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MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
LA HABANA.
Lunes, 18 de junio 2018, 00:14
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La de ayer fue una elección histórica en una nueva Colombia que votó por primera vez en paz. Iván Duque, el candidato del derechista Centro Democrático (CD) sin apenas bagaje político, y Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá, llegaron a la jornada decisiva con el complicado desafío de unir a un país casi partido a la mitad para afrontar los complicados retos del futuro inmediato. El ganador encontrará gravísimos problemas de desigualdad y pobreza, deberá afrontar el desarrollo de la paz y una galopante corrupción. A las amenazas económicas se suma la tarea más difícil: convivir pese a las profundas diferencias y buscar en el diálogo la forma de canalizar las discrepancias.
Los más de 36 millones de electores colombianos llegaron a las urnas sabiendo que si Petro y su proyecto Colombia Humana obtenían la mayoría de los votos será la primera vez que la izquierda llega al Palacio de Nariño. Pero si las preferencias de los electores se inclinan por Duque y su estilo de vieja política -a menos que una vez en el poder tome distancia de su mentor, el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe-, la izquierda sería la gran fuerza de oposición. En opinión del director de la Fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, el sorpresivo repunte del progresismo que recogían las últimas encuestas publicadas se debe a que el acuerdo de paz con las FARC «disipó el miedo a votar por la izquierda», junto a la «maduración» de estas fuerzas políticas que demostraron su eficacia desde alcaldías de grandes núcleos urbanos y, pese a su minoría, también desde el Parlamento.
Los candidatos y sus aspirantes a vicepresidentas votaron antes del mediodía, invitando a los colombianos a ejercer su derecho en una jornada tranquila y con abundancia de observadores internacionales en la que se presentaron 255 denuncias por irregularidades electorales.
El presidente, Juan Manuel Santos, acudió temprano. «Quiero resaltar que estas elecciones son trascendentales; en la última elección, en la primera vuelta, por primera vez un excomandante de las FARC votó en democracia, ya sin armas, y como líder de un partido político», dijo aludiendo a Rodrigo Londoño, el jefe máximo de la antigua guerrilla reconvertida en partido político.
Iván Duque, de 42 años, acompañado de su familia, depositó su papeleta rodeado de sus tres hijos. Después invitó a «votar por Colombia, por un renacer de nuestro país, por una nueva generación que quiere pasar la página de la politiquería y la corrupción, por unir a nuestro país en seguridad y justicia, por un país de emprendimiento y de justicia social». El ex senador por el uribista CD se presenta como representante de las nuevas generaciones. Es abogado, fue asesor del Banco Interamericano de Desarrollo. Buscando votantes del centro, ha dicho que no hará «trizas» el acuerdo de paz pero sí introducirá cambios en participación política y aplicación de la justicia.
Su rival, Gustavo Petro, de 57 años, entró muy joven en política, fue guerrillero del M-19, firmó la paz en 1990 y se hizo congresista, fue brevemente diplomático en Europa antes de volver al Congreso para elevar su voz durante los dos mandatos de Uribe y denunciar escándalos como la parapolítica o el carrusel en la contratación en Bogotá.
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