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El Ejército sirio despliega el sistema de defensa durante el ataque conjunto con misiles de EE UU, Reino, Unido y Francia :: efe
Trump mantiene las armas «cargadas»

Trump mantiene las armas «cargadas»

El ataque contra el régimen sirio, apoyado por Reino Unido y Francia, permite al presidente de EEUU salvar la cara y demostrar su influencia ante el empuje de Putin

MERCEDES GALLEGO

NUEVA YORK.

Domingo, 15 de abril 2018, 01:02

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El Trump bravucón de Twitter desapareció brevemente mientras caían los misiles en Siria para leer un discurso comedido que justificase el ataque ante sus bases y ante la historia. La dignificación fue efímera, como los relámpagos sobre Damasco.

Al amanecer presumió del ataque «perfectamente ejecutado», declaró el fatídico «Misión Cumplida» que tantos sinsabores causó a George W. Bush en Irak y advirtió al mundo de que su ejército será todavía más poderoso con la inversión que acaba de autorizar el Congreso para los presupuestos del Pentágono. «¡No habrá nada ni nadie que se acerque!», fardó. Por si la advertencia no hubiera quedado clara, para Siria y para el mundo, su embajadora ante la ONU se la deletreó ayer al Consejo de Seguridad. «La hora de hablar se acabó anoche», zanjó Nikki Haley. «He hablado con el presidente esta mañana y me ha dicho que 'si el régimen de Siria usa de nuevo este gas venenoso Estados Unidos ya tiene las armas cargadas'».

El máximo órgano de la ONU fue el escenario del pataleo ruso, que intentó pasar ayer, sin éxito, una resolución de condena para el ataque realizado por otros tres miembros permanentes del máximo órgano de naciones unidas, sin autorización. De haber sido aprobada la resolución hubiera sido vetada por cualquiera de las tres potencias involucradas, pero no hizo falta. Sólo tres países -Rusia, China y Bolivia- votaron en favor de la condena, mientras que la mayoría, ocho, desde Suecia hasta Costa de Marfil, se sumaron a las potencias para votar en contra de la condena y tres se abstuvieron. Se cumplía así, una vez más, la vieja profecía de John Bolton, el embajador más anti ONU que haya tenido EE UU, ahora sentado a la derecha de Trump como Consejero de Seguridad Nacional. Para este halcón, la organización cuyo secretario general no se atrevió ayer a usar la palabra «ilegal» para condenar la insumisión bélica, funcionaría exactamente igual sin las últimas diez plantas de su rascacielos que alojan a los mandos, porque su única función es ayudar a EE UU a cumplir sus objetivos en el mundo.

LA FRASE Donald Trump Presidente de EE UU «¡Misión Cumplida! Fue un ataque perfectamente ejecutado. ¡No habrá nada ni nadie que se acerque!»

El contrapoder ruso había prometido derribar «todos y cada uno» de los misiles que lanzase EE UU, pero Putin sabe bien que Trump necesita salvar la cara demostrando que es duro con Rusia. Con su legitimidad cuestionada por la intromisión electoral de piratas rusos que le ayudaron a ganar las elecciones, el magnate no podrá establecer la cooperación que busca con Moscú hasta que demuestre su voluntad para plantarle cara. El desafío en Siria y la mayor expulsión de diplomáticos rusos de la historia, en respuesta al envenenamiento de un exespía ruso en Londres, le darán las coartadas necesarias para dialogar con Moscú. Un objetivo por otro lado anhelado en todas las esferas internacionales, ya que sólo Rusia puede empujar al régimen de El-Asad a cooperar en las negociaciones de paz que lleva a cabo la ONU en Ginebra. La única esperanza para un conflicto que se ha cobrado ya medio millón de vidas, frente a las 49 del ataque químico que EE UU y sus aliados vengaron el sábado.

Distraer la atención

La operación quirúrgica en Siria sirve también para distraer la atención sobre la incómoda investigación de la trama rusa, avivada estos días con la publicación del libro de su exdirector del FBI James Comey. Además, disipa los temores aliados al nuevo unilateralismo americano y calma a los conservadores de su partido, que ayer alababan la diplomacia de los Tomahawk. «El ataque ha demostrado que, al margen de sus tweets, Trump no es el líder distraído, impulsivo y falto de disciplina que se le acusa de ser», escribió James Jay Carafano, vicepresidente del 'think tank' Heritage Foundation.

La influencia del jefe del Pentágono James Mattis en Trump a la hora de limitar la fuerza para evitar una confrontación global indignó a quienes buscaban una respuesta más contundente al ataque con gases químicos del régimen sirio, según la cuenta de Nikki Haley. «Me preocupa si tenemos o no los generales adecuados con la mentalidad correcta», protestó el senador Lindsey Graham. «Si El-Asad no paga un gran precio seremos nosotros los que lo paguemos».

El Gobierno de Trump considera que el ataque al «corazón de la industria química siria» estuvo «cuidadosamente pensado para evitar bajas civiles» y cumple con la correcta dosis de fuerza y civismo que disuadirá al régimen sirio «y a quienes le ayuden» de seguir usando armas químicas. Después de los 106 Tomahawks lanzados sobre tres instalaciones repartidas entre Damasco y Homs, el Pentágono cree que al régimen solo le quedan «residuos» de su arsenal químico. El mismo del que supuestamente se había deshecho, bajo la supervisión rusa y de la ONU, después de que Obama estuviera dispuesto a olvidarse de su famosa línea roja a cambio de que destruyese el arsenal. «Este presidente cumple sus líneas rojas», enfatizó la embajadora en la ONU, para satisfacción de Trump.

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