Cuando lo «divertido» no es sano

Los alimentos dirigidos especialmente a los niños abusan de azúcar, sal y grasa

PABLO ÁLVAREZ

Lunes, 4 de abril 2016, 00:27

Es la pesadilla de cualquier padre: qué comen mis hijos. Lo que les gusta no les conviene, lo que les conviene no les apetece. Hay niños más fáciles y más difíciles, pero que levante la mano el progenitor que nunca haya dicho «bueno, venga, le doy esto, que al menos se lo come».

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Los profesionales del marketing lo saben y lo aprovechan: la publicidad dirige a ese segmento de la población un buen número de alimentos que comparten una etiqueta más que engañosa: «divertidos». Es decir, apetecibles para los niños. Lo cual en realidad no significa que sean lo mejor para ellos. En muchos casos es más bien lo contrario.

Hace unos días la publicación especializada en consumo de Eroski citaba un artículo ya clásico, publicado en 2008 en la revista 'Obesity Reviews' por la doctora Charlene Elliott. El estudio revisaba el contenido nutricional de 389 productos que se venden bajo la etiqueta «divertidos», o que estaban claramente dirigidos al mismo segmento de mercado. Las conclusiones eran devastadoras: el 89% de esos productos podía denominarse como un alimento «pobre». Pobre de calidad, pero demasiado rico, en realidad, en lo que no debía: azúcar, grasas y sal.

Lo que es peor, según el estudio, el 63% de los alimentos llevaban en su etiquetado alguna leyenda que daba a entender que su contenido era saludable (del estilo «con vitaminas» o «rico en hierro»). Lo cual seguramente es cierto en cada caso, pero que en realidad se trata de ventajas que palidecen en comparación con las carencias alimenticias del producto.

Otro estudio más reciente viene a incidir en lo mismo. En este caso se trata de una revisión sobre uno de los alimentos infantiles favoritos por los padres: los zumos.

En muchas ocasiones, los jugos de frutas más o menos naturales actúan como sustitutivo de buena conciencia: el niño quiere una fanta o una cocacola, pero como nos parece (con buen sentido) que esas bebidas no son demasiado sanas sobre todo por su contenido en azúcar y su nulo aporte alimenticio, optamos por los zumos.

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Pues bien, ésa es una elección que conviene hacer con cuidado. El estudio en cuestión ha sido elaborado por las universidades de Liverpool y Londres, y viene a confirmar que los zumos para niños comparten los mismos problemas que el resto de los alimentos «divertidos»: un contenido demasiado alto de elementos como el azúcar.

Las conclusiones son, de nuevo, alarmantes. Casi la mitad de las bebidas analizadas (y se tomaron nada menos que 203 referencias) contenían en un solo envase la cantidad de azúcar que un niño de entre 4 y 6 años debería ingerir en un día completo. Es decir, que tras beber ese simple zumo, el niño ya no debería tomar más azúcar a lo largo de la jornada si se quiere cumplir con las recomendaciones de la OMS.

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¿Qué hacer, por tanto? Los padres somos responsables de la alimentación de nuestros hijos y en realidad no es tan difícil. O sí, según se mire: lo primero que recomiendan los expertos es educar con el ejemplo. Si nos ven comer bien, ellos comerán mejor. Nada raro, por lo demás: comer en familia, limitar el número de alimentos «divertidos» en casa (ojos que no ven...) y acotar las horas de actividades sedentarias son algunos de los consejos.

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