Dos piernas y cuatro patas al rescate
Así es la Unidad Canina de Rescate, una asociación altruista que participa desde hace seis años en la búsqueda de desaparecidos
Belén Martínez-Zaporta
Lunes, 8 de diciembre 2014, 01:02
Forman parte del equipo silencioso que durante horas -o incluso días- trabajan en la localización de desaparecidos en grandes áreas, como los montes riojanos, aunque también suelen actuar tras registrarse catástrofes como avalanchas o derrumbes. Dos profesionales en uno, un binomio indivisible: son el guía y su perro, componentes de la Unidad Canina de Rescate de La Rioja.
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La organización nació hace seis años, según explica su presidente, Francisco José Caparroso. Asegura que les motivó «el resultado del trabajo de otros grupos a nivel nacional». Hoy la UCR-Rioja consta de 14 miembros. Prefieren que se les califique como profesionales no remunerados. Son personas que tienen otro trabajo y dedican su tiempo libre a ayudar en estas ocasiones extremas en las que las horas corren siempre en su contra. «Hay gente que se despista, que no sabe regresar o que les ha ocurrido algo que se lo impide», explica. Entonces ellos reciben una llamada. Lo habitual es que llegue desde el SOS Rioja, pero puede venir de la Guardia Civil.
«Lo primero que se siente es la adrenalina previa a poner de inmediato todos los recursos en marcha. Se recogen los datos de la persona, hay que sacar los mapas de la zona, dividirlos en cuadrantes y salir a buscar». Caparroso explica que nada es comparable al momento de encontrar al desaparecido vivo, como en el reciente caso de la mujer de Badarán. Admite que no siempre es así: «Puede ocurrir que la persona, en vez de que haberse perdido, haya fallecido en el lugar». Asisten entonces a «una situación muy dura, pero para la que te preparas en este trabajo».
"Parte de la familia"
Carlos Antolín con Oso, Christian Vadillo con Ares, Rubén Muro con África, Félix Santana con Rick, Diego Muro con Karen y Caparroso con Kira son algunos de estos 'binomios' perfectamente engrasados de la UCR-Rioja. Los perros viven con su guía, «no sólo se les saca para trabajar», sino que son un miembro más de la familia.
Los canes no tienen por qué pertenecer a una raza concreta. En la Unidad comentan que hay muchos pastores belgas malinois que son «atléticos, potentes, con mucho fondo, sociables y con una gran capacidad de trabajo». También cuentan con labradores, perros de aguas, boxer e incluso mestizos, porque todos los 'miembros' tienen características comunes, que tienen mucho que ver con el carácter. «En la primera prueba demuestran un gran interés por la gente y por el juego».
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Tienen una gran motivación por el premio, el mordedor que se utiliza en su adiestramiento y que luego se les cambia por comida. Manifiestan unos altos instintos de caza (para ellos el olor de la persona que buscan), de presa (la persona extraviada o el figurante cuando entrenan), de cobro (el mordedor y el premio que se les entrega después) y les gusta la gente».
Todos reciben la homologación internacional de la Asociación Nacional de Perros de Salvamento. Explica Caparroso que «el aprobado es un siete. Superan una prueba de obediencia, de obstáculos y de búsqueda en avalanchas, superficies colapsadas o grandes áreas, a pesar de que haya alguien con motosierras en marcha, sirenas.». No se despistan con nada.
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«Hablamos de una vida. Tenemos que dar la garantía de que nuestro perro sabe buscar y la homologación internacional lo certifica», insiste. Ellos se quedan junto a la persona a la que estaban buscando y ladran. Los ladridos y el francés, la lengua en la que se les habla en las batidas, son sus idiomas de trabajo.
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