La Rioja suma 24 ahogados en ríos, balsas de riego, acequias o piscinas desde 2015
«El Ebro, aunque lo parezca, de manso no tiene nada», indica Alfredo Bazo, jefe de Bomberos de Logroño
El verano es sinónimo de calor y de agua. De baños para refrescarse y olvidarse de la canícula. Pero también de riesgos, en ocasiones mortales. ... Los ahogamientos son una de las causas de mortalidad asociada a esta época y cuyas estadísticas engordan año a año.
Desde 2015, La Rioja suma 24 fallecidos bajo el agua, según el 'Informe de ahogamientos' que publica la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. El último, el ocurrido el pasado 23 de julio en la Boca del Río de Fuenmayor, y que segó la vida de un joven de 29 años es el único de las estadísticas de este año, aunque el pasado mes de mayo una mujer mayor e impedida cayó a una acequia del Camino Viejo de Lardero y perdió la vida.
Los casos se acumulan. Los ríos, especialmente el Ebro, pero también el Iregua, las piscinas, las acequias o las balsas de riego son las zonas que concentran estos sucesos.
La principal medida para evitar los ahogamientos es la prevención. Alfredo Bazo, jefe de Bomberos de Logroño, tiene claro que el consejo a seguir es «no bañarse en sitios que no se encuentren acondicionados ni cuenten con vigilancia». Los ríos, por ejemplo. «Mucha gente está acostumbrada a bañarse en una piscina lisa y transparente, pero un río no es lo mismo», explica.
Las corrientes, las piedras, la turbidez de las aguas, la presencia de ramas o troncos en el fondo... son factores que en ocasiones no se tienen en cuenta. Pero también hay más. Por ejemplo, el consumo de alcohol o drogas. «En un momento de euforia alguien puede decidir darse un baño y se envalentona», explica Bazo.
Elegir la noche para el chapuzón, especialmente en cauces de río, siempre resulta una mala idea. «El Ebro, por ejemplo, aunque lo parezca, de manso no tiene nada. Es caudaloso, con corrientes, remolinos... Es muy cambiante. Incluso la gente que cree que lo conoce no se da cuenta de lo que puede variar. Y de noche, todos esos peligros se multiplican», añade el jefe de Bomberos de la capital.
Las balsas son otro de los lugares a evitar (cabe recordar que el baño está terminantemente prohibido). Salir por sus taludes cubiertos de plástico y con una inclinada pendiente resulta casi imposible sin ayuda exterior.
Y tampoco está permitido el baño en las acequias, incluso las más pequeñas, en las que han fallecido menores y ancianos. También en canales de riego de mayor caudal han perdido la vida personas que habían caído con sus vehículos.
Solo en el González Lacasa
Anualmente, la Confederación Hidrográfica del Ebro pide a habitantes de la cuenca y veraneantes que redoblen las precauciones cuando se acercan al río y sus afluentes y recuerda que existen zonas en las que sí está legislado el baño. En La Rioja el único punto reconocido es el embalse de González Lacasa (El Rasillo), que cuenta con instalaciones preparadas, seguridad y control de la calidad de las aguas.
En el resto (a no ser de que existan prohibiciones concretas, por ejemplo, por la cercanía de un azud o las ya citadas de balsas de riesgo o acequias) se permite la zambullida pero siempre con una extrema precaución.
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