El Gordo viaja de Madrid a Logroño

Una administración del barrio madrileño de Acacias ha sido la encargada de vender todas las series del 66513, el Gordo de la Lotería de Navidad, dotado con 400.000 euros el décimo. Pero la suerte no se ha quedado sólo en tierras capitalinas y el azar ha querido que una porción del dinero que ha repartido el primer premio del sorteo haya llegado a Logroño.

La historia suena a cuento navideño, a la del décimo volando por los aires hasta caer en manos de aquellos que se ilusionan con este día y lo esperan con nerviosismo durante semanas.

Nace de la tradición popular de comprar y compartir décimos de lotería con los amigos en viajes a otras ciudades, y de un grupo de costura de la capital riojana en particular. Una de las componentes de este conjunto de amigas que se juntan habitualmente para coser, viajó a Madrid y compró "siete u ocho décimos" para repartir entre sus compañeras de aguja e hilo. 2,8 o 3,2 millones de euros. Una de las que recibió el boleto de la suerte era la madre de Javier, el encargado de narrar la historia y uno de los tres propietarios de esta porción de suerte junto a su hermano y su progenitora.

"Es una gran alegría", explicaba a Diario LA RIOJA horas después de conocer que el hada de la fortuna había decidido apuntar hacia él y los suyos con su varita mágica -"nos ha llamado para darnos la noticia la que trajo los billetes"-, aunque todavía admitía no haber asimilado del todo el regalo anticipado que les ha traído la Navidad. "La suerte ha venido de Madrid", añadía mientras contaba cómo había acabado el décimo en sus manos y desvelaba que una de las componentes del grupo de amigas podía llevar "dos o tres décimos".

Con el dinero ya a buen recaudo en la caja fuerte del banco, Javier ya se había hecho a la idea de que el reparto había que hacerlo entre cuatro. Así que cuando hablaba del montante que recibirán, descontaba ya los 80.000 euros que se llevará Hacienda.

Todavía no tiene claro dónde irá a parar su parte de los 320.000 restantes. "Algo haremos para mover el dinero. Invertirlo, tapar agujeros... Lo que se suele hacer en estos casos. Aún no lo sé, pero algo haremos", acertaba a comentar con el nerviosismo que da la felicidad repentina, la de los cuentos de Navidad.