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Un grupo de alumnos de Maristas, en uno de los actos de celebración de fin de curso. :: justo rodríguez
Adiós a las aulas, hola a los abuelos

Adiós a las aulas, hola a los abuelos

Las altas temperaturas han copado buena parte del protagonismo durante las últimas jornadas lectivas del curso 2016-2017

C.N./M.F.

Viernes, 30 de junio 2017, 23:48

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La de ayer fue una jornada de sentimientos encontrados para los más pequeños de la casa. En su último día de clase, los alumnos de Infantil y Primaria -para los de Secundaria será el próximo lunes- se debatían entre la alegría de dar carpetazo a los libros y emprender las tan ansiadas vacaciones y la tristeza de despedirse de los compañeros hasta el próximo mes de septiembre, en concreto, hasta el día 7, la fecha fijada para que arranque el nuevo curso 2017-2018. ¿Cuándo concluirá? El 21 de junio, pero ya será 2018.

El que acaba ha sido un curso de transición entre la Lomce y la nueva ley que firme definitivamente su acta de defunción y que en teoría deberá nacer fruto del consenso entre la mayoría de las fuerzas políticas. Hasta entonces, este curso ha debutado, aunque con matices, una de las pruebas estrellas de la desvirtuada Ley Wert: la reválida de cuarto de la ESO. Pero ni afectó a todos -se eligió una muestra de 200 alumnos- ni condicionó la obtención del título como preveía la ley en sus orígenes. ¿El resto? Nada nuevo bajo el sol. Las evaluaciones de tercero y sexto de Primaria siguieron su curso.

Celebraciones por todo lo alto

Toda La Rioja cerró ayer sus aulas y en Calahorra, por ejemplo, la mayoría de los centros lo hacían celebrándolo por todo lo alto. Playback, bailes y fiestas de graduación servían para decir adiós a un curso que ha introducido un nuevo protagonista: las altas temperaturas en las últimas jornadas. «Los críos ya tenían ganas de terminar porque venían achicharrados del colegio y eso que sólo había clases por la mañana desde el puente de La Rioja», explicaba una de las madres. Ahora toca recoger los uniformes y los libros y lo habitual sería sacar las chanclas y los bañadores pero este año ya están en el armario desde hace semanas. Habitualmente hasta que no termina el colegio no vamos a la piscina pero este año ya casi la tenemos amortizada», comentaba otra.

Llega el momento de la conciliación en mayúsculas. Los padres hacen malabares para conseguir compaginar el ocio de los pequeños con su trabajo. «Nosotros hemos decidido que este año nos cogemos las vacaciones por separado para poder estar con los críos o uno o el otro todo el verano», comenta un padre del colegio Santa Teresa.

Los que no pueden llevar a cabo esta opción tiran de ludotecas municipales, cursos veraniegos y campamentos. «Hay que apañarse de alguna manera sobretodo con los más pequeños», comenta otra. Los abuelos también son una buena alternativa para otros padres. Algunos ven las complicaciones y otros estaban deseando que llegase el verano. «Son dos meses en los que los horarios no se llevan tan a rajatabla. En septiembre estaré deseando que llegue la vuelta al cole pero de momento casi tengo ganas de no tener que hacer tanto viaje al colegio», finaliza otra.

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