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Riad busca una salida para el 'caso Khashoggi'

Arabia Saudí prepara un informe donde podría admitir que «algo fue mal» en el interrogatorio al periodista en Estambul

MIKEL AYESTARAN CORRESPONSAL

JERUSALÉN.

Jueves, 1 de enero 1970

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Los días pasan, el paradero de Jamal Khashoggi sigue siendo una incógnita y la presión sobre Arabia Saudí es cada vez mayor. Mientras que en Estambul el equipo investigador turco ha tenido ya acceso a la residencia del cónsul del reino wahabí para seguir con la recopilación de pruebas, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se entrevistó ayer en Riad con el rey Salmán, el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, y el ministro de Exteriores, Adel al-Jubeir. En el transcurso de estos encuentros los dirigentes saudíes le trasladaron que están de acuerdo con «la importancia de una investigación exhaustiva, transparente» y en un tiempo razonable, pero no ofrecieron detalle alguno sobre la marcha de las pesquisas.

En línea con las filtraciones anónimas a los medios, que se producen desde el primer día y que refuerzan la hipótesis del asesinato del periodista en el interior de la legación, la cadena CNN y el diario 'The New York Times' adelantaron que los saudíes trabajan en una coartada según la cual estarían dispuestos a admitir la muerte de Khashoggi como consecuencia de «algo que fue mal» durante el interrogatorio al que le sometieron.

Esta versión de los hechos explicaría las palabras del presidente Donald Trump tras su última conversación con el rey Salmán, cuando puso sobre la mesa la posibilidad de que «elementos descontrolados» habrían podido cometer el crimen. Estos agentes de inteligencia habrían actuado sin el visto bueno del reino y serán quienes deberán pagar por la muerte del periodista, según esta versión de lo ocurrido.

La tensión entre los dos grandes aliados había subido demasiado en los últimos días, en los que Trump amenazó incluso con sanciones a Riad. El viaje relámpago de Pompeo sirvió para calmar las aguas y unir los esfuerzos de ambos países a la hora de encontrar «la explicación menos mala posible», según Frank Gardner, corresponsal para temas de seguridad de la cadena BBC. Batarfi defiende que «el reino nunca ha asesinado a disidentes, ni en casa, ni en el exterior» y se pregunta «¿a quién beneficia este asesinato? Claramente no a nuestro país, que está sufriendo para defender su inocencia». Medios oficiales saudíes apelan a un complot de Irán, Turquía, Catar y los Hermanos Musulmanes para explicar el suceso.

El cónsul abandona Turquía

Después de dos semanas de espera los policías, fiscales y forenses turcos pudieron acceder al Consulado la tarde del lunes y durante nueve horas trabajaron sin descanso. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que durante el registro se investigó de forma especial el uso de materiales «tóxicos» y «cosas que se eliminaron pintando encima» en los últimos días. Según la emisora CNNTürk, los expertos buscaron rastros de sangre y muestras de ADN de Khashoggi empleando luz especial ultravioleta y un compuesto químico llamado Luminol. El equipo accedió a todas las plantas del edificio y el jardín y entre las muestras que se llevó había desde tierra hasta una puerta metálica, según los medios locales.

Los expertos abandonaron el lugar de madrugada y pocas horas después se trasladaron hasta la residencia oficial del cónsul, que poco antes salió del país en un avión comercial rumbo a Riad, según los medios turcos. El pasado día 2 las cámaras de vigilancia no captaron la salida de Khasoggi, pero sí recogieron cómo pocas horas después de su entrada a la sede diplomática un convoy de seis vehículos dejó el edificio y entró en el recinto de la residencia del diplomático.

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