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Ana Jiménez y Juan Carlos Sancha, de Bodegas Familiares de Rioja (Provir). :: justo rodríguez
Provir pide el voto de las bodegas con intereses enraizados en Rioja ante la renovación del Consejo

Provir pide el voto de las bodegas con intereses enraizados en Rioja ante la renovación del Consejo

Bodegas Familiares de Rioja considera «crucial» el actual proceso de 'elecciones' y pide al pequeño que se movilice ante los grandes grupos

A. GIL

Lunes, 17 de abril 2017, 22:52

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«Aquí cabemos todos: los grandes grupos no son enemigos de las pequeñas bodegas pero sí marcamos diferencias». Con esta declaración de intenciones, Juan Carlos Sancha, vocal de la Asociación de Bodegas Familiares de Rioja (Provir), presentó las líneas de acción que seguirá la organización ante el proceso de acreditación abierto hasta el 2 de mayo en la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR) y, por extensión, en el Consejo Regulador. Sancha se mostró abiertamente partidario, como impulsor, de la diferenciación de vinos (viñedos singulares y viñedos de pueblo) y, sobre todo, de un modelo diferente de denominación de origen: «Frente a las ideas de concentración para el desarrollo de economías de escala, en el vino es posible otro camino». «En España tenemos 4.000 bodegas, entre empresas y cooperativas -añadió-, pero en Francia hay 24.000 bodegas y venden el vino 4,5 veces más caro que nosotros».

El vocal de Provir insistió en que «la mayor parte de nuestros asociados somos viticultores que invertimos en su día para hacernos pequeños bodegueros y luchamos día a día por mantener nuestros pueblos y territorios, pagamos aquí nuestros impuestos, mientras otros lo hacen cada año donde les interesa, y tenemos todos nuestros 'huevos' en la cesta de Rioja, por lo que, como decía, no sobra nadie, pero sí que hay claras diferencias de negocio e intereses». Sancha recordó en este sentido la oposición de su organización a la coexistencia de marcas de Rioja con vinos de otras denominaciones de origen o incluso vino de mesa «hasta el imperativo legal» y también su oposición al reparto de nuevas plantaciones: «Fue un grave error excluir a viticultores y pequeñas bodegas, con adjudicaciones a personas ajenas al sector y otros testaferros y, por nuestra parte, seguiremos reclamando que el viñedo vaya para jóvenes y profesionales, incluidas las pequeñas bodegas que aspiran a crecer con criterios de calidad».

Sancha, acompañado de Ana Jiménez, coordinadora de Bodegas Familiares de Rioja-Provir, criticó también el proceso de acreditación por parte de la OIPVR: «No entendemos -explicó- cómo, con un censo de 601 bodegas, sus titulares no han recibido un documento oficial para rellenar las opciones de voto entre las diferentes asociaciones bodegueras como sí sucede, por contra, en el censo de las organizaciones agrarias que es mucho mayor».

Confusión electoral

Ana Jiménez denunció en este sentido que «nos estamos encontrando mucha confusión, especialmente entre los viticultores que también tienen un registro de embotellador y una única identificación fiscal, ya que, en muchos casos, piensan que tienen que votar a los sindicatos agrarios pero si lo hacen su voto será nulo».

En los casos de una única identificación fiscal, que la coordinadora de Provir cifró en 367 de las 601 bodegas, «sólo pueden acreditar por el sector comercial, por lo que, a quienes entiendan este negocio como familiar, les pedimos su apoyo y que contacten con nuestra asociación para enviarles los documentos».

Provir cuenta en la actualidad con una representación en el Consejo de 5 votos de los 100 de la rama comercial: «El sistema nos penaliza, ya que, además de los litros, pondera también en la representatividad los precios por categoría de vinos en función de su estancia en madera exclusivamente, lo que hace que por ejemplo un reserva de 3 euros en un lineal duplique el valor de acreditación a un vino con la etiqueta genérica de 30 euros», explicó Sancha. «Tenemos claro que somos menos, litros, pero también que somos más, bodegas, y nos gustaría reunir el mayor número de voces posible para defender un modelo de negocio, el familiar, que en el mundo del vino no es sólo posible sino recomendable».

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