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Adiós a un hombre mítico de la hostelería calceatense

Adiós a un hombre mítico de la hostelería calceatense

Aldo Muga Maranzana

J. ALBO

santo domINGO.

Martes, 7 de abril 2020, 07:59

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En el estado de WhatsApp de Aldo podía leerse: «Al final no recordamos las palabras de nuestros enemigos, sino el silencio de nuestros amigos».

Pero no hay silencio ahora entre ellos. «Los viejos rockeros nunca mueren», dice la cuadrilla de este mito de la hostelería de Santo Domingo de la Calzada, al que el COVID-19 se llevó el pasado 19 de marzo. Una fecha doblemente señalada para su hija Paula, para el que ha sido «un padre ejemplar».

Aldo nació en Belfort (Francia), de madre francesa y padre español, el 15 de agosto del año 1955. En la ciudad calceatense recaló con 16 años, de la mano de su padre, tras la separación del matrimonio. Había vivido en Etxebarri y también en Cerezo del Río Tirón.

Su vida profesional en Santo Domingo pronto se vinculó con la hostelería. Entre otros lugares, fue camarero en el Génesis y posteriormente en la Cervecería Luis, que él mismo pasó a gestionar después bajo el nombre de Bar Aldo, hasta su fallecimiento.

Fueron más de cuarenta años viendo pasar la vida tras una barra. «Casi inventó él la zona de bares de Santo Domingo de la Calzada», cuentan sus amigos, que destacan su pasión por las motos y el ambiente de las concentraciones moteras, y, por supuesto, la música. «Tenía cientos de vinilos y cedés, de rock sí, pero también de todo tipo de música que admiraba», recuerdan.

Fue mucho más que un camarero. Era un consejero, alguien que escuchaba, que estaba ahí para lo que fuera... Una voz amiga al otro lado. Lo refrendan quienes mejor le conocieron. «Lo que mejor se le daba es ser amigo de sus amigos. Incluso cuando las cosas no iban bien, nunca perdía su capacidad de vacilarte, de reírse, de tirar para adelante», dicen.

De la última vez que estuvieron en el bar recuerdan un montón de risas, como tantas otras veces. Y con eso y muchos, grandes y buenos momentos se quedan. «Querido amigo, te echaremos de menos. Allí donde vayas, sigue siendo un viejo rockero».

El vacío que su marcha ha dejado entre quienes le conocieron va mucho más allá de una esquina en la calle Madrid.

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