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Captura del vídeo de Boko Haram en la que se muestra a varias de las estudiantes que el grupo secuestró en 2014. :: afp
Secuestradas en Chibok se declaran fieles a Boko Haram

Secuestradas en Chibok se declaran fieles a Boko Haram

La milicia nigeriana difunde un vídeo donde estudiantes capturadas en 2014 dicen que no volverán a casa y que se han casado con guerrilleros

GERARDO ELORRIAGA

Martes, 16 de enero 2018, 00:04

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La milicia nigeriana de Boko Haram difundió ayer un vídeo en el que muestra a varias de las jóvenes secuestradas en Chibok proclamando su fidelidad a la banda y demandando a sus padres que se conviertan al islam. En la grabación, una joven vestida con el niqab aparece en primer plano recitando versos del Corán y explica la voluntad colectiva de permanecer con sus captores tras asegurar que han sido «bien tratadas». Diez jóvenes que la flanquean ya han sido identificadas como algunas de las 112 muchachas que aún retienen los yihadistas nigerianos.

La portavoz afirma que nunca regresarán a sus hogares y que han contraído matrimonio con los guerrilleros. Las imágenes muestran a varios niños de corta edad entre las jóvenes. No existe ninguna certeza de que las manifestaciones sean voluntarias o producto del lavado de cerebro y la intimidación ejercidos contra las alumnas.

El próximo mes de abril se cumplirán cuatro años del secuestro por la organización radical de 276 jóvenes estudiantes que pernoctaban en una escuela de educación secundaria en la localidad de Chibok, en el noreste del país. Los radicales habían raptado ya con anterioridad a numerosas personas, pero el número y la edad de las víctimas, menores de edad, otorgaron una gran trascendencia al suceso, que consiguió repercusión internacional y el apoyo expreso, entre otros, de la esposa del entonces presidente Barack Obama y la premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai.

LA CLAVE Tras los comicios, el nuevo presidente aseguró que intentaría acabar con la milicia y liberar a las chicas

La suerte de las rehenes y la existencia de negociaciones con sus captores han sido objeto de numerosas especulaciones a lo largo de estos años. Algunas informaciones advierten que varias fallecieron en ataques aéreos. En junio de 2016 fue rescatada la primera y, gracias a la intercesión de Cruz Roja Internacional y el Gobierno suizo, Boko Haram liberó a 93 en dos intercambios con presos del grupo. El acoso militar contra los extremistas también ha permitido recuperar a otras. La última, Salomi Pogu, fue hallada la pasada semana.

El secuestro sacudió a la opinión pública nigeriana y generó el movimiento popular 'Bring Back Our Girls', que reclamaba una mayor implicación del gobierno en la resolución del drama. Hoy, el país parece haber olvidado la guerra contra Boko Haram, causante de más de 20.000 muertos y casi tres millones de desplazados, aunque los combates y los raptos prosiguen. Ayer también se difundieron vídeos que muestran a mujeres oficiales de policía, secuestradas en junio del pasado año, e imágenes de vehículos artillados luchando contra el Ejército. El líder Abubakar Shekau, al que se ha dado por herido y muerto, también aparece en otra producción en la que revela su intención de continuar la lucha.

El dinero del conflicto

El escenario político y social nigeriano, muy convulso, ha cambiado cuatro años después. Tras ganar las elecciones ejecutivas, el nuevo presidente Muhammadu Buhari manifestó su intención de acabar con la milicia y rescatar a las rehenes, pero sus objetivos no se han cumplido. Las revelaciones en torno a la malversación de los fondos destinados al conflicto se han sumado a las numerosas acusaciones contra la Administración, foco de corrupción.

La crisis económica que sufre la potencia africana, agudizada por la caída de los precios del petróleo, concita ahora la atención de la población. Además, otros problemas de gran envergadura sacuden la vida cotidiana de los nigerianos. Las constantes 'razzias' de los ganaderos fulanis, de filiación musulmana, contra los campesinos, mayoritariamente cristianos, amenazan también la convivencia y acentúan el riesgo de que aparezcan nuevos conflictos armados en otras zonas del país.

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