchas personas que no saben dónde está su difunto o de si realmente la persona de la que se han despedido en la distancia es su familiar, en La Rioja no ha habido problemas en la identificación de los difuntos. «Los fallecidos van todos con su correspondiente identificación desde que fallecen hasta que son enterrados. Si mueren en el hospital desde el hospital, si es desde la residencia desde ahí y si es en el domicilio la ponemos nosotros». «Por eso -apunta- deben estar tranquilos, no hay la masificación que hay en otros sitios», indica,

La media de servicios también se ha incrementado considerablemente hasta alcanzar los doce diarios y en cuanto al tiempo, aunque reglamentariamente no hay que esperar 24 horas, la decisión de si hacerlo antes o después la toma la familia en el caso de los enterramientos. «Con las incineraciones tienen que esperar a la hora que haya disponibilidad, como hay más volumen no podemos incinerar, hay que esperar en algunos momentos hasta tres días», resume.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios