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Sara, de cinco años recién cumplidos, recibe la visita de los cuentacuentos del Hospital Imaginario en su habitación del Hospital San Pedro. ::
Cuentos reales en un hospital con             imaginación

Cuentos reales en un hospital con imaginación

De lunes a jueves, los más pequeños reciben la visita de voluntarios que amenizan su estancia y les dibujan sonrisas con cuentacuentos y libros

MARÍA CASADO

Martes, 21 de febrero 2017, 12:53

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Sara no sabe bien adónde mirar; sus expresivos ojos verdes apenas pestañean cuando el séquito inunda su habitación 113. Es miércoles por la tarde y toca cuentacuentos. Se nota que no es la primera vez que recibe la visita del Hospital Imaginario, la asociación que desde hace 20 años interpreta cuentos para los pequeños ingresados en Pediatría del Hospital San Pedro de Logroño.

«¿Hacemos pompas?», le pregunta Alicia Romero, voluntaria del Hospital Imaginario. «Pero quiero hacerlas yo», responde esta niña, Sara, residente en Fuenmayor y que en apenas 24 horas cumplirá cinco años. Y a ritmo de pompas de jabón se va animando.

«¿Te gusta el circo?», le dice Ana San Millán, otra voluntaria. «Sííí», grita con entusiasmo la pequeña. Ahí comienza el relato del libro 'Los sonidos del circo' y durante un buen rato no hay rastro de las dolencias que le han llevado a pasar unos días en el hospital real.

También hay tiempo de cantar una canción en inglés, la de 'Peter y Paul' que Sara repite con energía cuando se le pide colaboración. Después, ante la mirada atónita de todos, incluidos sus padres Gabi y Luis, que no pueden dejar de sonreír, es la niña la que pide cantar su propia canción, 'La mariposita', que entona llena de gracia. Y así se suceden los pasajes, como otro cuento que relata Eduardo Arnáiz, voluntario en prácticas, hasta que, como marca la tradición de los cuentacuentos del Hospital Imaginario, llega el momento de despedirse con un globo, en este caso, cómo no, con forma de mariposa.

El broche lo pone el 'Cumpleaños feliz' que cantan para ella todos los presentes, porque «por segundo año va a celebrar su cumpleaños en el hospital», recuerda cariacontecido su padre, Luis. Pero ella no pierde la sonrisa. Así despide a los cuentacuentos y periodistas...

La siguiente parada es la habitación de la logroñesa Aitana, de 11 años, que lleva dos días en la 112. En este caso la interpretación del cuento corre a cargo de Justo y Jesús Mari, del Hospital Imaginario. Aquí el cariz de la historia cambia notablemente y toma un aire más adulto, dentro de que es una adaptación infantil, con la narración de cómo se gestó el 'Gobierno del cuerpo humano'.

Aitana sonríe y enseña su mejor cara. «Es la primera vez que me toca verlos, pero me parece bien que haya una actividad así. No es cuestión de estar todo el tiempo a solas y tristes», concluye.

Participación generalizada

Lo habitual de los cuentacuentos es visitar a todos los niños de Pediatría que están más o menos bien; suelen rechazarlo los recién intervenidos, pero la mayoría les recibe, como reconoce el presidente del Hospital Imaginario, Jesús Mari Martínez. «Algunos nos reclaman, otros se sorprenden cuando llegamos...».

Una de las que también repite visita es Leyre, logroñesa de 13 años, en la habitación 104. «El lunes vinieron y me interpretaron números de magia, me hizo gracia, fue entretenido», reconoce esta joven que irradia sinceridad. «¿Eres de Justin Bieber?», le preguntan los cuentacuentos. «¡Qué dices!», exclama Leyre. Y es que solo hay que ver el libro de chistes de fútbol, que el día anterior había cogido en el 'Carrito de los cuentos', repartido los martes y jueves por el Hospital Imaginario, para adivinar sus preferencias. «Juego al fútbol, de delantera, en el EDF Logroño», cuenta. Y pronto se afana su padre en destacar su fanatismo por el FC Barcelona, pero sobre todo por el héroe de Fuentealbilla, Andrés Iniesta, y ahí se cambia la cara de Leyre... Pero no es cuestión de hablar de fútbol y pronto los cuentacuentos saben llevársela a su terreno. «¿Qué tal se te dan los acertijos y las adivinanzas?, ¿te atreves?», le incitan. «A ver, a ver», asume el reto.

«Cinco por cuatro veinte, más uno, veintidós». Primera prueba: «imposible, será veintiuno». Y, tras el tira y afloja, acaba entendiendo el truco. Después vienen más desafíos que resuelven conjuntamente.

Y un miércoles más llega la despedida. Aunque este cuento no se ha acabado, porque los voluntarios del Hospital Imaginario volverán a ofrecer su lado más divertido. Los niños la mayoría serán nuevos, los cuentos algunos se repetirán, otros se improvisarán, pero lo que seguro se renuevan son las sonrisas.

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