imagen de la entrada del Palacio de Justicia en la calle Murrieta. M. H.

El ladrón más torpe de Alfaro: entra a robar, se deja el móvil y acaba en la cárcel

La Audiencia confirma la pena de dos años y medio de prisión a un joven que entró por segunda vez a un piso de Alfaro para recuperar el teléfono mientras sus propietarios denunciaban el caso

Víctor Soto

Logroño

Lunes, 27 de octubre 2025, 07:53

No fue un robo común el que sufrió una familia de Alfaro el 19 de abril de 2022 en su domicilio. Incluso la Fiscalía tildó ... de comportamiento «absolutamente desacostumbrado» el 'modus operandi' de un joven que, hace unas semanas, fue condenado por la Audiencia Provincial a dos años y medio de cárcel, confirmando así una sentencia previa del Juzgado de lo Penal 3.

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No resultó, ni de lejos, el golpe perfecto, aunque en principio pintase bien. El acusado, a plena luz del día, entró en lo que creía un hogar casi abandonado saltando un muro. Rompió el cerrojo de la puerta y, ya en el interior, comenzó a meter en bolsas los objetos que consideró de más valor. Nada que ver con lo sucedido hace unos días en el Louvre. Las joyas imperiales y las piedras preciosas, en este caso, eran dos conchas de nácar, una bandeja de alpaca con un juego de café, un calentador de cama y una chocolatera de latón, un almirez de bronce… Con todo empaquetado, llegaron los dueños de la casa a dar una vuelta «como hacían habitualmente» y el ladrón salió por piernas.

Pero en la huida perdió el móvil y, por su actuación posterior, debió de percatarse inmediatamente de ello, porque cuando los propietarios salieron de la casa para ir a denunciar el intento de robo, el ratero volvió. «Tal regreso no se explica porque quisiera llevarse lo que tenía preparado, al cabo unos objetos de no muy elevado valor, sino porque, a pesar de que pudiera encontrarse con la Guardia Civil o con los mismos moradores, trataba de recuperar el elemento que había dejado y que lo implicaba directamente, el teléfono móvil», explica la Fiscalía. Accedió de nuevo a la vivienda rompiendo un cristal, pero ya era tarde: los dueños habían descubierto el móvil y se lo habían entregado a la Guardia Civil.

Una investigación sencilla que el acusado y su defensa intentaron justificar de manera poco convincente en el juzgado introduciendo la «culpabilización vaga de un tercero» o incluso argumentos calificados de «imposibles», como que el móvil fuese arrojado por otra persona desde la calle, teniendo en cuenta que «la única ventana por la que podría haberse introducido el teléfono en el interior [la rota previamente por el ladrón] no tiene comunicación con la estancia en que se encontraba el terminal».

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De la misma forma, en el recurso, trataron de desvirtuar la investigación, defendiendo que había colillas y latas en el domicilio que mediante pruebas científicas dignas de CSI podían haber implicado a otra persona y exonerado al joven. Pero sin éxito. La Audiencia Provincial considera que existen pruebas suficientes para destruir su presunción de inocencia y condena al hombre, que ya tenía, entre otras, una sentencia por robo con fuerza, a dos años y medio de prisión.

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