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La autora María Antonia San Felipe.
La voz de Fidel García

La voz de Fidel García

La UR publica un libro de María Antonia San Felipe sobre el obispo de Calahorra y La Calzada de 1880 a 1973, al que el franquismo represalió inventándole una falsa historia de prostitución

europa press

Lunes, 13 de octubre 2014, 17:29

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El Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Rioja ha editado la obra 'Una voz disidente del nacionalcatolicismo: Fidel García Martínez, Obispo de Calahorra y La Calzada (1880-1973)', de la doctora Mª Antonia San Felipe, que cuenta con el prólogo 'Memoria contra el olvido' a cargo del teólogo Juan José Tamayo; y documenta las maniobras del régimen franquista para descreditarle y propiciar su dimisión.

El Ateneo Riojano acoge este viernes 17 de octubre un acto de presentación del libro, a partir de las 20.00 horas, con la presencia de la autora y de Juan José Tamayo, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid.

La obra, publicada con el nº 67 de la colección Biblioteca de Investigación, es una completa reelaboración de la tesis doctoral de Mª Antonia San Felipe -dirigida por el profesor José Miguel Delgado Idarreta-, que es una aproximación biográfica a la figura del obispo Fidel García.

El libro estudia al obispo Fidel García pero no se trata de una biografía al uso sino que el plano de observación es únicamente el de las relaciones Iglesia-Estado en los tiempos convulsos de nuestra historia más reciente. La singularidad del personaje lo convierte en la figura más destacada del episcopado español durante el primer franquismo.

En 1936, como el resto de obispos españoles, apoyó la sublevación militar aunque no la alentó, y también suscribió, aunque con enormes reticencias, la Pastoral Colectiva de 1937 que supuso el aval de la jerarquía católica española al régimen de Franco.

El apoyo al régimen militar no fue tan bien aceptado por el catolicismo europeo como lo fue por el español. Fidel García conoció estas reticencias especialmente en París, desde donde protagonizó un sonado escándalo con objeto de unas supuestamente "falsas declaraciones" realizadas en París y difundidas por la publicación republicana La Voz de Madrid atribuyendo a los aliados de Franco la autoría del bombardeo de Guernica.

Pastoral crítica

De su episcopado destaca especialmente su Pastoral sobre algunos errores modernos, un alegato antinazi firmado el 28 de febrero de 1942 que fue muy mal recibido por el régimen franquista, que ansiaba el triunfo de Hitler en la II Guerra Mundial. La pastoral fue censurada en España pero fue difundida por los Aliados por todo el mundo.

El Foreing Office británico realizó una edición especial de su Pastoral y la difundió por toda la prensa anglosajona, llegó a los EEUU (The New York Times, Evening Star). Es decir, se convirtió en un elemento de propaganda aliada en plena II Guerra Mundial.

Asimismo los movimientos católicos adscritos a la resistencia francesa la circularon por toda Francia. También llegó a México, Argentina, Chile o a lugares tales como Turquía o Sudáfrica. En definitiva, su pastoral sirvió a la causa aliada en la guerra de propagandas contra las fuerzas del Eje y motivo una protesta del embajador alemán von Bergen al gobierno español. Es llamativa la circunstancia de que el sacerdote Jakob Gapp, beatificado por Juan Pablo II, fue condenado a muerte en 1943 en Berlín por alta traición, la principal acusación contra él fue la difusión de la pastoral de Fidel García.

Al silencio y el olvido

  • La difusión interesada de estos hechos, nunca probados, precipitó la dimisión del obispo Fidel García, que en 1953 abandonó la sede calagurritana para recluirse en el monasterio jesuita de Oña. La prensa católica internacional y la de los españoles en el exilio se hicieron eco de esta dimisión buscada por el régimen.

  • Sobre el obispo Fidel García se fraguó desde entonces un manto de silencio y de olvido. Ello no impidió su participación en el Concilio Vaticano II y que sus intervenciones a favor de la libertad religiosa, a la que se resistieron la mayoría de sus compañeros en el episcopado, fueran resaltadas por singulares.

  • La autora, a través del personaje recorre la historia de la Iglesia católica española desde el período republicano hasta el Concilio Vaticano II y muestra la distancia de ésta con el catolicismo europeo, así como, el servilismo interesado con el régimen de Franco y la miopía hacia la evolución social que se había producido en toda Europa.

  • Puede decirse que el objetivo de los enemigos de Fidel García se cumplió y el obispo de Calahorra fue recluido durante años entre los muros del olvido pero este libro rescata al personaje y completa la perspectiva historiográfica del papel de la Iglesia española en los períodos más convulsos de nuestra historia reciente.

Preocupación por la persecución nazi

La singularidad del obispo Fidel respecto a sus contemporáneos españoles radica en que, mientras sus compañeros en el episcopado callaban y consentían legitimando el régimen de Franco -disfrutando de los privilegios que otorgó a la Iglesia católica-, él decidió elevar la voz y se convirtió en una voz discordante en las tranquilas aguas del nacionalcatolicismo.

Fidel García siempre creyó que los aliados ganarían la guerra y sus relaciones con las embajadas británica y estadounidense eran constantes. Era un hombre de una formación y pensamiento claramente tradicionalista que se manifestó claramente contra los totalitarismos, en especial contra el nazismo, mucho antes de que se conocieran los horrores de los campos de concentración.

El libro recorre la perspectiva internacional del conflicto y la preocupación de Fidel García por la persecución que los nazis ejercieron contra los católicos alemanes y holandeses, origen de su alocución pastoral y que la prensa franquista, controlada por Serrano Suñer, ocultaba con la connivencia de la propia jerarquía católica.

Disidente antes que la iglesia

Al terminar la II Guerra Mundial la Iglesia española comenzó a denunciar el nazismo pero para entonces Fidel García era ya un disidente para el régimen de Franco. Esta disonancia con la mayoría de los obispos españoles se materializaría de nuevo al no votar en el referéndum de 1947 sobre la sucesión o al expresar sus preocupaciones sociales en su libro Observaciones económicas, dirigido a los obreros de la HOAC, que tampoco fue bien visto por los censores del franquismo.

En un país que se declaraba católico no podía eliminarse fácilmente a un representante de la Iglesia sin propiciar un conflicto con el Vaticano, algo que el franquismo temía, así que se orquestó otro tipo de venganza. Desde que publicara su pastoral sectores de la Falange habían iniciado una campaña de desprestigio contra el obispo haciendo circular rumores sobre sus supuestas debilidades con "mujeres de mala nota". Las denuncias estaban en manos del propio dictador, Francisco Franco.

Víctima de la trama benéfica

En 1952 se precipita la celada tendida a Fidel García por sectores ultracatólicos y en agosto de ese año, en Barcelona, cae víctima de que lo se denomina la "trama benéfica" del franquismo: el Patronato de Protección a la Mujer de Barcelona, infiltrado por la sociedad secreta denominada la Hermandad de la Sagrada Familia de Nazaret, que contaba con una amplia red de confidentes, realiza una supuesta inspección en un piso de Barcelona donde aseguran que se practicaba la prostitución clandestina con menores y donde sostienen que el obispo se encontraba.

Este libro se introduce, a través de la documentación, en toda esa trama que la autora denomina "la ciénaga moral del franquismo" y demuestra que el documento utilizado como principal prueba de cargo contra el obispo de Calahorra, cuenta hechos totalmente falsos y es más bien una octavilla para ser difundida y desacreditarle.

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