«No hay riesgo cero, pero nunca se habían consumido alimentos tan seguros»
«De nada sirve que un operador garantice productos seguros si nosotros no somos cuidadosos en su manipulación», alertaCarlos Felices Cajal Jefe del servicio de Seguridad Alimentaria y Consumo
«Somos Salud Pública, una rama de la sanidad claramente preventiva, se trata de actuar siempre antes para minimizar los riesgos, aunque evidentemente el riesgo ... cero no existe, pero trabajamos para que sea los más próximo a cero», señala Carlos Felices Cajal, jefe del servicio de Seguridad Alimentaria y Consumo, rotundo en el diagnóstico de un área en la que es un auténtico experto.
«No me equivoco si digo que España y la UE tienen los estándares de seguridad alimentaria más altos del mundo, nunca se habían consumido alimentos tan seguros y nunca se había trabajado tanto en que esto fuese así», asevera, para defender que «el hecho de que salten a la prensa situaciones o crisis concretas no es porque los alimentos sean menos seguros de lo que eran antes, sino que simplemente se hacen muchos más controles y cuando hay desviaciones se encuentran. Lo que nos debería preocupar es que no pasara algo nunca o que apareciese nada», razona Felices.
Vigilancia, inspecciones, control, auditorías... el radar de la seguridad alimentaria está afinado con extrema sensibilidad y nada empaña su punto de mira, pero... «La seguridad de los alimentos es una responsabilidad compartida entre el elaborador y el consumidor. De nada sirve que un operador produzca alimentos seguros si nosotros, como consumidores, no somos cuidadosos en su manipulación», alerta el jefe del servicio, que asevera que «en ocasiones, y no pocas, somos los consumidores los que tenemos una responsabilidad grande».
Y cita algunos ejemplos. «Los hábitos de consumo han cambiado y la gente come muchos alimentos que vienen prácticamente hechos, pero muchos de ellos los convertimos en listos para su consumo sin serlo. Es el caso de los paquetes de salchichas tipo Frankfurt o la tortilla de patata envasada. Si la llevas a la playa, la abres horas después y te la comes, la conviertes en un producto listo para el consumo cuando no lo es, porque requiere un cocinado o un calentamiento completo, como se detalla en la etiqueta. Y eso es muy peligroso, especialmente en esta época donde las temperaturas son tan altas», explica, para advertir también sobre la «moda de la tortilla de patata poco cuajada», ya que «te estás comiendo el huevo crudo y no se han alcanzado los 70 grados que garantizan la inactivación de cualquier patógeno. Eso es una 'ruleta rusa' en cuanto a seguridad alimentaria», concluye.
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