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Eduardo Pérez e Igor Fonseca, en la rueda de prensa que ofrecieron este jueves. Miguel Herreros

ARAG-ASAJA describe el 2019 como «un año en blanco»

La organización agraria denuncia la pérdida de rentabilidad, los ataques de la fauna silvestre, la crisis en sectores como el ganadero o el hortícola y las amenazas exteriores

Sergio Martínez

Logroño

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Jueves, 16 de enero 2020

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«El 2019 ha sido un año en blanco para la agricultura y la ganadería riojanas». Con esa contundente valoración comenzaba Eduardo Pérez, presidente de ARAG-ASAJA, su convocatoria este jueves con la que la organización agraria realizaba un balance del pasado año, general y por sectores, y anunciaba un 2020 «de más esfuerzo, ilusión y confianza para el campo riojano».

Los frentes abiertos en la realidad agrícola son numerosos y Eduardo Pérez denunció que en el pasado año «ni a nivel europeo, ni nacional ni autonómico se han tomado medidas nuevas para afrontar los retos a los que se enfrenta el campo riojano». Entre ellos, ARAG-ASAJA describe en el ámbito local los daños causados por la fauna silvestre, los problemas del fuego bacteriano sufridos por los frutales, la sequía que ha mermado la cosecha de cereal y afectado a los pastos, así como el descenso general de los precios.

«Confiamos en que sea un año en el que los agricultores perciban unos precios justos por su trabajo y sus productos», apuntaba Pérez Hoces. Sobre todos estos aspectos, demandaba un «mayor diálogo con el Gobierno de La Rioja para atender a las demandas del sector, ya que estamos a la expectativa pese a pasar cuatro meses desde la constitución de la Consejería de Agricultura». Las inversiones en infraestructuras y regadíos, el problema del relevo generacional o un tratamiento fiscal que favorezca a las explotaciones familiares profesionales, son otras de las cuestiones que ARAG-ASAJA pone sobre la mesa.

«Confiamos en que los agricultores perciban unos precios justos por su trabajo y sus productos»

El sector agrícola está sufriendo igualmente vaivenes en los mercados internacionales, subrayando la organización agraria los perjuicios del 'brexit', de los nuevos aranceles en Estados Unidos o del acuerdo firmado por la Unión Europea con Mercosur. Además, Eduardo Pérez incidió en la negociación de los presupuestos de la PAC, «que defendemos vaya a los verdaderos profesionales del campo», y recalcó la importancia del sector ante la despoblación rural: «Los agricultores y ganaderos han pasado a la práctica con sus empresas familiares y los servicios que generan a su alrededor». Finalmente, anunció un año de movilizaciones, apoyando las convocadas a nivel nacional, «para protestar por la situación que atraviesa el sector y los ataques que sufre desde frentes sociales y políticos».

Una crisis extendida a todos los sectores

La importancia del sector agrario para la economía riojana la refleja un dato que ofreció ayer ARAG-ASAJA, y es que aportó en el pasado año un 6,1% al PIB de la región, frente a la inferior media nacional del 2,8%. La organización agraria ofreció pese a ello un panorama crítico, desgranando las problemáticas sufridas por todos sus sectores.

En materia vitivinícola, la más relevante para el músculo agrario riojano, Igor Fonseca, secretario general de ARAG-ASAJA, calificó la vendimia como «histórica», denunciado en relación a ello que «la calidad de la uva no ha sido correspondida por los precios percibidos por los viticultores, que podrían ser inferiores a los del 2018». Además, aludió a la «pérdida de una oportunidad magnífica para modificar el acuerdo en materia de plantaciones de viñedo del 2018, introduciendo una cuestión que desde nuestro punto de vista es razonable y objetiva: condicionar el crecimiento de la masa vegetal a la recuperación de las ventas».

El secretario general de ARAG-ASAJA detalló la situación de otros sectores, como el cerealista, afectado por las sequías, los daños de la fauna silvestre y «unos precios de hace treinta años»; el remolachero, con «la rebaja unilateral por parte de Azucarera al precio»; el de la fruta de hueso, «con un problema de sobreoferta»; los problemas del fuego bacteriano del peral; el estancamiento de precios del champiñón; o el sector hortícola, «que está pidiendo a gritos un plan estratégico para salvarle de su desaparición». Por otra parte, en materia ganadera incidió en la «caída drástica en los censos y en los precios en general».

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