Un año de lágrimas
Logroño lloró de pena con el fracaso de sus equipos y Anguiano y Alfaro, de alegría por sus éxitos
Un año, futbolísticamente hablando, para olvidar, pero también para festejar. Para olvidar en Logroño –y posiblemente en Calahorra– y para festejar en Alfaro y Anguiano. Fútbol masculino, porque el fútbol femenino sí que dejó buenas noticias con un nombre propio como el del Ana Tejada.
Las temporadas se recuerdan, pero sobre todo hay fechas que se quedan grabadas en la mente para siempre. Más las buenas que las malas, pero todas cobran importancia con el tiempo y son objeto de análisis. Una visión global señala que 2024 fue el año en el que el fútbol riojano batió un récord, el de contar con un total de cinco equipos en Segunda Federación.
Dos se mantenían en la categoría, caso de UD Logroñés y Calahorra; dos llegaban de Tercera, Anguiano y Alfaro, y uno bajaba un peldaño en su estatus, la SD Logroñés, que descendía de Primera Federación. Cinco equipos, eso sí, en la cuarta categoría del fútbol nacional. Hasta no hace mucho tiempo ese rango le correspondía a Tercera.
La gran noticia en Calahorra estuvo en su acuerdo con Aspire One
Por fechas, la primera la protagonizó la SD Logroñés. El 11 de mayo de 2024 consumaba su descenso a Segunda Federación. La noticia no pilló a nadie por sorpresa, ya que su destino estaba marcado desde hacía tiempo, prácticamente desde las primeras semanas. La SDL se quedó en el verano de 2023 como el equipo riojano de mayor rango en cuanto a categoría, pero no supo sobreponerse a las marchas de Raúl Llona, artífice de unos muy buenos años, y de Miguel Chocarro, director deportivo.
Su temporada resultó ser un cúmulo de despropósitos que comenzó firmando a un director deportivo, Juanma Barroso, que poco o nada conocía la categoría, a un entrenador desconocido también, Jordi Fabregat, al que se le dieron siete partidos de vida, y a los posteriores movimientos. Entre el desconocimiento se movieron sus dirigentes al fichar a Andrés García, sin experiencia alguna en Primera Federación, que pasó nueve semanas en el banquillo. Y para acabar el ejercicio se confió en un tercer técnico, Aitor Larrazabal, a caballo entre Logroño y Bilbao. Con 29 puntos en 38 partidos, la SD Logroñés descendió y comenzó a preparar una nueva temporada, con nuevo entrenador, Carlos Pouso, y nuevo director de operaciones, Javi González, que desde el inicio puso como objetivo el ascenso desde la primera plaza. Más prudente siempre en sus palabras fue Pouso.
Más allá de lo deportivo, la historia de la SD Logroñés se vio golpeada por la muerte de dos de los futbolistas que formaron parte de su primer once en un partido oficial. Muy jóvenes, Gonzalo y Miguel Ledo (el eterno capitán de los blanquirrojos) fallecían por culpa de sendas enfermedades, dejando un vacío enorme en los aficionados del club capitalino.
Un día de contrastes
Los blanquirrojos, con Diego Martínez en el banquillo, firmaron una fantástica Copa Federación, que les abrió las puertas de medirse al Valencia una vez más en la Copa del Rey, pero una irregular temporada en la que además se encontraron con un intratable Athletic B les anuló. El objetivo era la primera plaza, pero lo hipotecaron desde muy pronto.
La decepción dejó pasó a una nueva ilusión, que sin embargo comenzó cuestionada. El reto desde el 1 de julio era una vez más el ascenso, pero aquel mismo día se comenzó a cuestionar el proyecto porque se dudaba del nuevo entrenador, Miguel Flaño, sin experiencia en la categoría.
Y el navarro comenzó con algunos resultados inesperados, pero sumando puntos, aunque nunca como para aferrarse a la primera plaza. El 24 de noviembre, la UD Logroñés perdía en Anguiano y un día después Sergio Rodríguez tomaba el relevo en el banquillo. El técnico comenzaba una nueva etapa que, antes de concluir el año, le permitió cambiar el rumbo deportivo, pero no alcanzar la primera plaza, en poder del Arenas. La grada volvió a ilusionarse, por el entrenador, por los resultados y por los triunfos en Copa sobre Eibar y Girona, que le abrieron las puertas de medirse en tercera ronda al Athletic, vigente campeón del torneo.
Lo que te quitan te dan
En Alfaro, el 2 de julio fue un día feliz. El conjunto de La Molineta había concluido la temporada con su eliminación en el play off de ascenso a manos de la Oyonesa. Antes, la UD Logroñés B le había privado del ascenso directo por dos goles de diferencia, pero la UD Logroñés hizo posible su ascenso. Y es que al no ascender el primer equipo blanquirrojo no pudo ascender el filial y ese éxito recayó en el Alfaro gracias al triunfo del Marbella en la eliminatoria.
El Alfaro recuperaba la categoría perdida un año después y a pesar de conocerla, le costó entenderla. No comenzó bien, tampoco mal, y no fue hasta noviembre cuando sus resultados cambiaron y empezó su escalada en la tabla.
Más tarde llegó el ascenso a Anguiano, que tuvo que esperar hasta el 23 de junio para fijar una fecha histórica. Modesto club de un pueblo con medio millar de habitantes, el ascenso logrado en la última eliminatoria frente al Ardoi suponía el punto y seguido al trabajo bien hecho durante años.
Ese ascenso no alteró su ritmo. Con Héctor Urquía en el banquillo, el Anguiano dio continuidad a la plantilla que había hecho posible el éxito y muy pronto, desde los primeros partidos, comenzó a sumar puntos en su aventura.
Para el Calahorra fue un año más de transición que de aspiraciones a regresar a Primera Federación, categoría que había perdido en el verano de 2023.
Con Carlos Pouso en el banquillo, los rojillos protagonizaron una irregular temporada que acabó con el adiós del técnico a final de temporada –luego fichó por la SD Logroñés– y que tuvo en los despachos los movimientos más llamativos. El Calahorra firmó un acuerdo con Aspire One, academia de fútbol catarí que había probado fortuna en otros equipos antes, caso de la Cultural. Compromiso que elevó su apuesta con el comienzo de la temporada 2024/25 y que se tradujo en mayor inversión económica y más jugadores cataríes en La Planilla, sobre todo en su filial.
Ana Tejada, de San Sebastián a Estados Unidos
Ana Tejada recordará 2024 como el año que cambió su vida, al menos la deportiva. En el mes de abril, cuando la riojana se encontraba totalmente consolidada como una pieza importante de la Real Sociedad, llegó el anuncio de su marcha. La ex del EDFLogroño hacía las maletas y ponía rumbo a Estados Unidos para enfundarse la camiseta de las Utah Royals y convertirse en la futbolista española por la que más dinero se ha pagado en forma de traspaso, unos 300.000 euros. A finales de mayo, Tejada se estrenó con su nuevo equipo, donde no tardó en hacerse un hueco en el once titular. Tanto fue así que Montse Tomé, seleccionadora nacional, volvió a confiar en ella en octubre para una convocatoria. Fue citada para dos amistosos, ante Canadá e Italia, y saltó al campo en el duelo ante las transalpinas.