El idioma común reduce la distancia
La Universidad Internacional de La Rioja utiliza el español como un instrumento de comunicación y formación entre sus 20.000 alumnos de todo el mundo
Diego Marín A.
Miércoles, 29 de octubre 2014, 10:09
Desde su sede en La Rioja, UNIR cuenta con alumnos en todo el mundo, desde Alemania a Paraguay, pasando por Finlandia, China y Mozambique. El 20% son latinoamericanos, por eso cuenta con sedes en México, Colombia, Perú, Argentina, Guatemala y Ecuador. Una de las ideas de la entidad es tener «una tarea tanto de lejanía como de cercanía».
El idioma español ayuda a que la distancia se reduzca, favoreciendo la comunicación. «Internet también colabora a convertir la lejanía en cercanía», explica José María Vázquez García-Peñuela, rector de la UNIR. No obstante, sus alumnos hispanohablantes no solo residen en países latinoamericanos, «contamos con estudiantes que hablan español en todo el mundo», afirma el rector. Por esa razón, en lugar de «educación a distancia» prefieren hablar de «internacionalización».
Para favorecer este concepto, la UNIR ha firmado un acuerdo de cooperación con la Organización de los Estados Americanos que busca «incrementar las oportunidades de formación de los ciudadanos de América» y que, afirma José María Vázquez, «permitirá que nuestra función como institución académica se intensifique, sobre todo con las naciones hermanas que hablan nuestra misma lengua en América». Gracias a este convenio se ha becado a quince alumnos procedentes de países como El Salvador, México y Guatemala.
También se firman acuerdos de financiación propia, se colabora con instituciones y se diseñan cátedras como la UNESCO, ATOS y AENOR. Además, recientemente la UNIR ha sido admitida en el Consejo Latinoamericano de Escuelas de Administración, una de las redes más importantes de Escuelas de Negocio y «un paso más para estrechar lazos con América Latina».
Esto supone un «nuevo impulso» para sus 20.000 alumnos 100% on line repartidos en 18 grados y 57 postgrados. La UNIR también apuesta «por la reflexión» y por eso ha creado la Escuela de Humanidades a fin de humanizar la formación, ofertando grados, másteres, seminarios... con profesores como el escritor Andrés Trapiello y el cineasta Jonás Trueba. «No se puede ser un buen profesional si no se es profundamente humano», defiende Vázquez.