Esperando dos días duros

Hay muchas metáforas posibles. Tantas como sanitarios combaten la pandemia. Nula es la divergencia en la denuncia de sus condiciones de seguridad. Sindicatos y Colegios Profesionales (el de Médicos alegó estar «desbordado» para exponer la situación de su colectivo), coinciden en que el material de protección es insuficiente. «Cuando lo hay», apostillan desde UGT.

Y todo en vísperas de un fin de semana que se prevé especialmente complicado. Salud, aseguran fuentes sindicales, ha movilizado de urgencia a más personal: «Se están preparando para un fin de semana que va a ser bastante duro». Desde el Ejecutivo, en todo caso, se limitan a contestar que están «preparados para lo que tenga que venir».

En el día a día, «los profesionales van con miedo a trabajar, pero su voluntad y entrega va más allá», describe Pedro Vidal, presidente del Colegio de Enfermería, que denuncia que del área de infecciosas «han estado atendiendo con mascarillas quirúrgicas. Faltan equipos completos de protección».

Como la evolución del propio virus, la del equipamiento de protección de los sanitarios ha vivido diferentes realidades. «Los primeros días había de todo, después que se racionaban los equipos y había que improvisar batas con bolsas de plástico», describe Marta Saenz-Torre, secretaria autonómica de SATSE en La Rioja, a la que apostilla desde UGT Roberto Mendaza: «Los EPIs empezaron siendo homologados y se han degradado. Al final hemos visto a gente con bolsas de basura para protegerse y daban más sensación de seguridad que las del Seris».

Desde el Satse reconocen que «hay material, pero es escaso. Somos conscientes de que hay que hacer un uso racional de los equipos, pero para poder hacerlo hay que tenerlos». Para Saenz-Torre la situación es «intolerable. El material es insuficiente. Los protocolos dicen una cosa y se hace otra», completa antes de recordar que las enfermeras, «las que están más tiempo con el paciente» son «el colectivo sanitario con más positivos».

«No sé si el responsable está en Logroño, en Madrid o en Bruselas, pero ha habido una falta de previsión increíble y lo estamos pagando los trabajadores, que llegamos a casa 'acojonados' sin saber si estamos infectados o no, si ponemos en riesgo a la familia», añade Mendaza, que también critica la falta de sinceridad de la administración: «Nos dijeron que había material para tranquilizarnos. No puede ser que nos digan eso, que se va a racionalizar y que a los cuatro días la gente andara como andaba. Por lo menos nos tienen que decir la verdad».

¿Qué falta? Todos coinciden en que son insuficientes las mascarillas de protección media y máxima, batas impermeables y pantallas para los ojos y que dos son las áreas más peligrosas: la UCI y Urgencias. A estos dos servicios añade Ángel Laspeñas (CSIF) el de Atención Primaria después de recordar que en el colectivo no sanitario (auxiliares, celadores...) «las medidas de protección son muy escasas... cuando las tienen. Hay quien está trabajando con una mascarilla quirúrgica, que protege muy muy poco».

«En Atención Primaria, en algún sitio hay EPIs por donaciones privadas o de Ayuntamientos, pero hay quienes están en condiciones lamentables, buscando ellos los equipos o fabricándoselos y exponiéndose a una situación muy grave. Hay que visitar a gente a domicilio con equipos de protección de risa que nos entregaron en una bolsa».

Pese a todo, todos continúan librando una batalla para la que el Colegio de Enfermería ha activado una unidad de apoyo psicológico para sus profesionales y familiares. Porque hay niñas, recuerdan, que siguen llorando cada vez que sus padres se van a trabajar al hospital.