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El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. AFP
Tusk burla el primer paso de Johnson hacia el acuerdo del 'brexit'

Tusk burla el primer paso de Johnson hacia el acuerdo del 'brexit'

El líder británico emprende un viaje a Berlín y París con un plan que nadie en la UE parece apoyar

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Martes, 20 de agosto 2019, 19:36

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El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha rechazado la demanda del Gobierno británico de eliminar el mecanismo acordado con Londres en noviembre de 2018 para evitar una frontera fuerte en la isla de Irlanda «si no se encuentra una alternativa», y cree que el primer ministro, Boris Johnson, está «apoyando de hecho el establecimiento de una frontera dura, aunque no lo admita».

Johnson envió el lunes una carta de cuatro folios al presidente del Consejo, al de la Comisión, Claude Juncker, y a Angela Merkel y Emmanuel Macron, con quienes se entrevistará en las próximas horas, en la que expone las razones del rechazo de la salvaguarda irlandesa y propone una breve negociación para cambiar el contenido del Acuerdo de Retirada.

LAS CLAVES

  • Orden ejecutiva. Londres ordena a sus funcionarios que desde septiembre dejen de acudir a las reuniones de la UE

La respuesta de Tusk fue avalada por una nota de la Comisión a diplomáticos de los estados miembros de la Unión Europea (UE) en la que, según el 'Financial Times', califica como «incorrectas» y «engañosas» algunas afirmaciones en la carta de Johnson. El portavoz comunitario subrayó que el líder británico «no ofrece una solución legal y operativa» para evitar los controles fronterizos.

La canciller alemana, que recibirá este miércoles a Johnson en Berlín, afirmó en el curso de una visita a Islandia, según la agencia Reuters, que, «cuando existe la voluntad de buscar soluciones, se pueden encontrar en un breve periodo de tiempo, y la UE está dispuesta a encontrar una solución». Las palabras de Merkel permitieron a la libra recuperar la caída con respecto al euro que siguió a las de Tusk.

El mecanismo irlandés entraría en funcionamiento si se extiende la negociación de la relación comercial futura. Obligaría al conjunto de Reino Unido a permanecer en la unión aduanera e Irlanda del Norte tendría que aplicar normativas adicionales del mercado común, con el fin de evitar que la linde entre el norte y el sur de Irlanda se convierta sin controles en una vía de ingreso de mercancía ilícita en la UE.

Gestos

Merkel expresó el dilema que plantea el mecanismo irlandés de una manera concisa. «En el momento en el que tengamos unos arreglos prácticos sobre cómo preservar el Acuerdo de Viernes Santo y al mismo tiempo definir las fronteras del mercado común, no necesitaríamos ya la salvaguarda», explicó. Añadió que la vía no es cambiar el Acuerdo de Retirada.

La líder alemana parece confiar en que una redacción distinta de la Declaración Política anexa al Acuerdo, en la que se expresan ahora buenas intenciones para negociar una futura relación comercial muy abierta- más la estrecha colaboración en asuntos de seguridad y política exterior-, tendría la fuerza suficiente para que el Parlamento de Londres deje de temer que la UE le atrapa mediante el mecanismo irlandés en una dependencia por tiempo indefinido y sin tener voz ni voto.

Dada la trayectoria de Johnson, no es posible confiar en su voluntad de llegar a un acuerdo, reiterada en su carta, pero en pasajes de sus discursos y en los cuatro folios enviados el lunes indica que, junto a la exigencia de eliminar la salvaguarda, contrempla abrir, tras el 'brexit' en el 31 de octubre, un periodo de transición en el que se negociaría la futura relación y se estudiarían conjuntamente los «arreglos prácticos» para la frontera irlandesa.

El ministro para la Marcha de la UE, Steve Barclay, ha ordenado a los funcionarios británicos que no acudan a partir del 1 de septiembre a más reuniones de la UE, salvo cuando interesen al Gobierno, y ha firmado la orden ejecutiva que anularía, el 1 de noviembre, la soberanía legal de la Unión introducida en la ley de las Comunidades Europeas de 1972. Es, en la nota que lo anuncia, «una orden para desechar la Ley de Bruselas». Gestos y lenguaje sugieren también que un acuerdo es improbable.

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