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CAZA Y SOCIEDAD

JUAN QUINTANA - LA TRILLA

Martes, 8 de mayo 2018, 23:45

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Uno de los sectores más arraigados en nuestros espacios rurales es la caza. Mantiene estrechos vínculos con la sociedad rural, con la conservación del medio ambiente y con el propio sector agrario. Cada vez es más fuerte una corriente crítica por parte de la sociedad que no entiende que se permita explotar una actividad en la que se mata animales por ocio. Una cuestión de ética personal sobre la que es difícil establecer líneas rojas, si bien es cierto que para muchas personas, incluso sacrificar un animal en un matadero, es un acto inaceptable; y eso, hay que respetarlo. Una posición que nunca debería hacer perder el respeto a la decisión de quienes lo sienten y entienden de diferente manera, algo que desgraciadamente sucede con cierta frecuencia, cuando algunos fanáticos atacan de manera virulenta a los que, de forma lícita, practican esta actividad.

En este análisis, más allá de aspectos subjetivos, las cifras tienen un importante valor. La Fundación Artemisan ha acometido un informe sobre el impacto económico y social de la caza en España. Genera un impacto económico de 6.475 millones de euros al año y emplea a 187.000 personas, representando el 0,3% del PIB y el 13% del PIB agrario. Con respecto a la generación de empleo equivale al 1 % de la población activa, siendo muy importante en zonas rurales. Sin embargo, se engaña quien piense que esta información va a revertir la tendencia de la opinión pública. Los principios que sostienen la crítica a la caza, acertados o no, exceden al análisis socioeconómico.

Quizás donde se pueden ganar más batallas, aunque me temo que no la guerra, es en el campo medioambiental, donde la caza aporta una importante contribución. Entre otras muchas funciones, controla las sobrepoblaciones, las enfermedades animales y conserva el medio natural. La gestión de cotos es una actividad esencial, responsabilizándose de la sostenibilidad de buena parte de nuestros espacios rurales. Para el sector agrario la relación es agridulce. Muchas especies cinegéticas suponen un daño para los cultivos y transmiten enfermedades a las ganaderías, por lo que su control es necesario.

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